miércoles, 10 de noviembre de 2010

El Cazador del Libros (9) Inmersiones científicas

La ya relatada visita de mi antiguo alumno, Adal Mesa, doctor en Astrofísica e incipiente divulgador (al menos por sus pinitos en mi centro) tuvo el efecto en mí de adelantar algún material bibliográfico que tenía en cola. Le di el definitivo impulso al libro de Stephen Hawking “El universo en una cáscara de nuez” (Crítica-Planeta 2002) que llevaba una espera de nada menos que ocho años (algunos libros de mi biblioteca deben tener una paciencia casi infinita). Esta es una continuación, magníficamente ilustrada, de su celebérrimo “Historia del Tiempo”. Terminé un libro muy reciente de Luisa Mª Lara “¿Qué sabemos de Titán?” (Las Catarata 2010) un satélite de Saturno con una atmósfera de metano muy interesante. Adal debería plantearle a esta editorial un título similar: “¿Qué sabemos de la Nebulosa de Orión?”. Esto lo estoy combinando con el maravilloso libro de Brian May, Patrick Moore y Christ Linttot “Bang, la historia completa del universo” (Círculo de Lectores, 2006) que tenía también a medias. Y como hay que variar la dieta estoy enfrascado en el último libro de Mario Vargas Llosa, “El sueño del celta” (Alfaguara 2010) que me está cautivando y al que espero dedicarle un post más adelante.
De vuelta a la divulgación científica, el azar quiso que me topara con un material de primera y no precisamente en formato de libro. El “Universo de Stephen Hawking” es una producción de Discovery Channel que reúne algunos capítulos de lo más sugerentes: “Alienígenas”, que permite plantear algo que hasta hace unos años era un tabú: la posibilidad racional de que existan más formas de vida, desde una bacteria hasta formas inteligentes, basadas en la bioquímica del carbono o vaya a usted a saber en qué. Otra cosa es que podamos llegar alguna vez a contactar, dadas las distancias inimaginables que nos separan (¡qué pena! con lo emocionante que sería un encuentro en la tercera fase). El capítulo “Viajar en el tiempo” nos adentra en el mundo de la relatividad, en el hecho de que el tiempo, la cuarta dimensión, es un bucle que en ciertas condiciones puede ser recorrido en ambas direcciones. Precisamente, si el mago de una lámpara me concediera un deseo no dudaría en pedirle que me convirtiera en un turista del tiempo: ¿qué extinguió a los dinosaurios? ¿murió Napoleón envenenado en Santa Helena? ¿estuvo alguno de los Kennedy implicado en la muerte de Marilyn Monroe? A falta de obtener un nave capaz de viajar al 99% de la velocidad de la luz o de poder fabricar un agujero de gusano, habrá que conformarse con estas ensoñaciones. El último capítulo, como no podía ser menos, relata el origen del tiempo o, lo que es lo mismo, del universo. Siguiendo también la estela que inaugurara con la “Historia del Tiempo” en 1989, poniendo los intrincados conceptos de la cosmología al alcance del gran público, este material audiovisual da un nuevo giro al concepto de divulgación científica. Bienvenido sea.

3 comentarios:

  1. Este tipo de libros sobre ciencia me placen sobremanera. Me llevan donde me consta nunca podría alcanzar. Un fuerte abrazo.

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  2. La verdad que la idea de viajar en el tiempo es tan buena que sin duda, si se descubriera la forma, sería nobel durante varias décadas. Para viajar en el tiempo, yo prefiero los agujeros de gusano la verdad, porque no sé si sabes que al intentar acelerar un cuerpo a la velocidad de la luz la masa del mismo aumenta de forma brutal conforme nos acercamos a ella. Y ya tenemos bastante con los problemas de obesidad de hoy en día. jaja

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  3. Supongo que será un efecto secundario momentáneo y "relativo" ¿no? Si no, efectivamente es mejor abonarse a los agujeros de gusano.

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