jueves, 27 de agosto de 2009

El Aula (3) ¡Vayan preparándose!

La dualidad mente / cuerpo es realmente sabia. Al menos en mi caso, no sé por qué motivo, a finales de agosto ya empiezo a pensar de nuevo en el nuevo curso escolar, en ideas para llevar a la práctica (de las que al final sólo consigo realizar un 50%). Lo que sí tengo claro es que mi querido alumnado de Filosofía y Ciudadanía de 1º de bachillerato va a tener que leerse al menos un ensayo por trimestre y exponer oralmente una valoración del mismo ante la clase. Les pasaré un listado que estoy empezando a confeccionar ya. Tendrán que conseguir el libro de la manera que sea (al final siempre está internet como último remedio). Aviso: no soporto que me pregunten sobre la cantidad de páginas del libro, aunque prometo no colar ningún tomo de la Enciclopedia Británica. Ya sé que eso de las lecturas obligatorias tiene también sus detractores pero ojalá encontráramos otra fórmula. Recuerdo que en C.O.U. (el antiguo equivalente de 2º de bachillerato) algunas de las lecturas de la clase de Literatura Española las recuerdo con mucho cariño: sobre todo “La colmena” de Camilo José Cela, “Luces de Bohemia” de Valle Inclán y “Mararía” de Rafael Arozarena. No es tan traumático, vaya. Un Savater, un Punset o un Onfray (por poner algunos ejemplos) pueden ser igual de gratificantes.
Respecto a la Historia de la Filosofía de 2º de bachillerato, la maldita PAU es un hándicap a superar. A los que tenemos que apechugar con una programación diseñada para hacer desertar al personal de la Filosofía no nos queda otra opción que echarle imaginación al asunto para minimizar los estragos. A estos sufridos alumnos sólo quiero recordarles el consejo que siempre me daba mi padre: “eres joven, puedes con todo”.
Para la “Ética Cívica” de 4º ESO tengo pensado, por aquello de subirse al caballo de las competencias básicas, trabajar por proyectos también de carácter trimestral. El pasado curso ya puse en práctica una experiencia piloto, la creación de un partido político municipal y el diseño de una campaña electoral, cuyos resultados me convencieron de las posibilidades de esta metodología. La “Educación para la Ciudadanía” de 2º ESO es mi gran quebradero de cabeza. Sobre todo porque a ver qué se puede ser con la hora semanal que nuestra queridísima Consejería de Educación de Canarias ha tenido a bien concedernos. Voy a intentar enfocar la cosa quizás desde la perspectiva del “aprendizaje servicio” pero no sé… no sé…

sábado, 22 de agosto de 2009

El Catalejo (4) Memorias de un beduino

Uno de mis objetivos educativos es luchar contra la apatía y la desafección social. Insisto mucho en eso de que somos seres políticos, que no debemos renunciar a intervenir en nuestro entorno y que la condición de ciudadanos es una conquista que debemos defender. Bueno, algo muy parecido supongo a la tarea diaria de tantos profesores. El caso es que a veces uno experimenta un cierto desconcierto cuando te toman por la palabra. Tengo un antiguo alumno, un chico de apenas treinta años, que decidió emprender el camino del ejercicio de la política, o para decirlo con mayor precisión, de la política de partido. Eso está bien. Pero lo que me resulta llamativo del caso es que este chico parece haberse empapado del manual del perfecto político. Quizás tendré que hablar un poco más en el futuro de la necesidad de romper moldes o acercarse a un ideal de mayor autenticidad, cosas tan relacionadas, por otra parte, con la condición joven. Mi antiguo alumno ya detenta un cargo. Usa chaqueta y corbata, saluda a diestro y siniestro y se esfuerza por resultar cercano y preocupado con su interlocutor. Asiste circunspecto a procesiones y a cuantos eventos aseguren la presencia de un fotógrafo. Habla con frases hechas y de la manera más ambigua posible que no suponga compromiso alguno. Tiene un gran futuro por delante.
Me ha venido este caso a la mente después de leerme las “Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados” de José Antonio Labordeta (Ediciones B, 2009). Hay que ver cómo he disfrutado. Sin entrar en temas de índole ideológica estamos ante un político excepcional. Para empezar es una rara avís quien dice lo que piensa, el que no está atenazado por la corrección dialéctica y el que se confiesa como un lego en el mundo de la “alta política”. Su sentido del humor, su perspectiva de hombre con una larga e intensa vida, hacen de este libro una pieza ineludible para los aficionados al género. Labordeta parece la personificación del ideal platónico. Llega al desempeño de un cargo público al final de una larga vida de lucha política y social. No busca notoriedad pública (evidentemente no la necesita) ni le mueven oscuros intereses. Es el resultado de un compromiso “con unas gentes y con un paisaje”, tal y como afirma textualmente. Y como no tiene ningún escalón más que subir, como se sabe ajeno al reparto de ministerios y direcciones generales, como sabe que tan pronto como se entra se sale, puede permitirse el lujo de ser José Antonio Labordeta: el cantautor, el profesor, metido a diputado. ¡Qué soplo de aire fresco el que nos dio un septuagenario!
No sé si mi antiguo alumno leerá este libro. No sé si en materia de formación política se ha ocupado de algo que vaya más allá de los informes y recomendaciones de telegenia del partido. Es probable que las obligaciones de un joven político, de un cachorro del partido con tan grandes expectativas, lo tenga bastante entretenido.

domingo, 16 de agosto de 2009

Cine a solas (5) Tierra y Libertad

Después de 15 años del estreno de “Tierra y Libertad” (¡cómo pasa el tiempo!) y de igual tiempo de que la viera por primera vez, me he vuelto a reencontrar con ella. He vuelto a disfrutar de la magnífica película de Ken Loach sobre la Guerra Civil Española arrastrado por una lectura. El “Homenaje a Cataluña”, de George Orwell, llevaba cinco años de espera en mi cola de libros por leer y por fin le tocó el turno. Una vez acabada la lectura me puse de nuevo la película. Aconsejo vivamente esta experiencia. Se trata de dos monumentos histórico-artístico-literarios. La película de Loach está claramente inspirada en el texto de Orwell. Aunque hay, desde luego, algunas notables diferencias el planteamiento argumental es el mismo: un comunista inglés que se integra en la milicia del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y que asiste como testigo privilegiado de unos sucesos que marcarán indefectiblemente la reciente historia de España. Mientras la retaguardia fascista se mantiene en calma y unificada a base de sangre y fuego en el bando republicano se desata una terrible lucha interna entre los distintos partidos y sindicatos. Un partido minoritario de inspiración troskista como el POUM (y por tanto declaradamente antiestalinista) se convierte en el principal enemigo del poderoso Partido Comunista. El protagonista del libro y la película (en el primer caso, no olvidemos, que se trata de la propia experiencia como miliciano de George Orwell) termina por sentirse desengañado con el PCE y simpatizar con el POUM. La cuestión de fondo es la apuesta de éstos por avanzar hacia la revolución político-social frente a los comunistas que anteponen ganar la guerra contra el bando nacional a cualquier consideración (en consonancia con los postulados de la URSS). Al final, el líder del POUM, Andrés Nin, es asesinado y su partido declarado ilegal. Orwell no sólo narra los sucesos de Barcelona de mayo de 1937, en el que estalla abiertamente en las calles este enfrentamiento, sino que no deja de salir a la superficie su condición de inglés realizando un retrato del país que, en cierto sentido, le hace entroncar con la numerosa literatura de viajeros foráneos sobre España. En la película de Loach destacan dos momentos: la asamblea de vecinos y milicianos en la que se discute sobre la revolución y la colectivización, con ese aire documental tan propio de este director acentuado, incluso, por las numerosas irrupciones del micrófono de ambiente en el plano y la escena final, cargada de dramatismo, donde los soldados del nuevo Ejército Popular de la República apresan a los milicianos del POUM. Así que “Tierra y Libertad” y “Homenaje a Cataluña” constituyen un binomio inseparable de los que hay que disfrutar como un whisky con hielo.

miércoles, 12 de agosto de 2009

El Cazador de Libros (5) Escribir es vivir y otros libros leídos

José Luis Sampedro, “Escribir es vivir” (Mondadori 2007). Este libro recoge la intervención del autor en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en 2003. El curso da pié a Sampedro para hacer un repaso de su vida y su obra. En estas páginas se refleja la calidez del curso, la cercanía con el público, las anécdotas y la enorme carga de emocionalidad. Para los incondicionales de este autor es una cita imprescindible. De este autor sólo me había leído anteriormente “Monte Sinaí” y “El amante lesbiano”. Tengo en lista “La senda del drago”, “Congreso en Estocolmo” y “El mercado y la globalización”. El posfacio a cargo de su colaboradora y compañera, Olga Lucas, termina de poner los pelos de punta cuando narra sus circunstancias personales en el momento de participar en este curso. Tendré que adelantar en la lista de lecturas algunos de los libros de Sampedro pendientes
J.M.Coetzee, “Diario de un mal año” (Mondadori, 2008). Un curioso texto de este premio nobel sudafricano que combina dos voces narrativas con el ensayo. Un anciano escritor contrata como ayudante a una joven que conoce en la lavandería. No lo hace por sus cualidades literarias sino por su atractivo físico. Entre ambos se va fraguando una relación difícil que llega a su cénit con la irrupción del novio de la joven, un tiburón de las finanzas sin escrúpulos. Se supone que las reflexiones sociales y políticas que se intercalan en el texto son las del protagonista / autor. En cualquier caso son tan o más interesantes que la trama narrativa que no deja de ser bastante convencional, por otra parte.
Varios Autores, “Juan Negrín, el estadista” (Fundación Juan Negrín, 2005). Hace cuatro años, la Fundación Juan Negrín organizó una magnífica exposición del que fuera el último presidente de la II República Española. Me fue imposible desplazarme a Las Palmas para ver la muestra que contaba con muy buenas referencias. Hace unos días me topé con el catálogo en el Museo Canario y no dudé en adquirirlo. Pese a algunos pequeños errores de lo que podría ser una defectuosa corrección de galeradas, se trata de un material del mayor interés. Juan Negrín siempre fue para la el bando nacional el traidor al servicio de los comunistas que había entregado el oro del banco de España a la URSS. En este catálogo en el que se cuenta con bastante material inédito del archivo del propio Negrín se desvelan muchas de las claves del último periodo de la República antes de su colapso. Negrín, fiel a su lema “resistir es vencer”, no tuvo otra opción que movilizar los recursos monetarios del país con el objetivo de obtener equipamiento militar y bienes de consumo para poder apurar cualquier opción de victoria. La política de apaciguamiento con Hitler del Reino Unido y Francia no dejaba otro camino que el de la URSS de Stalin que actuó, por otra parte, defendiendo intereses propios. El catálogo aborda también otros aspectos no menos relevantes como su faceta de médico investigador o su talante humano. En cualquier caso asistimos a una muy interesante reivindicación de este político canario.
Emmi Hahnefeld, “Luchar para vivir. Mi infancia y juventud en Berlín durante la II Guerra Mundial” (El Museo Canario, 2007). De reciente visita al Museo Canario de Las Palmas (visita siempre obligada) me encontré en su librería con lo que me pareció una curiosidad. Este libro estaba publicado dentro de la prestigiosa colección “Viera y Clavijo” que suele tratar de temas de temas de historia y cultura canarias. Así que el tema parecía una rareza pero avalada por la institución. En efecto, la lectura de este libro es una auténtica sorpresa. Emmi Hahnefeld es hija de un comerciante alemán y de una canaria perteneciente a la pequeña burguesía de Las Palmas. En su infancia, en una de sus periódicas visitas a Berlín, ciudad natal de su padre, queda atrapada por la guerra. La vida de la pequeña Emmi se narra con una enorme pero efectiva sencillez. Destaca las vivencias de los bombardeos, la vida en los refugios y, sobre todo, los terribles momentos de la entrada de las tropas soviéticas en Berlín y los días de horror subsiguientes (sobre todo para las mujeres). La vuelta a Las Palmas, una vez terminada la conflagración, muestra también los padecimientos de la posguerra en las islas.

lunes, 10 de agosto de 2009

El impertinente (6) ¡Ya tenemos reina!

Les adjunto mi última colaboración con la Revista Tangentes. Se trata, en el fondo, de un tema muy veraniego:

No pretendemos hablar aquí de la monarquía. Bueno, quizás de otro tipo de monarquía más festiva. Ahora con el verano asistiremos a un carrusel de coronaciones de reinas de mil fiestas. Detrás de la aparentemente inocente expresión “¡ya tenemos reina!” se esconde una ideología aviesa.
Vaya por delante mis respetos a esa legión de chicas que sueñan con la fama a través de su momentánea coronación y a sus padres que se estremecen con la belleza de sus hijas. Pero quiero lanzar las siguientes cuestiones: ¿hasta qué punto les hemos robado la infancia a los niños? ¿es verdaderamente sano, adecuado para su propia educación, que se las someta al escrutinio de un grupo de adultos que sopesan sus medidas, proporciones, andares y gracias? ¿qué mensaje les estamos dando? ¿qué valores ponemos por encima de otros?
Nos empeñamos en entronizar lo superficial. Desde hace mucho tiempo se considera que las chicas tienen una “tendencia natural” a la coquetería y pasión por el estilismo. En realidad no hacemos otra cosa que condenarlas a desempeñar el rol que tenemos pre diseñadas para ellas. Lo mismo vale para los chicos. No estaría mal, para empezar, que dejáramos de lanzarlos al escenario para competir entre ellos como pequeños gladiadores de nuestro tiempo.
Los papás y las mamás lloran de emoción cuando suena el “Pompa y Circunstancia” (sí, esa musiquilla que se asocia a la coronación) y su hija avanza entre sollozos y gestos de “no puedo creérmelo” para ser designada como próxima reina de las fiestas. Una foto gigante presidirá el salón de casa. Por aquello de la igualdad se han sumado al carrusel la elección del chico más guapo, del míster de turno. Hay que asistir al desfile de muchachos con estudiadas poses de guardaespaldas, pelos pincho, exhaustivas depilaciones y tabletas de chocolate abdominales en sentido creciente. Qué difícil tiene que ser la elección entre tanto clon. Si en la modalidad masculina como femenina se cuela algún despistado o despistada, alguien que no está al nivel por su altura, volumen o rasgos físicos, despierta enseguida la compasión del público. El comentario más benévolo puede ser “pobrecito/a: dejémosle que se haga la ilusión”.
Por otra parte, y como contrapunto a esto, cada vez se hace más complicado extender entre los jóvenes el valor del esfuerzo, la solidaridad o el amor por la cultura ¡qué cosas digo! En cualquier caso no es culpa de ellos. Este mundo en el que viven se lo hemos diseñado los adultos. Esos mismos adultos que cobran a precio de oro una botella de agua en la discoteca porque saben que eso aumenta el efecto de las pastillas o que utilizan como reclamo el cuerpo de unas chicas y promesas de relaciones para atraer al piberío a su local. ¿Les importan los jóvenes? ¡No! Sólo hacer caja. ¿A los programadores de televisión les importan los jóvenes? ¡No! Sólo el nivel de audiencia. ¿A los padres que mandan a sus hijas a los concursos de belleza y a las mil y una elecciones de reinas les importan sus hijas? Seguramente sí. Pero quizás no se han detenido a sopesar las consecuencias.
Francesco Tonucci, quizás el último de los grandes pedagogos vivos, promueve desde hace años un proyecto internacional denominado “La ciudad de los niños”. Plantea, entre otras cosas, repensar la ciudad y las relaciones sociales poniendo como prioridad la protección y la promoción de la infancia. Ahora mismo las ciudades están pensadas sólo desde la perspectiva de los flujos económicos que se dan en ella. Desde este punto de vista todos los agentes sociales, todos los vecinos, deben entenderse como educadores. Acuérdense, además, de aquel proverbio africano que decía que “para educar a un niño hace falta la tribu entera”. La educación de la infancia no es sólo responsabilidad de los padres y los maestros (aunque éstos, sobre todos los primeros, tienen una responsabilidad primordial, claro está) sino de la sociedad entera. Cuando un niño entra en un comercio el tendero tiene una responsabilidad sobre él. Cuando los niños juegan en la calle todos los transeúntes deben velar por su seguridad. Cuando estamos con niños delante todos deberíamos cuidar nuestro lenguaje y nuestras formas si de verdad nos importara la educación de los mismos. Pero, de verdad, ¿ocurre esto? ¡qué bonita utopía “la ciudad de los niños”! ¡cuánto se aleja cada vez que vemos a las candidatas aparecer en el programa de las fiestas!

domingo, 2 de agosto de 2009

Arte a todas horas (3) Lawrence Alma-Tadema

Por fin lo conseguí. Llevaba tiempo detrás de un buen libraco sobre Lawrence Alma-Tadema (1836-1912). Siempre que visitaba las tiendas de algún que otro museo procuraba fijarme en algún material sobre este pintor victoriano. Pero nada. Al final, terminé encontrando una magnífica edición de Phaidon (R.J.Barrow, 2008) en una pequeña librería cercana a mi casa. Quizás fuera el libro el que viniera a mí. Alma-Tadema era un pintor enamorado de la Antigüedad Clásica. Fue un gran erudito de este periodo y su obra es una gran recreación de la misma. Ya a finales del siglo XIX, con el surgimiento de las vanguardias artísticas, este tipo de pintura se consideraba como academicista y decadente. Y quizás lo fuera. Parece que, junto a los pre-rafaelistas (otras de mis pasiones), empieza un nuevo interés por este tipo de pintura. Ciertamente, la intención de Alma-Tadema no era conseguir una reproducción fiel de los episodios históricos que fueron objeto de su interés, si no, más bien, una visión idealizada e incluso afectada (muy del gusto de la época). Sus cuadros parecen en ocasiones decorados de una película de Cecil B. de Mille. A mi me ayudan a soñar. A pesar de sus muchos detractores siempre que algún editor quería ilustrar algún volumen de Historia Antigua no dudaba en recurrir a alguna ilustración de este pintor. Además, es un pintor muy recomendable para los calores del verano. Y si no, prueben.