sábado, 30 de mayo de 2009

Pasión por la música (2) Ana Alcaide

Hay ciudades con un encanto especial y Toledo ocupa un lugar destacadísimo entre ellas. En mi última visita por la Ciudad de las Tres Culturas guardo un encuentro muy especial de un breve pero intenso encuentro con una joven música que tocaba un instrumento antiguo en una esquina de la Calle de Santo Tomé. A Ana Alcaide es habitual verla tocar en distintos rincones de Toledo en una perfecta simbiosis. El todo que forma, asimismo, con su viola de tecla (instrumento de origen sueco) hace que cualquier espíritu sensible no tenga más remedio que hacer un alto en su camino. Su música de inspiración sefardí se funde con esa ciudad milenaria. Hablé unos minutos con ella y pude atisbar la chispa del genio creador. En estos tiempos de productos musicales clónicos y enlatados, de ingeniería discográfica y de grupos y cantantes que surgen y desaparecen en despachos de ejecutivos, resulta un deber para todos aquellos que tratamos de resistir frente a la estupidez generalizada difundir a artistas como Ana. Compré uno de los discos que ofrecía, Como la Luna y el Sol, y durante unos días me produjo una constante evocación de muchos de los rincones toledanos que acababa de visitar. Después de visitar su web http://www.anaalcaide.com/ se entera uno de algunas cosas curiosas, como que Ana Alcaide es una bióloga y que gracias a una beca de estudios, viajó a Suecia y conoció la Nyckelharpa ó Viola de Teclas, un instrumento medieval minoritario de origen sueco. Cuando acabó la carrera de Biología, Ana optó por retomar sus estudios de música en el Conservatorio y siguió estudiando Violín, instrumento que empezó a tocar de pequeña. Actualmente Ana finaliza sus estudios superiores de música en Malmö Academy of Music, Universidad de Lund (Suecia). Compagina sus estudios musicales en el extranjero con su vida en Toledo, ciudad donde reside desde hace siete años y que es fuente cotidiana de inspiración para su música y su interés por antiguas tradiciones y culturas.

jueves, 28 de mayo de 2009

Acción Solidaria (2) Proyecto Música Solidaria

En estos tiempos que corren las acciones de educación y sensibilización intercultural son casi una obligación ética. En este marco de crisis global quienes terminan por pagar el pato son siempre los sectores más desfavorecidos y entre estos sectores sin duda alguna el de los inmigrantes ocupa lamentablemente un lugar destacado. En esta entrada queremos destacar un proyecto que merece todo el reconocimiento. Se trata del proyecto Música Solidaria, que tiene como objetivo propiciar la integración de menores inmigrantes no acompañados a través del ejercicio de su propia música. En mi centro educativo tuvimos la oportunidad de realizar el pasado mes de febrero un encuentro con este grupo que dejó una sensación inmejorable en toda la comunidad educativa. Fruto de este encuentro surgió la necesidad de apoyar este proyecto, formando con el Comité de Solidaridad una batucada y adquiriendo instrumental africano para su propia dotación. El corolario, por lo menos hasta la fecha, de este proyecto ha sido un nuevo encuentro entre el alumnado realejero y el grupo de menores africanos. En el mismo ambas formaciones interpretaron por separado su repertorio para terminar mezclados en un auténtico ejercicio de catarsis colectiva. La parte saharaui del grupo nos regaló una danza autóctona en recuerdo del reciente viaje de centros de la Red Canaria de Escuelas Solidarias a los campamentos de Tinduf. Nosotros les correspondimos regalándoles una parejas de tambores djum djum comprados directamente a una proveedora senegalesa. Al final el resultado era el previsible: una corriente de empatía y afinidad que termina por estrechar los lazos de jóvenes que comparten más cosas de las que parece. Son muchos los centros de la RCES que vienen realizando actividades de este tipo trabajando muchas veces contracorriente y haciendo realidad una educación comprometida con los Derechos Humanos.






miércoles, 27 de mayo de 2009

El impertinente (2) “La Guagua Atea”



Reproduzco el artículo aparecido en la Revista Tangentes Nº 11 del pasado mes de abril, en el que planteo el tan traído y llevado tema de la laicidad. Saludos.


“Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. Carteles con este mensaje se pasean en guaguas de algunas capitales españolas. En realidad, ni siquiera deberíamos calificar a este cartel de ateo, todo lo más de agnóstico. Que una iniciativa de este tipo haya levantado tal polvareda es un indicio de que aún queda mucho camino por recorrer en la “reserva espiritual de occidente”. Que un colectivo de ciudadanos exprese gráficamente sus dudas sobre la existencia de Dios provoca ríos de tinta que nada tendría que ver si el mensaje fuera una exaltación de Escrivá de Balaguer o la próxima visita de la Virgen de Candelaria.
En los últimos años, el proceso de secularización que se ha vivido en España ha empezado a delimitar los espacios que deben ocupar las confesiones religiosas organizadas y el resto de la sociedad civil y sus instituciones. “A Dios, gracias”, lejos queda ya la época del catolicismo obligatorio. Pero aún subsisten signos de la antigua connivencia. A muchos políticos les sigue gustando mostrarse detrás de una procesión y todavía hay quien cree que acompañado santos se arañan votos. No falta quien confunde la beatería con una cualidad política. La promiscuidad entre las instituciones del Estado, entre las que se encuentran las municipales, y una confesión religiosa, la que sea, resulta inquietante.
Hay pueblos donde se celebra medio santoral. Campanadas en las vísperas, al romper el alba, voladores a todas horas, dianas floreadas a las siete de la mañana, procesiones (con publicidad incluida o sin ella)… La mayoría de la ciudadanía que pertenece, según las estadísticas, a ese nebuloso grupo de los creyentes pero no practicantes, los que no pisan la Iglesia sino es para primeras comuniones, bautizos o funerales, los que no se pronuncian, los agnósticos y ateos –que ganan terreno cada día- tiene que aceptar esa ocupación constante del espacio público. Vale, habrá que hacer el esfuerzo. Pero ¿estamos preparados para el caso de que en el futuro un grupo de ciudadanos pretenda construir una mezquita en uno de nuestros barrios? ¿pondríamos pegas a que la comunidad china celebre su año nuevo en una de nuestras plazas? ¿o que una confesión minoritaria solicite permiso para realizar un acto público en la calle con prohibición de circulación y estacionamiento para los coches incluida? En una sociedad democrática como la nuestra y desde una sana perspectiva laica no debería haber ningún impedimento.
Tendremos que ponernos de acuerdo, de todos modos, sobre los límites de la expresión pública de una confesión religiosa, por muy mayoritaria y tradicional que sea. No pretendemos que los creyentes vivan su opción personal de las puertas de su templo para adentro pero de ahí a considerar que la esfera pública les pertenece por derecho va un largo trecho. El futuro pasa por el respeto mutuo, desde luego, pero también por el pacto sobre los límites. Al autor de este artículo, por ejemplo, le gustaría no tener que despertarse sobresaltado por repiques de campanas a deshoras o voladores en formas de aleluyas. ¿Hay que exiliarse para eso?
El Estado Laico surgió como única forma de garantizar la convivencia en paz de los diferentes, tal y como afirma el sociólogo Díaz-Salazar. Pero la jerarquía eclesiástica ha querido ver en esto un ataque a su propia línea de flotación. Pretende seguir desempeñando un papel determinante en los debates morales y sociales, como han venido haciendo durante siglos. Ciertamente, tienen todo el derecho del mundo a pronunciarse pero en la misma medida que lo tiene cualquier otro colectivo. Del mismo modo que los no creyentes tenemos que aceptar campañas en las que se cuestiona la capacidad de las mujeres para decidir sobre la interrupción del embarazo, que el Papa rechace el uso de preservativos en un continente africano azotado por el sida o que se le ponga todo tipo de trabas a la experimentación con células madres que podrían dar un halo de esperanza a muchas personas enfermas éstos deben aceptar las expresiones sobre todo lo contrario. Supongo que es difícil aceptar que a uno ya no le reconocen, el Estado en este caso, la propiedad exclusiva de la Verdad y del juicio moral. Pero la misión del Estado es de mucho más calado: asegurar la libertad de la ciudadanía, la convivencia y el respeto a la pluralidad.
¿Se imaginan una guagua por estos lares con el mensaje “Dios ha muerto”? Tampoco habría que rasgarse las vestiduras por eso. Al fin y al cabo todo el que haya estudiado 2º de Bachillerato sabe que esa era la afirmación fundamental de Nietzche y todavía no tenemos noticias de que a estos miles de alumnos se les haya sometido a un exorcismo.

martes, 26 de mayo de 2009

El cazador de libros (2) “Anatomía de un instante” y otros libros leídos

Queridos lectores, me apetece compartir con ustedes mi última tanda de libros leídos, por si coincidimos en alguno de ellos:
“Anatomía de un instante” de Javier Cercas (Mondadori, 2009). El libro, que al parecer, se ha leído toda la clase política española. Y no es para menos. Es un libro que atrapa. A partir de la imagen congelada de Adolfo Suárez, soportando estoicamente la humillación a la que el del tricornio sometió el 23 F a la democracia española, Cercas construye un relato apasionante de los antecedentes del golpe, el desarrollo y los entresijos del mismo. En realidad es como una gran síntesis de los materiales disponibles pero en la que el autor no deja de mojarse con interpretaciones personales y con sus filias y sus fobias. Una cosa que no termino de encajar es una cierta reiteración en determinadas palabras. Por ejemplo: no sé cuántas veces llama “chisgarabís” a Suárez o se refiere al “Pequeño Madrid del Poder”. Ignoro si es una cuestión de estilo u otra cosa. Algún capítulo me atrevo a decir que sobra y resta ritmo al conjunto del libro. Aún así, una vez que se empieza, no se puede dejar.
“El profesor en la trinchera” de José Sánchez Tortosa (La Esfera de los Libros, 2008). Javier Sánchez es profesor de Filosofía en un centro de secundaria madrileño. En este libro nos cuenta las impresiones que muchos docentes tienen a diario pero que sólo a este avispado compañero se le ha ocurrido sistematizar. El subtítulo no tiene desperdicio: “la tiranía de los alumnos, la frustración de los profesores y la guerra en las aulas”. Que la cosa en la educación no está para tirar cohetes es de sobra conocido y que esto es reflejo de cómo se está poniendo el medio social es una obviedad. El autor centra su análisis en el triángulo profesorado – alumnado – padres. Una relación cada vez más problemática por los cambios socioculturales de los últimos años y que ha puesto en cuestión el modelo estándar de la escuela. Se echa en falta, de todos modos, alguna referencia a la organización escolar o al papel de la administración educativa como elementos también a tener en cuenta. Un libro para polemizar en la sala de profesores o en la cafetería del centro, que nunca viene mal.
“La escuela de los filósofos”, recopilación de Denise Despeyroux (Océano, 2008). Un libro sin pretensiones para el gran público o para los amantes (como es mi caso) de coleccionar materiales divulgativos. El único interés reside en la selección de 100 pensadores a cargo de Despeyroux y en las citas que les acompaña. En ese sentido son todos los que están pero no todos, lógicamente, los que son. Un libro bien editado que se suma a la cada vez más abundante producción de filosofía para todos los públicos.

lunes, 25 de mayo de 2009

Filosofía de la Mañana (2) Vuelven a la carga

Anuncian la enésima desaparición de la Filosofía. Esta vez parece que la cosa empieza por la Comunidad de Madrid y las alarmas, cual gripe A, han saltado de nuevo. No nos queda más remedio que volver una y otra vez sobre este tema. Los lobos rondan la presa y no la soltarán hasta que den buena cuenta de ella. ¿Cómo quitarse de encima una cosa, esto de la Filosofía, que les sobra? Una materia que no evalúa el informe PISA, que no es productiva (al menos como la grey dominante entiende lo de productivo), que trata de temas que nadie (¿nadie?) entiende. Hay que ir socavando el terreno poco a poco hasta que esta materia desaparezca por inanición. Ese espacio horario es un botín muy codiciado. En Canarias las mentes pensantes de la administración suelen esperar a ver las tendencias. No suelen caracterizarse por la innovación precisamente. Así que estarán atentos a la movida en la Comunidad de Madrid y al posible efecto dominó posterior. Parece que la peña se ha organizado esta vez y han montado una contraofensiva. Les adjunto este enlace para más información: http://www.filosofia.net/materiales/manifiesto.html
Precisamente, el pasado mes me invitó mi admirada Ana Hardisson a participar en una mesa redonda en el Ateneo de La Laguna con el título “La Filosofía en las Aula: presente y futuro”. Asistieron una treintena de personas, muchas de ellas estudiantes de la Facultad de Filosofía y algunos profesores de la misma. Siempre es grato volver a sentirse en medio de este ambiente (sobre todo con la visita posterior al “Tocuyo” donde el “vino con vino” me hizo rejuvenecer 20 años). En realidad, lo que uno pueda decir no es sino un paréntesis a la disertación de Ana, quien ha participado tanto del mundo de la docencia universitaria como de la enseñanza secundaria. Entre otros temas, se planteó, como siempre, la sempiterna cuestión del lugar de la Filosofía en la escuela.

Todos estamos de acuerdo en su potencial como foco de formación de ciudadanía, en su armazón crítico, en su despliegue intelectual y su carácter interdisciplinar pero debemos preguntarnos, además de las razones expuestas más arriba, si tenemos (el colectivo del profesorado, las facultades de Filosofía) algo que ver con ello. Ya nos enseñó Kant que la Razón debe partir de su propia autocrítica. Así que, en primer lugar, debemos reconocer que tenemos una acusada tendencia a constituirnos en un reducto extraño en los centros, convenientemente protegidos en nuestras torres de marfil, encantados con nuestras abstrusas disquisiciones (tanto con el alumnado como con los compañeros), con nuestro autoconcedido papel de guardianes del saber. Detrás de cada profesor de Filosofía anda toda una escuela de pensamiento en la que no cabe la más mínima matización. Nos encanta el papel de lobos esteparios, con un leve toque nihilista, muchas dosis de escepticismo y unas gotas de cinismo para las ocasiones especiales. Y así nos va. Está claro que esta no es sino una generalización mal intencionada. Ahora mismo me vienen a la cabeza más de un ejemplo de todo lo contrario pero… El día que bajemos de la higuera empezará a quedar claro que detrás de las grandes palabras hay una palpable realidad.

domingo, 24 de mayo de 2009

Acción Solidaria (1) Esperanza en los tiempos oscuros

Estamos en Canarias en el año 2009. Toda Canarias está ocupada por los romanos… ¿toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles solidarios resiste todavía y siempre al invasor. Efectivamente, en estos tiempos de hibernación docente, de hastío y oscurantismo resulta verdaderamente sorprendente que aún quede un grupo de locos que resista la llegada de mejores tiempos para la educación. Se celebró el pasado mes de abril, en el municipio de Telde el XIV Encuentro de la Red Canaria de Escuelas Solidarias. Un acto realizado contra viento y marea, contra los que nos quieren silenciados, contra los mercaderes de la educación que sólo entienden de balances contables. La última representación de la escuela que se entiende a sí misma como foco de ciudadanía, como ejercicio de valores democráticos y solidarios, se resiste a morir. Ahora que las mesnadas están en retirada, ahora que todo lo impensable resulta posible, ahora que el profesorado tiró la toalla, ahora que la pírrica victoria de quienes les sobraba una escuela participativa es ya una realidad, es cuando los últimos de Filipinas se aprestan a pasar el invierno. Pero que nadie dude que mañana volverá a amanecer. Mañana la escuela será pensada de nuevo por los que verdaderamente viven la educación. Mañana la escuela será de nuevo solidaria o no será.

viernes, 22 de mayo de 2009

Pasión por la Música (1) Cantar Haydn

Después de tres años de abstinencia vocal acabo de retomar mi faceta de cantante coralista aficionado (barítono) en una de las mejores formaciones de Canarias en este género, todo hay que decirlo, la Coral Reyes Bartlet de Puerto de la Cruz. El proyecto en el que participo es la Harmoniemesse de Joseph Haydn. Fue estrenada en 1802 y está considerada como la mejor de las misas compuestas por este célebre músico. Se trata de una pieza religiosa creada para honrar el santo de la princesa María Josefina Hermenegilda Esterházy, esposa del príncipe Nicolaus II, mentor de Haydn. Aunque se trata, por tanto, de una obra de encargo es el reflejo de un Haydn maduro y pleno de facultades, no en vano posee una amplia sección de vientos para los cánones de la época y goza de una enorme expresividad.
Sólo quienes han tenido la experiencia de tocar un instrumento, cantar o bailar en un grupo conocen esa sensación tan particular que proporciona un acto de creación o interpretación colectiva. El proceso, en lo que respecta a una coral como esta, suele empezar con la primera toma de contacto con la obra: una pequeña audición con la partitura delante y las observaciones pertinentes por parte del director. Luego empiezan los ensayos por cuerda, con el jefe de cuerda al frente, en los que el coralista tiene que haber estudiado previamente las partes a ensayar. El siguiente paso es la conjunción de las voces masculinas por un lado y las femeninas por otro. Después se pasa al trabajo con todo el coro. Este es el momento en el que más suelo disfrutar y también en el que hay que mantener el mayor nivel de concentración posible. Aquí ya no se dispone del apoyo del piano y hay que atender a las instrucciones sobre dinámicas y matices interpretativos. Es el momento en el que todas las individualidades deben fundirse en una unidad casi perfecta. Si se trata de una obra con orquesta, como es este caso, el último peldaño es el ensayo con la misma. No suelen ser más de dos o tres sesiones por lo que prácticamente aquí sólo se trata de balancear adecuadamente el sonido y conjuntar instrumentos con voces. Ya está todo preparado para la presentación del resultado final al público. Si todo se ha hecho bien el éxito está asegurado.

miércoles, 20 de mayo de 2009

El cazador de libros (1) Cacería en el Puerto

Un auténtico cazador no suele compartir sus zonas de caza pero, en fin, como no se le puede poner puertas al campo… Creo disponer de un buen olfato que me avisa de la presencia de libros cazables en las cercanías. Paseando por el Puerto de la Cruz, el pasado sábado por la mañana, detecté a lo lejos, en un rincón del viejo muelle, un mercadillo. Las moléculas que se desprendían de los libros invitaban a acercarse. Era un puesto benéfico del Club de Leones. Entre las cosas amontonadas había un par de cajas de libros. Lamentablemente había otro cazador en la zona y creo que se hizo también con algunas buenas piezas. Inesperadamente también yo hice estragos. Paso a relatar el sangriento resultado:
- “Narciso y Goldmundo” de Herman Hesse (Edhasa, 1997). Entre los 16 y los 18 años tuve una auténtica pasión por Hesse. Leí Siddhartha, El Lobo Estepario, Demian y Lecturas para minutos. Desde entonces no he vuelto a leer nada de este premio nóbel. Este "Narciso y Goldmundo" es una novela de 1930 de cierto contenido filosófico.
- “Viajes” de Marco Polo (Óptima, 1997). Un clásico indiscutible. Lo ojearé un poco.
- “La velocidad de la luz” de Javier Cercas (Tusquets, 2005). Acabo de terminar “Anatomía de un instante” (que ya comentaré) y tengo en lista de espera su “Soldados de Salamina”.
- “Una soledad demasiado ruidosa” de Bohumil Hrabal (Destino, 2000). Un autor desconocido para mí. Ojeando el libro veo que se trata de un autor checo, censurado a partir de la ocupación soviética de 1968 y que trata de un trabajador que tritura papel y reproducciones de cuadros en Praga. Para los enamorados como yo de la capital de la República Checa, prometedor.
- “Objetivo Moscú” de Claude Bertin (Amigos de la Hª, 1974). Un libro correspondiente a una colección sobre la II Guerra Mundial aunque una edición extraña, tiene un preocupante aire a lo “Rider Digest”.
- “Historia de la Farmacia” de Cowen y Helfand (Doyma, 1990). Se trata de un libro de grandes dimensiones patrocinado por una corporación farmacéutica. Tiene una gran cantidad de ilustraciones, carteles y grabados. Muy interesante para cualquier amante de la Hª de la Ciencia.
Lo realmente espectacular de esta cacería fue el precio del total de los libros: ¡5 euros! por todo este género. Es el sueño del bibliófilo: los mejores libros al menor precio.
De camino a casa pasamos por un centro comercial. Después de hacer algunas cosas completamente superfluas y prescindibles, como comprar alimentos y otras fruslerías, decidí rematar la faena regalándome otro libro:
- “Guía del autoestopista galáctico” de Douglas Adams (Anagrama, 2008). Se trata de un libro de ciencia ficción del que había leído algunas muy buenas referencias últimamente. Adams (1952-2001) es, por lo visto, un autor de culto en este género en los EE.UU. A ver qué pasa.

lunes, 18 de mayo de 2009

Filosofía de la mañana (1) Nietzsche y PAU ¡qué maridaje!

Muchos compañeros/as saben que pertenezco a la facción de los que consideran que el actual currículum de Filosofía II de 2º de Bachillerato y la prueba de PAU correspondiente son un pesado lastre que condiciona sobre manera nuestro trabajo docente. Claro que todo depende de los objetivos que tengamos como profesores de Filosofía, la lectura que hagamos de lo que debiéramos conseguir con nuestro alumnado, del potencial que tiene nuestra materia. Un currículum que lleva por lo menos 15 ó 20 años inalterado en lo esencial da que pensar. Alguien podría decir que una disciplina milenaria como la nuestra se caracteriza precisamente por eso, por su inalterabilidad. ¡Vaya, de nuevo otro ejemplo de egipticismo! como diría Nietzsche. Centrar un programa en 5 ó 6 autores de manera intensiva y trabajar directamente con textos de filósofos clásicos con alumnado que en su gran mayoría no ha tenido contacto previo con el género ensayístico (y en no pocos casos con ningún otro) resulta una suerte de temeridad. Por lo visto no hay forma de hacer otra cosa. ¿No será que la inercia de hacer lo que se ha hecho siempre pesa demasiado? Lo dejo aquí.
En otro orden de cosas, como mayo es el mes nietzscheano, en este calendario particular del profesorado de Filosofía (¿tendrá que ver con el esplendor de la primavera?), estoy enfrascado en dos lecturas alusivas: la biografía de Lou Andreas-Salomé, escrita por H. F. Peters y “La vida arrebatada de Friedrich Nietzsche” de Franz Overbeck, recién editado por Errata Naturae. La primera es una biografía clásica escrita en 1962. Lleva por subtítulo “Mi esposa, mi hermana”. Por cierto, hasta hace poco tenía una modesta edición de bolsillo de Plaza y Janes de su colección “El Arca de Papel” de principios de los 70. La regalé y la sustituí por una más elegante que Círculo de Lectores sacó en el 2005. Es un libro que se lee muy agradablemente. Siempre me ha fascinado esta mujer y es que era una persona excepcional. No era de extrañar que Nietzsche quedara prendado desde el primer momento. Seguramente a sus ojos representaba el ideal de superhombre (¿o supermujer?). Era un ser que vivía con intensidad dionisiaca, más allá de la moralina de su época, y tremendamente guapa. Una mujer con una enorme sed de saber, que supo extraer de quienes se rodeó lo mejor de ellos mismo y que, aunque no parece que en ningún momento pretendiera tal cosa, terminaban irremediablemente tendidos a sus pies. De su fortaleza dice mucho el que soportara estoicamente los ataques públicos de Elizabeth Nietzsche. En el libro Nietzsche aparece como un ser sufriente y atormentado, capaz de cualquier cosa con tal de disfrutar de la compañía de Lou. La fotografía en la que se retrató tirando del carro cual caballo, junto con su amigo y rival Paul Rée, mientras Lou los fustiga con un látigo parece que fue idea del filósofo. De alguna manera simbolizaba la superioridad de la joven frente a los dos personajes. Por cierto, Lou murió en Göttingen en 1937 y la Gestapo aprovechó para, poco después, quemar su biblioteca.
Por otra parte, el libro del teólogo Franz Overbeck es el libro de un amigo que trata, de alguna manera, de justificar y exculpar el comportamiento excéntrico de Nietzsche (como si lo necesitara). Resulta, en todo caso, un buen contrapunto del libro de Peters.

Cine a solas (1) Festival de Cine Ecológico de Puerto de la Cruz

Ahora que se ha retomado el Festival de Cine Ecológico de Puerto de la Cruz me viene mi padre a la memoria. Santiago Marrero fue durante muchos años taquillero, portero y acomodador de los cines de Puerto de la Cruz (tres llegaron a haber en su momento: Olimpia, Chimisay y Timanfaya). Cuando se inició la andadura de este Festival tanto él como los demás compañeros solían sentirse, sobre todo en las primeras ediciones, como empleados de un cine de Cannes. Mi padre se ponía particularmente nervioso, como si de él dependiese el éxito del evento. Desde muy pequeño entraba gratis a estos cines y durante el Festival, aunque el acceso estaba mucho más restringido, me colaba igual, incluso en la fila 0 del palco, donde se sentaban los invitados y artistas. La verdad es que con trece o catorce años no conocía a muchos de los personajes que acudían al Puerto. Sí recuerdo por ejemplo estrenos como “El gran azul” o “Los Santos Inocentes”. En esta última terminé tomándome un refresco al lado de Francisco Rabal. Al finalizar la película él seguía en el Bar del cine Timanfaya de dónde, por cierto, no se había movido en un buen rato. Iba por su tercer o cuarto coñac. Parecía un tipo imponente y de un enorme magnetismo. Después de ver su ¡Milana, bonita! me parecía mentira que estuviera al lado de este hombre. Cuando acabó su última copa, me miró y me picó el ojo. Eso fue todo.
Mi padre murió un apenas un año después de jubilarse de su trabajo en los cines. Hoy los tres están cerrados. Lejos quedan ya las matinés, las colas que doblaban la esquina de la Calle San Juan en los días de estreno, el asalto al bar en los intermedios. Con los cines también cerró una época de esta ciudad. Habrá que desearle lo mejor al Festival en esta nueva andadura pero los tiempos parecen otros.

Arte a todas horas (1) Madrid es arte, oiga

En el último viaje a Madrid, la pasada Semana Santa tuve, como suele ser preceptivo, un buen chutazo de arte. Había que ver el “acontecimiento cultural” del año: la exposición antológica de Francis Bacon en el Prado. No puede decirse que a uno le guste la pintura de Bacon ¿a quién puede gustarle? En realidad no se trata de eso. Artistas como Bacon están para otras cosas: para provocar, herir, apabullar, apesadumbrar. Y todas estas cosas las consigue Bacon con creces. Al comenzar la segunda planta de la exposición ya estaba saturado. Este hombre parece que trabajara en medio de una carnicería, entre víceras y menudillo. Un espíritu, sin duda, atormentado. De toda su producción, las variaciones sobre el retrato de Inocencio X de Velázquez son mis favoritos.
En esta ocasión incluimos una novedad en el circuito artístico. Visitamos la recién inaugurada librería y espacio de arte “Ivory press”, cerca del Santiago Bernabeu, esa ‘catedral’ de nuestro tiempo. Es una tienda propiedad de Elena Ochoa. El caso es que nos costó encontrarla, está en una trasversal no demasiado transitada, y llegamos a las 7 de la tarde ¡la hora del cierre! Las amables dependientas, con un cierto aire de estudiantes de Arte de una universidad parisina, sucumbieron a nuestros lamentos y nos dejaron ojear durante un buen rato con la tienda para nosotros solos. A pesar de las prisas pudimos gozar de un espacio estupendo y adquirí dos libros:
- “7 Reece Mews, Francis Bacon’s Studio” (Thames & Hudson, 2001). Un libro de fotografías del estudio del pintor Francis Bacon. Un magnífico complemento a la exposición. Refleja el absoluto caos en el que trabajaba este hombre. Algo inusitado.
- “The Reichstag, Berlin” (Prestel, 1999). Una pequeña guía histórico-artística de este emblemático edificio alemán. Desde su creación a la intervención de Norman Foster y el “empaquetado” de Christof.
Ambos libros están escritos en inglés aunque con una importante parte gráfica. Ya he concluido de ojearlos. Muy grata y recomendable la visita a Ivory Press.
Visitamos también la Caixa Forum donde se mostraba una exposición de Vlamink. Tengo una enorme simpatía por este pintor fauvista. Pero he de destacar la librería de este espacio cultural. Está dedicada, como no, a todo tipo de producción artística. Compré un libro sobre Lucian Freud (Taschen) y ¡oh cielo bendito! un libro que llevaba tiempo intentando conseguir y que no encontraba ni siquiera a través de internet. Se trata de un catálogo de La Caixa denominado “La Música y el III Reich: de Bayreuth a Terezin”. Debe ser uno de los pocos ejemplares que quedaban en depósito. Apenas pude contener mi alegría. En otro capítulo, y más adelante, hablaré de mi obsesión por Terezin.

El impertinente (1) “Y usted ¿qué lee?”

Les adjunto mi última colaboración (nº 12, mayo 2009) con la revista Tangentes (publicación gratuita del norte de Tenerife).
Aprovechando esto del “mes del libro” una pequeña y ácida reflexión sobre los libros y la lectura (otra más).
Y USTED ¿QUÉ LEE?-por Damián Marrero Real
Nº 12 Mayo 2009 – Apuntes
Hace unos meses me contaba un histórico de la lucha ecologista en esta isla, que un afamado alcalde del norte de Tenerife -cansado de las denuncias de las barrabasadas medioambientales que un día sí y otro no tenía que soportar en la prensa- le espetó: “quien me vota no lee periódicos”. ¡Qué claro lo tenía! Históricamente muchos regímenes políticos se han cimentado sobre la ignorancia de las gentes. Pensar es peligroso y para pensar hay que liberarse, como diría Kant, de la culpable incapacidad.
Un indicador del grado de autonomía de las personas, de su nivel educativo, es el tipo de lecturas que realiza. Ni siquiera es cuestión de hacer un recuento del número de libros leídos por mes o por año, ni de aquellos de los que se dispone en las escasas estanterías de casa. Hay quien puede dedicarse a leer verdadera bazofia o comprar libros por kilos para combinarlos con porcelanas de damiselas con paraguas. Se lee para conocer y conocerse, para disfrutar, para ser mejor persona, para asombrarse, estremecerse, hacerse preguntas… El encuentro con un libro, con un buen libro, supone un cambio necesariamente para mejor en el lector. La ausencia de estas experiencias, por el contrario, empobrece hasta reducir al sujeto a la condición de palurdo maleable. Y con un mundo de palurdos sueñan quienes entienden el ejercicio del poder en su propio beneficio.
Quizás estamos asistiendo al final tanto del libro como del lector tal y como lo hemos conocido hasta el momento. El mundo puramente audiovisual en el que vivimos, las prisas para ir hacia ninguna parte, la búsqueda del entretenimiento vacuo, los miles de artilugios tecnológicos para pasar el rato, la incapacidad patológica para estar a solas un solo segundo, la pereza a la hora del más mínimo esfuerzo mental… Desde luego, los libros no tienen cabida en este mundo. Quizás alguna biografía de un famoso o de un santo local, alguna publicación de autoayuda para ligar mejor o dejar de fumar, el estudio de la personalidad a través del horóscopo… eso siempre vende.
Las ferias del libro que organizan los ayuntamientos durante el mes de abril son un buen termómetro para medir el nivel de estulticia. En una de ellas que duró una jornada más de un librero se fue sin vender un solo libro, en otra había más personas alrededor de una partida de dominó que frente a los expositores, en general muchas personas pasaban delante de las mesas sin dedicarles una mísera mirada. Sencillamente, el libro es un objeto tan extraño como la kriptonita. Y es que la profesión de librero es una actividad a punto de desaparecer, igual que un latonero o los afiladores que convocaban a los clientes con su característico silbato. Habría que incluirlos en el catálogo de especies protegidas.
Una persona adulta que nunca haya tenido un libro en sus manos casi con toda seguridad es un caso perdido. Pero lo verdaderamente sangrante es comprobar cómo nuestra infancia va por el mismo camino. No parece que los planes lectores de los centros escolares, las numerosas actividades programadas por bibliotecas públicas o concejalías de cultura, las campañas publicitarias que pretenden concienciar a unos y otros den resultado alguno. ¿Qué falla entonces? Falla el entorno. Todo lo verdaderamente decisivo en la vida de un niño de hoy está en contra. Familias en las que leer un libro es una misión imposible, pueblos donde lo más próximo a un ambiente cultural es la barra de un bar, televisiones que imbecilizan al personal, artilugios para mantener entretenidos a los chavales con el único fin de que no den la lata. En estas circunstancias lo verdaderamente excepcional es que algún joven adquiera el hábito lector. Debería elevarse a la categoría de prodigio y ser estudiado por expertos en fenómenos paranormales. Ponga usted delante de un grupo de niños una mesita con dos o tres libros muy atractivos (esto es: con mucha imagen y pocas letras), ponga al lado otra mesita con artilugios futboleros (cromos, pegatinas, banderines) ¿Qué pasará? Repita este sencillo experimento con un grupo de adultos. Da risa sólo pensarlo. Si descartamos razonablemente que haya algún gen implicado no queda más remedio que pensar que hemos construido una sociedad basada en la estupidez. Una sociedad cuyo mantenimiento conviene a muchos.
Estos artículos sobre la lectura y los libros suponen una cierta paradoja: sólo serán leídos por aquellos que seguramente compartirán este punto de vista, así que habrá poco margen para la polémica. Aquel que jamás lee un periódico (a excepción de los deportivos, claro está) para satisfacción del ínclito alcalde difícilmente sabrá de primera mano que alguien lo acusa de ser el responsable, en su autocomplaciente ignorancia, de perpetuar este estado de cosas.

La II Guerra Mundial (1) Rosa Sala Rose

Mi primer contacto con un libro de Rosa Sala Rose fue a través de una reseña de Babelia, el magnífico suplemento cultural de El País. Se trataba de su “Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo” (Acantilado – Círculo de Lectores, 2005) y el comentarista hacía un encendido elogio del libro. No tardé en dar con él y las expectativas fueron cubiertas con creces. Se trata de un libro imprescindible para cualquier lector de todo lo relacionado con la IIGM, con sus antecedentes políticos, sociales y culturales. Rosa Sala Rose es una germanista, ensayista, traductora literaria e investigadora independiente, con la historia y la cultura alemanas como principal objeto de interés. Este libro hizo que pusiera en mi horizonte de intereses la obra de esta joven ensayista catalana. El segundo libro que cayó en mis manos fue “Lili Marleen, canción de amor y muerte” (Global Rythm, 2008). Una verdadera delicia. El tema en sí mismo es de los más atractivo, no creo que haya demasiado publicado en lengua española sobre el particular. La edición viene acompañada con un CD que hace un recorrido sonoro por los diferentes intérpretes y versiones de la canción. Todo un viaje en el tiempo. Para aquellos que identifican a Lili Marleen únicamente con Marlen Dietrich el libro es una enorme suerte de sorpresas. Tengo ahora como objetivo conseguir otra de sus obras imprescindibles: “El misterioso caso alemán. Un intento de comprender Alemania a través de sus letras” (Alba, 2007). En un correo electrónico me contó hace poco que (…) Ahora mismo estoy trabajando en un libro de menor calado relativo a la frontera pirenaica en los años 1939-1945: judíos que tratan de escapar del nazismo, estraperlistas, republicanos en fuga, nazis que buscan cobijo en España... Se trata de recopilar unas decenas de historias anónimas, pero significativas y auténticas, a partir de material de archivo. Lo publicará también Global Rhythm (…) Hace escasos día, Rosa Sala abrió un blog personal: http://rosasalarose.blogspot.com/ Hay que seguir a esta investigadora porque estoy convencido de que nos va a continuar proporcionando páginas imprescindibles.

El Catalejo (1) Agustín Espinosa

Concluye en Los Realejos la exposición itinerante sobre el escritor surrealista Agustín Espinosa. Una iniciativa, en el 70 aniversario de su muerte, del IES Cabrera Pinto y que ha contado con la colaboración de profesores del IES Mencey Bencomo e IES Agustín de Bethencourt, amén de otros colaboradores e instituciones. Tuve la suerte de asistir a la inauguración de la citada exposición en la Casa de la Cultura de Los Realejos. Una exposición magnífica y un catálogo maravilloso. ¡Enhorabuena a los investigadores y promotores! A la figura trágica de Agustín Espinosa hay que sumarle los imponderables culturales del lugar en que le tocó vivir. En otras latitudes seguramente se le habría hecho justicia a uno (si no el único, si no el mejor) de los más importantes escritores surrealistas de España. La casa en los Realejos donde pasó gran parte de su vida y donde murió en 1939 está en un estado ruinoso. Su tumba en el cementerio del antiguo Realejo Bajo permanece casi en el anonimato por no hablar del profundo desconocimiento del mismo entre nuestro querido pueblo canario.
La profesora Ana Mª García del IES Cabrera Pinto, aparte de una bellísima presentación, tuvo la gentileza de anunciar la cesión de la exposición al Ayto. de Los Realejos como futuro contenido de una utópica casa-museo de Agustín Espinosa en el municipio. Me temo que hará falta algo más para que nuestros próceres locales, insulares y autonómicos se lo tomen más en serio. Quizás en su descargo, y sin que sirva de precedente, habrá que decir que se va echando en falta algún tipo de legislación más contundente a la hora de preservar el patrimonio cultural que se encuentra en manos privadas.
Mientras tanto, los que puedan no dejen de visitar la exposición y los que no aprovechen para leer, si no lo han hecho ya, novelas como Crimen (1934) que le costó a la postre su “depuración” (palabra terrible) por los facciosos y que es la novela surrealista española por excelencia.

El Aula (1) Filosofía del Arte 1º Bachillerato

Queridos/as alumnos/as: dado que estamos viendo un tema de Filosofía del Arte se me ha ocurrido tocar brevemente el tratamiento que se le ha dado a lo largo del tiempo a la figura del filósofo. Aquí debajo les muestro un ejemplo. Se trata de un cuadro, “El pensador” de un pintor poco conocido, Mikhail Nesterov. Este es un pintor ruso (1862-1042) que tuvo muchos problemas para adaptarse a la revolución bolchevique. En este cuadro vemos a un filósofo en actitud pensativa (¡qué raro!). Pongamos a prueba la sagacidad del personal. ¿A qué político soviético se parece? ¿qué trató de conseguir Nesterov con esa identificación? (podemos deducirlo si tenemos claro que el arte soviético tenía una finalidad propagandística). ¿Qué imagen del filósofo y de su papel social se desprende de esta pintura?
¿Alguien es capaz de traer a clase ejemplos de representación de filósofos por otros pintores? ¿Serán capaces de sorprenderme…?

viernes, 15 de mayo de 2009

Saludos internautas



¿Por qué "la inocencia del devenir"? En realidad es fruto de un momento. En estos días en los que, un año más, estoy terminando el tema de Nietzsche en 2º de Bachillerato me entra un renovado impulso vitalista. La inocencia del devenir supone una concepción del mundo desprovista de cualquier complejo de culpabilidad. Es una afirmación de la propia vida como un acto de creación. ¿Qué otra cosa nos queda? Así que espero que este blog sirva para que algunos "paseantes" nos crucemos en alguna ocasión, aunque sea en el ciberespacio. La vida esta llena de oportunidades a las que no hay porqué renunciar. De entrada pretendo organizar este blog en 10 áreas o capítulos:
1. Filosofía de la mañana. Un rincón para compartir con los amantes de la Filosofía, sobre todo en su vertiente docente y divulgadora, que no es poco.
2. Acción solidaria. Un ámbito para quienes entendemos la docencia también como una oportunidad para la educación ciudadana y el activismo de los Derechos Humanos.
3. El cazador de libros. Para los cazadores que anda al acecho de gangas bibliográficas y tesoros de papel. Este es, por tanto, un espacio para comentar las últimas adquisiciones, lecturas y los avatares de mi biblioteca.
4. Pasión por la música. Hay dos géneros que me interesan por encima de los demás: la música clásica y las bandas sonoras de cine. Si a esto le añadimos mi pequeña faceta como coralista aficionado, la cosa puede dar de sí.
5. Cine a solas. No suelo ir demasiado a los cines así que hago uso de vez en cuando del DVD. No estoy al tanto tampoco de los estrenos. ¿Entonces?
6. Arte a todas horas. Terapia sin contraindicaciones, píldoras de arte concentrado para los males del cuerpo.
7. El impertinente. En esta área pretendo compartir artículos de opinión sobre diversos temas, la mayoría de ellos en el difuso ámbito de lo que podríamos llamar ‘educación ciudadana’. Algunos publicados ya, otros inéditos.
8. La II Guerra Mundial. Todo lo relacionado con la II Guerra Mundial es una suerte de afición que conservo desde pequeño. Uno siempre espera encontrar a algún personaje con idénticas inclinaciones.
9. El catalejo. El cajón de sastre donde pretendo hablar de todo lo demás, sin orden pero con concierto.
10. El Aula. Un espacio para mi sufrido alumnado con el único objetivo de que sigan sufriendo aún más.
Y para terminar esta presentación, les dejo con una fotografía de Jeff Wall titulada "El pensador", que me cautivó en su momento . Creo que me viene bien para iniciar esta andadura.