domingo, 30 de mayo de 2010

Cine a solas (3) Historia de un soldado

'Historia de un soldado' es una película no demasiado conocida. Rodada en 1984 y dirigida por Norman Jewilson cuenta la historia del asesinato de un sargento negro en 1944 en un camino solitario cerca de su base militar en Loussiana. El Alto Mando envía a un brillante oficial y abogado también negro para que investigue el crimen. Aunque los indicios apuntan a un asesinato perpetrado por el Ku Kux Klan o por algún soldado blanco la investigación empieza a complicarse. De hecho el guión está muy bien elaborado y mantiene la atención hasta el final. En un constante flashback se dibuja la personalidad del sargento como un tipo acomplejado por la influencia de un padre autoritario y de años de humillaciones racistas, que interioriza la visión deformada que los blancos tienen de los negros y que le provoca una gran adversión por todo los 'negros que siguen comportándose como esclavos'. La interpretación del sargento a cargo de Adolph Caesar es, como suele decirse en estos casos, magistral e incluso estuvo nominado para el Oscar al mejor actor secundario en 1985. Cuenta también con la interpretación de un jovencito Denzel Washington.
Recuerdo que esta película la vi por primera vez en la pantalla grande en 1985. A parte de la historia en sí, muy bien contada -aunque siguiendo los patrones del género de película del sur racista, por mucho que transcurra en unos barracones del ejército- lo que me dejó un recuerdo imborrable fue su banda sonora. La ambientación de la película en el sonido New Orleans, en el blues del sur de los Estados Unidos, es sencillamente magnífica. Las escenas musicales en la cantina de los soldados son de antología del género. Cierra la película unos títulos de créditos en los que desfila el regimiento de soldados negros al son de la marcha Saint Louis Blues, una pieza única en su estilo. Estuve muchísimos años después intentando hacerme con la BSO sin conseguirlo. Hará unos escasos cinco años que pude comprarla en formato DVD y volver a disfrutar de nuevo de la película sin que acusara lo más mínimo el paso del tiempo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Filosofía de la Mañana (4) Tirando piedras sobre el propio tejado

Sigo con la cosa insistente de que el profesorado rara vez nos planteamos el trasfondo y la finalidad de nuestro trabajo. La cosa tiene su punto sangrante cuando es el profesorado de Filosofía, ese especialmente 'preocupado' en la 'formación crítica del alumnado', el primero que es ajeno a cualquier atisbo de autocrítica. ¿Es posible que sólo me ocurra a mí que mi capacidad de seguir corrigiendo refritos sacados de alguna página de internet esté ya sobrepasada? Como no puedo abrir un interrogatorio ni un proceso judicial (no tengo tiempo ni ganas) para determinar la autoría de cada uno de los trabajos o respuestas a preguntas de los exámenes de PAU me veo en la penosa obligación de calificar y corregir escritos ajenos. ¿He de valorar mejor escritos más endebles pero auténticos (en el sentido de pertenencia) que aquello formalmente mejor elaborados pero completamente plagiados? ¿Esto lo puede determinar un corrector de la PAU? Desde luego mis admoniciones sobre el valor de la propia reflexión y del trabajo de cada uno no faltan ¿pero? Al final la cosa pragmática de la nota se impone y aquí paz y después gloria. Las preguntas del actual modelo de examen de la PAU de Historia de la Filosofía corresponden a otra época. Fueron seguramente diseñadas en un momento en el que el alumnado no tenía acceso a las fuentes de información actuales y en las que se pensaba que ese proceso de elaboración de una relación entre autores y de una reflexión personal suficientemente argumentada suponía un ejercicio intelectual de primer orden. Fue, seguramente, una buena idea, respondió a la mejor de las intenciones, pero la realidad en estos momentos es otra.
Este año apenas le he podido dedicar al menos ¡una clase! a la Filosofía del siglo XX, sobre todo porque el pasado curso me abochornó que una alumna escribiera en un examen de Nietzsche que con él se había acabado la Filosofía. No era una afirmación retórica ni un apasionado escrito de admiración incondicional. Sencillamente pensaba que después de un curso de comenzar con los presocráticos y terminar con el autor de 'Así habló Zaratustra' la cosa ya no daba más de sí (hay quien piensa lo mismo pero eso ya es otra historia). En realidad esto parece un mal endémico de cualquier planteamiento historicista. Cuando llegaba el turno de la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial, o de la Literatura o del Arte del siglo XX ¡zas! ¡se acabó el tiempo! Al final nos quedamos sin las claves para poder entender nuestro contexto más próximo. ¡Bonita manera de trabajar las competencias! Y en esas, pasó otro curso.

domingo, 23 de mayo de 2010

El Aula (4) La Red Canaria de Escuelas Solidarias

El pasado día 20 de mayo, nos reunimos en Las Palmas de Gran Canaria unos cuarenta profesores en representación de la Red Canaria de Escuelas Solidarias (RCES) y la Asociación Canaria de Enseñantes por la Paz y la Solidaridad (ACEPS). Para los malpensantes hay que hacer constar que esto fue financiado con los fondos de la ACEPS, de los que ni un céntimo procede de la Consejería de Educación. En estos tiempos que corren, en los que nuestra administración educativa está aplicada únicamente en ver por dónde puede aún meter algún tijeretazo, en los que la apatía, la resignación y la desesperanza se ha apoderado del conjunto del profesorado, que todavía quede un grupo de irreductibles que se confabulan para seguir adelante (después de 18 años en la brecha) con su trabajo de educación en valores cívicos, solidarios y democráticos, empieza a ser toda una proeza. Es precisamente en estos momentos, en los que todo quisqui se prepara para una larga temporada en los 'cuarteles de invierno', cuando más habría que visibilizar lo que aún le queda de dignidad a la escuela.
Muchos hemos asistido en estos dos años a un proceso de desmantelamiento de la escuela pública sin precedentes. En el viaje de ida en el barco, comentaba algún histórico de la educación que asistía a la reunión que esto, en realidad, no es una operación de mero derribo y demolición, sino el resultado de un plan elaborado en el que el gobierno sabe muy bien a dónde quiere ir y qué papel le tiene asignado a la escuela pública. Se lo pueden imaginar.
Sin embargo, lo asombroso es comprobar cómo esto no parece importarle a nadie. Para empezar ni siquiera a una parte importante del profesorado que asiste entre noqueado e indiferente al espectáculo y, mucho menos, al conjunto de la sociedad. Comentaba otro compañero que si le hubieran dicho hace unos años que alguien podría atreverse a tocar alguno de los logros de la escuela en los últimos años (la atención a la diversidad, los proyectos de mejora, los programas de innovación, por poner algunos ejemplos de urgencia) habría respondido que, en todo caso, sería a costa de una buena pelotera. Hemos podido comprobar que eso no ha sido así. La ínclita crisis ha sido el comodín que ha venido en auxilio de los que piensan que el sistema educativo público debe tener una función meramente asistencial y que para eso no hace falta tanta algarabía. Basta con tener a los niños entretenidos de ocho a dos. Si quiere servicios y recursos váyase a la concertada y si quiere preparar a su niño para formar parte en el futuro de la casta dirigente para eso está la privada (si puede pagárselo, claro).
Hemos podido comprobar en la reunión de la RCES y de la ACEPS el valor moral, al menos, de la resistencia. El valor de los que saben que los políticos pasan pero la escuela queda. De que al final, somos nosotros los que tendremos que sacar esto adelante contra viento y marea, con dignidad y tesón. Simplemente porque nuestro alumnado se lo merece y porque no sabemos hacer otra cosa.

miércoles, 19 de mayo de 2010

El Cazador de Libros (4) Sorpresas te da la vida

No suele ser habitual que uno se lleve sorpresas mayúsculas en cuestión de libros de saldo en su propio pueblo. Aunque estemos resignados a que el negocio haya quedado reducido a papelerías con algún expositor de libros, mi instinto cazador me suele avisar de indicios y pequeños cambios en los territorios habituales. Me ocurrió hace unos días que observé que habían colocado a la entrada de una librería, en la que suelo comprar el periódico y alguna que otra novedad, unos expositores con libros de saldo. Se trataba de restos de la colección de bolsillo de Alianza Editorial, Destinolibro o de la afamada colección Austral de Espasa Calpe, entre otras, a precios de 1 a 3 €. Esto me hizo sospechar que quizás eso fuese la punta del iceberg de algún fondo oculto y mayor. Como lo mejor en estos casos es no andarse con rodeos, abordé directamente a la dependienta sobre la cuestión. Mi condición de cliente y de comprador habitual de libros, rango este último prácticamente en trance de desaparecer, la animó a llevarme al almacén situado en la parte trasera de la tienda. Resultó ser éste un espacio tres veces mayor que el que ocupa la parte abierta al público. Y para mi asombro allí estaba el botín: varias e inmensas estanterías se levantaban ante mí con cientos de libros en stock. Libros almacenados durante años que apenas guardaban un mínimo de orden, muchos cubiertos con una fina capa de polvo, otros afectados de humedades, pero la mayoría de ellos aún con una más que notable salud. Por medio de la dependienta le dejé un recado al dueño de la librería: que me permitiera comprar directamente del almacén. Si tuviera que esperar a que aquellos expositores se fueran vaciando para que nuevos libros procedentes del almacén ocuparan el espacio vacío quizás tendrían que pasar otros treinta años para que viera la luz el stock completo. El caso es que jugaba con ventaja pues el dueño de la librería, aparte de profesor jubilado, había sido compañero mío en una coral. Lo tenía prácticamente en mis manos.
Y así fue. Al día siguiente obtuve gentilmente el placet para moverme a mis anchas en el almacén e invitar a quien quisiese. Me dije a mí mismo que tenía que aplicarme un principio de comedimiento, aparcar por un instante esta tendencia a convertirme en una ONG de los libros y ser muy selectivo, sobre todo porque mis limitaciones de espacio son ya verdaderamente alarmantes. El resultado fue, con todo, espectacular. Relato a continuación algunas de las piezas obtenidas:

'Muerto de perro' de Francisco Ayala (Alfaguara 1996)
'Epistolario' de Miguel Hernández. (Alianza 1986)
'El rayo que no cesa” de Miguel Hernández (Espasa Calpe 1977)
'La borra del café' de Mario Benedetti (Alfaguara 1996)
'Guad' de Alfonso García-Ramos (Interinsular 1983)
'Un dietario, 1921' de Josep Pla (Alianza 1986)
'Sobre los ángeles' de Rafael alberti (Alianza 1982)
'La soledad era esto' de Juan José Millás (Destino 2001)
'Greguerías' (selección 1910-1960) (Espasa Calpe 1990)
'Antología poética' de Luis Cernuda. (Alianza 2001)
'Wagner' de Charles Osborne (Salvat 1988)
'Falla' de Manuel Orozco (Salvat 1988)
'Arcadia todas las noches' de Guillermo Cabrera Infante (Alfaguara 1995)
'La fotografía en Canarias y Madeira” de Carlos Teixidor (Autoedición 1999)
'Fotografías de la Transición (1972-1988)' de Alberto Schommer. (El País-Aguilar 1996)
“Una vida presente. Memorias 2” de Julián Marías (Alianza 1989)
'Ludwig Wittgenstein' de Wilhekm Baum (Alianza 1985).
'La Institución Libre de Enseñanza II' de Antonio Jiménez Landi (Taurus 1987)
'Arte en Europa hacia 1492' de Camillo Semenzato. (Anaya 1992)
'Las iras de la Tierra' de Claude Allegre (Alianza 1989)
'El asunto Némesis' de David Raup (Alianza 1990)
'Orden y sorpresa' de Martin Gardner (Alianza 1987)
'Los que no hicimos la guerra. De Rafael Borrás (dir) (Nauta 1971)
'El mito de las conspiración judía mundial' de Norman Cohn (Alianza 1983)

A parte de otras piezas como libros ilustrados juveniles y alguna que otra joyita infantil. El más caro de ellos no pasó de 3'50 € siendo los de colecciones de bolsillo a 1 € ó 1'50 € como mucho. Sorpresas te da la vida...

sábado, 15 de mayo de 2010

El Catalejo (5) La democracia amenazada

Hace unos días un periódico de tirada nacional informaba de que los servicios secretos de algunos países investigaban supuestas reuniones de magnates financieros que conspiraban para realizar maniobras especulativas con las que ganar mucho dinero a base de hundir determinadas empresas o desestabilizar a algunos países. No sé si eso tiene visos de realidad o es otra extravagante tesis conspirativa. No hace mucho tampoco también se informaba de que un bulo intencionado sobre la inminente quiebra de la economía española había desatado una nueva oleada de pánico en los mercados. Esto significa que grandes cantidades de dinero pasan de unas manos a otras en cuestión de segundos. Ahora se acaba de saber que esas todopoderosas agencias de calificación de riesgo (ante las que tiemblan los ministros de economía) no son tan transparentes como se pensaba y obedecen a oscuros intereses. Las multinacionales deslocalizan empresas sin problemas, condicionan las políticas de muchos países y juegan con la vida de miles de trabajadores en función de asegurar su balanza de resultados. No hay un solo partido que se atreva en un periodo electoral a especificar en su programa político las 'medidas de ajuste' que luego ponen en marcha, siempre 'obligados por las circunstancias' y pensando en el 'interés general'. Si a esto le añadimos que quienes controlan el cotarro, léase presidente del FMI o del Banco Central Europeo, por poner dos ejemplos, no han sido elegidos 'directamente' por la ciudadanía, empezamos a tener la sensación de que no tenemos absolutamente ningún control sobre aquello que más influye sobre nuestras vidas: la economía.
El resultado de todo esto es una merma ad infinitum de la calidad de nuestra democracia. Estamos para decidir sobre lo accesorio pero no sobre lo esencial. Las alternativas no tienen cabida en un mundo donde todo está atado y bien atado. Durante años hemos vivido en el espejismo de una sociedad de consumo sin límite, en un mundo de crédito ilimitado, en un oasis capitalista donde ya ningún sobresalto nos esperaba, donde la pobreza y la exclusión estaban convenientemente ocultos bajo la alfombra. Ahora se nos revela la verdadera cara de la historia. Los bancos, a los que hubo que inyectar ingentes cantidades de dinero público, los consejos de administración, los grandes inversores, los que ganan millones con solo ponerse delante del teclado de un ordenador, necesitan sus márgenes de beneficios. A eso lo llaman 'darle tranquilidad a los mercados'. ¡Menos mal que ya llega el Mundial de Fútbol!
PD: gracias a El Roto, de nuevo.

jueves, 13 de mayo de 2010

Un año de "La Inocencia del Devenir"

La “Inocencia del Devenir” cumple estos días un año de andadura. Esta aventura bloguera ha sido muy gratificante para su autor. Uno siempre anda a la búsqueda de escusas para producir dada mi natural inclinación a la práctica del “sofing” (arte de fundirse en una unidad indistinguible con el sofá) con un buen libro en las manos, eso sí. He podido comprobar cómo la cosa ha ido de menos a más progresivamente y en algunos temas se han producido algunos intercambios de pareceres muy interesantes. A pesar de que el corsé que yo mismo me he puesto al elegir una estructura de diez capítulos pudiera parecer algo limitante me obliga a pensar también en esos términos. No sé si esa idea de una comunidad virtual de diálogo, debate e intercambio puede resultar muy pretenciosa pero uno no dejar de anhelarla. Gracias a los seguidores de este blog, a los visitantes asiduos y ocasionales, a los que dejan comentarios y a los que no (animándoles para que lo hagan).
Decía Nietzsche que la Inocencia del Devenir es el fruto de entender las cosas en su naturaleza cambiante y fluyente, alejada de la idea de orden y regularidad que la Filosofía Tradicional ha querido imponer como una forma de ganar en seguridad y tranquilidad. No hay un sentido único, ni una única interpretación para el devenir. El mundo es tal y como se nos aparece, no como a algunos les gustaría que fuese. Es 'inocente' porque está 'más allá del bien y del mal' y responde sólo a su dinámica interna. Pues en esas estamos. Muchas gracias a todos.
PD: como decían Tip y Coll, mañana hablamos del gobierno.

domingo, 9 de mayo de 2010

El Impertinente (7) Las redes sociales

En mi última colaboración con Tangentes, ahondo en mis paradojas particulares...

Todos los analistas del presente están de acuerdo en que las redes sociales han transformado las claves de las relaciones interpersonales. Atrás quedó el mundo de la carta manuscrita, de la tarjeta postal y, dentro de poco, incluso el del correo electrónico. Con pulsar “Enviar un mensaje a...” en el muro del interlocutor quedan satisfechas todas las necesidades comunicativas. De paso husmeas en las últimas fotos, las nuevas “amistades” o los eventos a los que piensa ir tal o cual persona. El paraíso del voyeur, vaya.
Se hace un uso de las redes en función de lo que en realidad se es. El político cuelga una fotografía “profiden” y hace campaña las 24 horas del día, el empresario oferta su producto, el activista lanza proclamas, el ocioso pasa el tiempo probando galletitas de la fortuna o curioseando en los muros ajenos, el hiperactivo comparte hasta el último de los pensamientos que le pasan por la cabeza e inunda los muros con todo tipo de mensajes prescindibles. Es decir, seguimos haciendo lo que ya hacíamos antes pero multiplicado hasta el infinito a través de la ciberesfera.
Las redes sociales vienen a ser la manifestación estrella de la globalización, el sueño del mundo en un pañuelo. La comunicación instantánea y poliédrica al alcance de todos. Se cuenta que hace unos años, en los inicios de esta historia, cuando comenzaron los primeros y rudimentarios chats a través de internet, muchos estudiantes norteamericanos que se alojaban en distintos colegios mayores se comunicaban con sus compañeros a través de este medio sin que fuesen capaces, a continuación, de dirigirse siquiera la palabra cuando coincidían por los pasillos. La comunicación a través de internet ha generado, como toda innovación, un horizonte nuevo de oportunidades pero también no pocas anomalías. Este es un medio que favorece la ocultación y la simulación. Es difícil saber quién es de verdad nuestro interlocutor y si es cierto lo que afirma. Con eso hay que contar, aunque está claro que cuando se trata de menores, y de no pocos incautos, la cosa puede adquirir tintes inquietantes. Los depredadores, que los hay en todas partes, han encontrado nuevos territorios de caza en internet.
No olvidemos que, ante todo, las redes sociales son una nueva forma de hacer negocio. No son una ONG de la comunicación. Ahora que incluso la televisión está siendo desplazada por el ordenador el mundo de la publicidad, que es el que mueve el cotarro, ha puesto sus antenas en este nuevo fenómeno. Otra vez somos receptores pasivos de todo tipo de emisiones publicitarias. Cada vez que pulsamos el “ratón” en una red social nuevos mensajes publicitarios se activan y, al igual que pasaba con aquellas supuestas experiencias en las que nos colaban una imagen subliminar entre los fotogramas de una película, la mayor parte es de éstos pasan directamente a nuestro inconsciente, el lugar donde se cuecen los impulsos, sobre todo los consumistas.
Quien no tiene un perfil colgado en alguna de estas redes sociales “no es nadie”. Del mismo modo que lo que no se anunciaba en televisión no existía, el que no tiene su pequeño huequito y trata de llenarlo de “amigos” queda completamente “out”. De todos modos, aún hay ciberresistentes que guardan celosamente su privacidad y recelan de lo que pueda haber al otro extremo del ordenador. En realidad cada uno vende lo que quiere. En esta feria de las vanidades que son las redes sociales la identidad individual termina siendo algo parecido al despliegue de plumas del pavo real.
El efecto multiplicador y amplificador de las redes sociales también está dando lugar a fenómenos interesantes: la difusión de ideas y, curiosamente, a nuevas formas de movilización social. Está claro que como la peña anda enganchada, ahora las manifestaciones han devenido en 'ciberacciones'. Y algunas han tenido efectos muy interesantes. Los fans de internet ponen el acento es que es uno, por no decir el único, de los espacios de libertad real (con la excepción de chinos y cubanos, por citar algunos de prisa y corriendo, entre otros países alérgicos a que la gente piense por su cuenta). Puede que tengan razón, pero en el caso de la generalización de las redes sociales sólo espero que, al final, lo virtual no devore completamente a lo personal. Pese a las ventajas indudables de las redes sociales estamos, me temo, introduciendo demasiados intermediarios en la comunicación, y eso terminará por cobrarse algún precio en la salud mental del personal.

jueves, 6 de mayo de 2010

El Catalejo (4) Trenes en Tenerife

Vivimos en Tenerife el enésimo capítulo de la degradación y ocupación salvaje de un territorio insular. Para los que tenemos un poco de 'memoria histórica' el empeño del entramado político-empresarial por convertir Canarias en un solar urbanizado, en un gran centro comercial, no es cosa de ahora. En un reciente acto público un conocido dirigente político tuvo un lapsus claramente psicoanalítico. Se refirió a Tenerife como la 'isla metropolitana'. Es decir, el modelo más o menos disimulado que tienen para nuestro territorio es algo parecido a una macrociudad subsidiaria de la capital, por un lado, y de las degradadas zonas turísticas del sur, por otro. ¡Olé! Eso sí, cuando toca romería son los primeros en ponerse el traje de mago.
La última de las batallas por el modelo de territorio es la imposición del tren como medio estrella de transporte público. El caso es que el tren no le hará la competencia al coche sino a la guagua (tal y como ha pasado con el tranvía metropolitano). Una megainfraestructura que genera otra nueva y brutal ocupación del territorio y que, según datos de los mismos promotores, contribuirá a retirar un ¡4% de coches! no parece que tenga demasiado fundamento desde el punto de vista de la mejora de la movilidad. Habrá que buscar las razones, como suele ocurrir, en otro lado.
Aquello en lo que nadie quiere entrar, y menos aún nuestra afamada clase política, es en la ya exhausta capacidad de carga de nuestro territorio. El cierre del anillo insular, la segunda pista del aeropuerto, el tren del sur y del norte no se corresponde con un modelo productivo distinto al que ya tenemos: turismo de sol y playa y construcción a raudales (o mejor dicho teníamos, porque ya ni esto). Tengo la impresión de que estos proyectos no están en realidad pensados ni para mejorar el mencionado problema de la movilidad en Tenerife ni como punta de lanza de un nuevo impulso económico y productivo. Son fines en sí mismos.
Me opongo al tren del norte no por una actitud del 'no a todo' (eslogan con el que quieren estigmatizar a los que tenemos la funesta manía de discrepar con el modelo vigente), sino como protesta contra el modelo de desarrollo que Constructora Canaria (perdón, quería decir, 'Coalición Canaria') y sus numerosos adláteres viene imponiendo desde hace años. La actual crisis económica es fruto, entre otras cosas, de este modelo. Y las recetas que se quieren aplicar son más de lo mismo. Nunca hemos tenido la oportunidad de comprobar la bondad o no de las alternativas económicas y de movilidad que se llevan proponiendo desde otros sectores. Por tanto no podemos estar seguros de que sean tan inapropiadas como aquellos que suelen salirse con la suya afirman.
En medio de esta nueva trifulca estamos asistiendo a una ofensiva de nuestra particular 'Brunete Mediática' para desacreditar al movimiento ecologísta y social de Tenerife. El caso es que gracias a este movimiento hoy la costa de la Orotava (El Rincón) no es una prolongación del Puerto de la Cruz, torres de alta tensión no atraviesan la corona forestal del sur de la isla, el puerto de Granadilla habría, a día de hoy, acabado con un paraje virgen de la costa y con los sebadales de la zona, etc. Es comprensible que el entramado político-empresarial se la tenga jurada. Son una piedra en su zapato que ha frustrado más de un pelotazo en esta isla. Pero, por más que les pese a algunos, es la última reserva de una sociedad que aún no está adormilada del todo.

lunes, 3 de mayo de 2010

Pasión por la Música (2) La consagración de la primavera

Seguramente a todos nos pasa que asociamos alguna pieza musical con un momento, una persona, un acontecimiento. En mi caso tengo asociado el 3 de mayo, nada más y nada menos, que con “La consagración de la primavera” de Stravinski. ¿Y esta cosa tan excéntrica? Tiene su historia. Hace ya 22 años, cuando cursaba una asignatura de Antropología Cultural en la Universidad, un grupo de compañeros realizamos un trabajo de campo sobre la Fiesta de la Cruz en Los Realejos, que culmina con la mayor exhibición pirotécnica de Canarias. La cosa se sobredimensionó y terminamos realizando un documental de 40 minutos que nos llevó varios de meses de trabajo, entre el estudio propiamente dicho y el montaje final. Una de las tareas que me agencié fue la selección de la banda sonora del vídeo. Después de darle muchas vueltas terminé seleccionando una sección del comienzo de la obra, poco después del solo sobreagudo del fagot, donde la orquesta suena toda ella como un gran instrumento de percusión. A pesar de que algún compañero hubiera preferido algo más convencional mi insistencia en esta elección dotó al vídeo de un final misterioso, en consonancia con esta fiesta de fuego, noche y emoción.
Es sabido que el estreno de esta obra en 1913, creada para los Ballets Rusos de Sergei Diagilev, supuso un monumental escándalo. El público empezó a abuchear un rato antes de que terminara. Sólo algunos críticos innovadores supieron ver el nuevo camino orquestal que Stravinski abría con esta obra. Hoy es un clásico incuestionable (suele ocurrir). Lo cierto es que sigue teniendo un aire rabiosamente moderno casi un siglo después de su estreno.
Hicimos una presentación para los profesores, compañeros de nuestro curso y muchos otros amigos en un restaurante de La Laguna con notable éxito. La pena es que la presentación que teníamos comprometida con la gente del pueblo falló estrepitosamente porque se averió el proyector que habíamos contratado (era otra época menos tecnológica). Hoy, tantos años después, sigo teniendo en mi cabeza estos ritmos salvajes y primitivos de “La consagración de la primavera”, este sortilegio extraído de lo más profundo del alma rusa. ¿No se habían dado cuenta de que el 3 de mayo suena a Stravinski?