lunes, 18 de mayo de 2009

Cine a solas (1) Festival de Cine Ecológico de Puerto de la Cruz

Ahora que se ha retomado el Festival de Cine Ecológico de Puerto de la Cruz me viene mi padre a la memoria. Santiago Marrero fue durante muchos años taquillero, portero y acomodador de los cines de Puerto de la Cruz (tres llegaron a haber en su momento: Olimpia, Chimisay y Timanfaya). Cuando se inició la andadura de este Festival tanto él como los demás compañeros solían sentirse, sobre todo en las primeras ediciones, como empleados de un cine de Cannes. Mi padre se ponía particularmente nervioso, como si de él dependiese el éxito del evento. Desde muy pequeño entraba gratis a estos cines y durante el Festival, aunque el acceso estaba mucho más restringido, me colaba igual, incluso en la fila 0 del palco, donde se sentaban los invitados y artistas. La verdad es que con trece o catorce años no conocía a muchos de los personajes que acudían al Puerto. Sí recuerdo por ejemplo estrenos como “El gran azul” o “Los Santos Inocentes”. En esta última terminé tomándome un refresco al lado de Francisco Rabal. Al finalizar la película él seguía en el Bar del cine Timanfaya de dónde, por cierto, no se había movido en un buen rato. Iba por su tercer o cuarto coñac. Parecía un tipo imponente y de un enorme magnetismo. Después de ver su ¡Milana, bonita! me parecía mentira que estuviera al lado de este hombre. Cuando acabó su última copa, me miró y me picó el ojo. Eso fue todo.
Mi padre murió un apenas un año después de jubilarse de su trabajo en los cines. Hoy los tres están cerrados. Lejos quedan ya las matinés, las colas que doblaban la esquina de la Calle San Juan en los días de estreno, el asalto al bar en los intermedios. Con los cines también cerró una época de esta ciudad. Habrá que desearle lo mejor al Festival en esta nueva andadura pero los tiempos parecen otros.

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