
Me ha venido este caso a la mente después de leerme las “Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados” de José Antonio Labordeta (Ediciones B, 2009). Hay que ver cómo he disfrutado. Sin entrar en temas de índole ideológica estamos ante un político excepcional. Para empezar es una rara avís quien dice lo que piensa, el que no está atenazado por la corrección dialéctica y el que se confiesa como un lego en el mundo de la “alta política”. Su sentido del humor, su perspectiva de hombre con una larga e intensa vida, hacen de este libro una pieza ineludible para los aficionados al género. Labordeta parece la personificación del ideal platónico. Llega al desempeño de un cargo público al final de una larga vida de lucha política y social. No busca notoriedad pública (evidentemente no la necesita) ni le mueven oscuros intereses. Es el resultado de un compromiso “con unas gentes y con un paisaje”, tal y como afirma textualmente. Y como no tiene ningún escalón más que subir, como se sabe ajeno al reparto de ministerios y direcciones generales, como sabe que tan pronto como se entra se sale, puede permitirse el lujo de ser José Antonio Labordeta: el cantautor, el profesor, metido a diputado. ¡Qué soplo de aire fresco el que nos dio un septuagenario!
No sé si mi antiguo alumno leerá este libro. No sé si en materia de formación política se ha ocupado de algo que vaya más allá de los informes y recomendaciones de telegenia del partido. Es probable que las obligaciones de un joven político, de un cachorro del partido con tan grandes expectativas, lo tenga bastante entretenido.
!Que grande Labordeta!,¿a alguien puede caerle mal este hombre?
ResponderEliminarOtro libro más a añadir a mi lista de imprescindibles, :)