
sábado, 30 de mayo de 2009
Pasión por la música (2) Ana Alcaide

jueves, 28 de mayo de 2009
Acción Solidaria (2) Proyecto Música Solidaria
miércoles, 27 de mayo de 2009
El impertinente (2) “La Guagua Atea”

En los últimos años, el proceso de secularización que se ha vivido en España ha empezado a delimitar los espacios que deben ocupar las confesiones religiosas organizadas y el resto de la sociedad civil y sus instituciones. “A Dios, gracias”, lejos queda ya la época del catolicismo obligatorio. Pero aún subsisten signos de la antigua connivencia. A muchos políticos les sigue gustando mostrarse detrás de una procesión y todavía hay quien cree que acompañado santos se arañan votos. No falta quien confunde la beatería con una cualidad política. La promiscuidad entre las instituciones del Estado, entre las que se encuentran las municipales, y una confesión religiosa, la que sea, resulta inquietante.

Tendremos que ponernos de acuerdo, de todos modos, sobre los límites de la expresión pública de una confesión religiosa, por muy mayoritaria y tradicional que sea. No pretendemos que los creyentes vivan su opción personal de las puertas de su templo para adentro pero de ahí a considerar que la esfera pública les pertenece por derecho va un largo trecho. El futuro pasa por el respeto mutuo, desde luego, pero también por el pacto sobre los límites. Al autor de este artículo, por ejemplo, le gustaría no tener que despertarse sobresaltado por repiques de campanas a deshoras o voladores en formas de aleluyas. ¿Hay que exiliarse para eso?
El Estado Laico surgió como única forma de garantizar la convivencia en paz de los diferentes, tal y como afirma el sociólogo Díaz-Salazar. Pero la jerarquía eclesiástica ha querido ver en esto un ataque a su propia línea de flotación. Pretende seguir desempeñando un papel determinante en los debates morales y sociales, como han venido haciendo durante siglos. Ciertamente, tienen todo el derecho del mundo a pronunciarse pero en la misma medida que lo tiene cualquier otro colectivo. Del mismo modo que los no creyentes tenemos que aceptar campañas en las que se cuestiona la capacidad de las mujeres para decidir sobre la interrupción del embarazo, que el Papa rechace el uso de preservativos en un continente africano azotado por el sida o que se le ponga todo tipo de trabas a la experimentación con células madres que podrían dar un halo de esperanza a muchas personas enfermas éstos deben aceptar las expresiones sobre todo lo contrario. Supongo que es difícil aceptar que a uno ya no le reconocen, el Estado en este caso, la propiedad exclusiva de la Verdad y del juicio moral. Pero la misión del Estado es de mucho más calado: asegurar la libertad de la ciudadanía, la convivencia y el respeto a la pluralidad.
¿Se imaginan una guagua por estos lares con el mensaje “Dios ha muerto”? Tampoco habría que rasgarse las vestiduras por eso. Al fin y al cabo todo el que haya estudiado 2º de Bachillerato sabe que esa era la afirmación fundamental de Nietzche y todavía no tenemos noticias de que a estos miles de alumnos se les haya sometido a un exorcismo.
martes, 26 de mayo de 2009
El cazador de libros (2) “Anatomía de un instante” y otros libros leídos
“Anatomía de un instante” de Javier Cercas (Mondadori, 2009). El libro, que al parecer, se ha leído toda la clase política española. Y no es para menos. Es un libro que atrapa. A partir de la imagen congelada de Adolfo Suárez, soportando estoicamente la humillación a la que el del tricornio sometió el 23 F a la democracia española, Cercas construye un relato apasionante de los antecedentes del golpe, el desarrollo y los entresijos del mismo. En realidad es como una gran síntesis de los materiales disponibles pero en la que el autor no deja de mojarse con interpretaciones personales y con sus filias y sus fobias. Una cosa que no termino de encajar es una cierta reiteración en determinadas palabras. Por ejemplo: no sé cuántas veces llama “chisgarabís” a Suárez o se refiere al “Pequeño Madrid del Poder”. Ignoro si es una cuestión de estilo u otra cosa. Algún capítulo me atrevo a decir que sobra y resta ritmo al conjunto del libro. Aún así, una vez que se empieza, no se puede dejar.
“El profesor en la trinchera” de José Sánchez Tortosa (La Esfera de los Libros, 2008). Javier Sánchez es profesor de Filosofía en un centro de secundaria madrileño. En este libro nos cuenta las impresiones que muchos docentes tienen a diario pero que sólo a este avispado compañero se le ha ocurrido sistematizar. El subtítulo no tiene desperdicio: “la tiranía de los alumnos, la frustración de los profesores y la guerra en las aulas”. Que la cosa en la educación no está para tirar cohetes es de sobra conocido y que esto es reflejo de cómo se está poniendo el medio social es una obviedad. El autor centra su análisis en el triángulo profesorado – alumnado – padres. Una relación cada vez más problemática por los cambios socioculturales de los últimos años y que ha puesto en cuestión el modelo estándar de la escuela. Se echa en falta, de todos modos, alguna referencia a la organización escolar o al papel de la administración educativa como elementos también a tener en cuenta. Un libro para polemizar en la sala de profesores o en la cafetería del centro, que nunca viene mal.
“La escuela de los filósofos”, recopilación de Denise Despeyroux (Océano, 2008). Un libro sin pretensiones para el gran público o para los amantes (como es mi caso) de coleccionar materiales divulgativos. El único interés reside en la selección de 100 pensadores a cargo de Despeyroux y en las citas que les acompaña. En ese sentido son todos los que están pero no todos, lógicamente, los que son. Un libro bien editado que se suma a la cada vez más abundante producción de filosofía para todos los públicos.
lunes, 25 de mayo de 2009
Filosofía de la Mañana (2) Vuelven a la carga

Precisamente, el pasado mes me invitó mi admirada Ana Hardisson a participar en una mesa redonda en el Ateneo de La Laguna con el título “La Filosofía en las Aula: presente y futuro”. Asistieron una treintena de personas, muchas de ellas estudiantes de la Facultad de Filosofía y algunos profesores de la misma. Siempre es grato volver a sentirse en medio de este ambiente (sobre todo con la visita posterior al “Tocuyo” donde el “vino con vino” me hizo rejuvenecer 20 años). En realidad, lo que uno pueda decir no es sino un paréntesis a la disertación de Ana, quien ha participado tanto del mundo de la docencia universitaria como de la enseñanza secundaria. Entre otros temas, se planteó, como siempre, la sempiterna cuestión del lugar de la Filosofía en la escuela.
Todos estamos de acuerdo en su potencial como foco de formación de ciudadanía, en su armazón crítico, en su despliegue intelectual y su carácter interdisciplinar pero debemos preguntarnos, además de las razones expuestas más arriba, si tenemos (el colectivo del profesorado, las facultades de Filosofía) algo que ver con ello. Ya nos enseñó Kant que la Razón debe partir de su propia autocrítica. Así que, en primer lugar, debemos reconocer que tenemos una acusada tendencia a constituirnos en un reducto extraño en los centros, convenientemente protegidos en nuestras torres de marfil, encantados con nuestras abstrusas disquisiciones (tanto con el alumnado como con los compañeros), con nuestro autoconcedido papel de guardianes del saber. Detrás de cada profesor de Filosofía anda toda una escuela de pensamiento en la que no cabe la más mínima matización. Nos encanta el papel de lobos esteparios, con un leve toque nihilista, muchas dosis de escepticismo y unas gotas de cinismo para las ocasiones especiales. Y así nos va. Está claro que esta no es sino una generalización mal intencionada. Ahora mismo me vienen a la cabeza más de un ejemplo de todo lo contrario pero… El día que bajemos de la higuera empezará a quedar claro que detrás de las grandes palabras hay una palpable realidad.
domingo, 24 de mayo de 2009
Acción Solidaria (1) Esperanza en los tiempos oscuros

viernes, 22 de mayo de 2009
Pasión por la Música (1) Cantar Haydn

Sólo quienes han tenido la experiencia de tocar un instrumento, cantar o bailar en un grupo conocen esa sensación tan particular que proporciona un acto de creación o interpretación colectiva. El proceso, en lo que respecta a una coral como esta, suele empezar con la primera toma de contacto con la obra: una pequeña audición con la partitura delante y las observaciones pertinentes por parte del director. Luego empiezan los ensayos por cuerda, con el jefe de cuerda al frente, en los que el coralista tiene que haber estudiado previamente las partes a ensayar. El siguiente paso es la conjunción de las voces masculinas por un lado y las femeninas por otro. Después se pasa al trabajo con todo el coro. Este es el momento en el que más suelo disfrutar y también en el que hay que mantener el

miércoles, 20 de mayo de 2009
El cazador de libros (1) Cacería en el Puerto
- “Narciso y Goldmundo” de Herman Hesse (Edhasa, 1997). Entre los 16 y los 18 años tuve una auténtica pasión por Hesse. Leí Siddhartha, El Lobo Estepario, Demian y Lecturas para minutos. Desde entonces no he vuelto a leer nada de este premio nóbel. Este "Narciso y Goldmundo" es una novela de 1930 de cierto contenido filosófico.
- “Viajes” de Marco Polo (Óptima, 1997). Un clásico indiscutible. Lo ojearé un poco.
- “La velocidad de la luz” de Javier Cercas (Tusquets, 2005). Acabo de terminar “Anatomía de un instante” (que ya comentaré) y tengo en lista de espera su “Soldados de Salamina”.
- “Una soledad demasiado ruidosa” de Bohumil Hrabal (Destino, 2000). Un autor desconocido para mí. Ojeando el libro veo que se trata de un autor checo, censurado a partir de la ocupación soviética de 1968 y que trata de un trabajador que tritura papel y reproducciones de cuadros en Praga. Para los enamorados como yo de la capital de la República Checa, prometedor.
- “Objetivo Moscú” de Claude Bertin (Amigos de la Hª, 1974). Un libro correspondiente a una colección sobre la II Guerra Mundial aunque una edición extraña, tiene un preocupante aire a lo “Rider Digest”.
- “Historia de la Farmacia” de Cowen y Helfand (Doyma, 1990). Se trata de un libro de grandes dimensiones patrocinado por una corporación farmacéutica. Tiene una gran cantidad de ilustraciones, carteles y grabados. Muy interesante para cualquier amante de la Hª de la Ciencia.
Lo realmente espectacular de esta cacería fue el precio del total de los libros: ¡5 euros! por todo este género. Es el sueño del bibliófilo: los mejores libros al menor precio.
De camino a casa pasamos por un centro comercial. Después de hacer algunas cosas completamente superfluas y prescindibles, como comprar alimentos y otras fruslerías, decidí rematar la faena regalándome otro libro:
- “Guía del autoestopista galáctico” de Douglas Adams (Anagrama, 2008). Se trata de un libro de ciencia ficción del que había leído algunas muy buenas referencias últimamente. Adams (1952-2001) es, por lo visto, un autor de culto en este género en los EE.UU. A ver qué pasa.
lunes, 18 de mayo de 2009
Filosofía de la mañana (1) Nietzsche y PAU ¡qué maridaje!

En otro orden de cosas, como mayo es el mes nietzscheano, en este calendario particular del profesorado de Filosofía (¿tendrá que ver con el esplendor de la primavera?), estoy enfrascado en dos lecturas alusivas: la biografía de Lou Andreas-Salomé, escrita por H. F. Peters y “La vida arrebatada de Friedrich Nietzsche” de Franz Overbeck, recién editado por Errata Naturae. La primera es una biografía clásica escrita en 1962. Lleva por subtítulo “Mi esposa, mi hermana”. Por cierto, hasta hace poco tenía una modesta edición de bolsillo de Plaza y Janes de su colección “El Arca de Papel” de principios de los 70. La regalé y la sustituí por una más elegante que Círculo de Lectores sacó en el 2005. Es un libro que se lee muy agradablemente. Siempre me ha fascinado esta mujer y es que era una persona excepcional. No era de extrañar que Nietzsche quedara prendado desde el primer momento. Seguramente a sus ojos representaba el ideal de superhombre (¿o supermujer?). Era un ser que vivía con intensidad dionisiaca, más allá de la moralina de su época, y tremendamente guapa. Una mujer con una enorme sed de saber, que supo extraer de quienes se rodeó lo mejor de ellos mismo y que, aunque no parece que en ningún momento pretendiera tal cosa, terminaban irremediablemente tendidos a sus pies. De su fortaleza dice mucho el que soportara estoicamente los ataques públicos de Elizabeth Nietzsche. En el libro Nietzsche aparece como un ser sufriente y atormentado, capaz de cualquier cosa con tal de disfrutar de la compañía de Lou. La fotografía en la que se retrató tirando del carro cual caballo, junto con su amigo y rival Paul Rée, mientras Lou los fustiga con un látigo parece que fue idea del filósofo. De alguna manera simbolizaba la superioridad de la joven frente a los dos personajes. Por cierto, Lou murió en Göttingen en 1937 y la Gestapo aprovechó para, poco después, quemar su biblioteca.
Por otra parte, el libro del teólogo Franz Overbeck es el libro de un amigo que trata, de alguna manera, de justificar y exculpar el comportamiento excéntrico de Nietzsche (como si lo necesitara). Resulta, en todo caso, un buen contrapunto del libro de Peters.
Cine a solas (1) Festival de Cine Ecológico de Puerto de la Cruz

Mi padre murió un apenas un año después de jubilarse de su trabajo en los cines. Hoy los tres están cerrados. Lejos quedan ya las matinés, las colas que doblaban la esquina de la Calle San Juan en los días de estreno, el asalto al bar en los intermedios. Con los cines también cerró una época de esta ciudad. Habrá que desearle lo mejor al Festival en esta nueva andadura pero los tiempos parecen otros.
Arte a todas horas (1) Madrid es arte, oiga

En esta ocasión incluimos una novedad en el circuito artístico. Visitamos la recién inaugurada librería y espacio de arte “Ivory press”, cerca del Santiago Bernabeu, esa ‘catedral’ de nuestro tiempo. Es una tienda propiedad de Elena Ochoa. El caso es que nos costó encontrarla, está en una trasversal no demasiado transitada, y llegamos a las 7 de la tarde ¡la hora del cierre! Las amables dependientas, con un cierto aire de estudiantes de Arte de una universidad parisina, sucumbieron a nuestros lamentos y nos dejaron ojear durante un buen rato con la tienda para nosotros solos. A pesar de las prisas pudimos gozar de un espacio estupendo y adquirí dos libros:
- “7 Reece Mews, Francis Bacon’s Studio” (Thames & Hudson, 2001). Un libro de fotografías del estudio del pintor Francis Bacon. Un magnífico complemento a la exposición. Refleja el absoluto caos en el que trabajaba este hombre. Algo inusitado.
- “The Reichstag, Berlin” (Prestel, 1999). Una pequeña guía histórico-artística de este emblemático edificio alemán. Desde su creación a la intervención de Norman Foster y el “empaquetado” de Christof.
Ambos libros están escritos en inglés aunque con una importante parte gráfica. Ya he concluido de ojearlos. Muy grata y recomendable la visita a Ivory Press.
Visitamos también la Caixa Forum donde se mostraba una exposición de Vlamink. Tengo una enorme simpatía por este pintor fauvista. Pero he de destacar la librería de este espacio cultural. Está dedicada, como no, a todo tipo de producción artística. Compré un libro sobre Lucian Freud (Taschen) y ¡oh cielo bendito! un libro que llevaba tiempo intentando conseguir y que no encontraba ni siquiera a través de internet. Se trata de un catálogo de La Caixa denominado “La Música y el III Reich: de Bayreuth a Terezin”. Debe ser uno de los pocos ejemplares que quedaban en depósito. Apenas pude contener mi alegría. En otro capítulo, y más adelante, hablaré de mi obsesión por Terezin.
El impertinente (1) “Y usted ¿qué lee?”

Aprovechando esto del “mes del libro” una pequeña y ácida reflexión sobre los libros y la lectura (otra más).
Y USTED ¿QUÉ LEE?-por Damián Marrero Real
Nº 12 Mayo 2009 – Apuntes
Hace unos meses me contaba un histórico de la lucha ecologista en esta isla, que un afamado alcalde del norte de Tenerife -cansado de las denuncias de las barrabasadas medioambientales que un día sí y otro no tenía que soportar en la prensa- le espetó: “quien me vota no lee periódicos”. ¡Qué claro lo tenía! Históricamente muchos regímenes políticos se han cimentado sobre la ignorancia de las gentes. Pensar es peligroso y para pensar hay que liberarse, como diría Kant, de la culpable incapacidad.
Un indicador del grado de autonomía de las personas, de su nivel educativo, es el tipo de lecturas que realiza. Ni siquiera es cuestión de hacer un recuento del número de libros leídos por mes o por año, ni de aquellos de los que se dispone en las escasas estanterías de casa. Hay quien puede dedicarse a leer verdadera bazofia o comprar libros por kilos para combinarlos con porcelanas de damiselas con paraguas. Se lee para conocer y conocerse, para disfrutar, para ser mejor persona, para asombrarse, estremecerse, hacerse preguntas… El encuentro con un libro, con un buen libro, supone un cambio necesariamente para mejor en el lector. La ausencia de estas experiencias, por el contrario, empobrece hasta reducir al sujeto a la condición de palurdo maleable. Y con un mundo de palurdos sueñan quienes entienden el ejercicio del poder en su propio beneficio.
Quizás estamos asistiendo al final tanto del libro como del lector tal y como lo hemos conocido hasta el momento. El mundo puramente audiovisual en el que vivimos, las prisas para ir hacia ninguna parte, la búsqueda del entretenimiento vacuo, los miles de artilugios tecnológicos para pasar el rato, la incapacidad patológica para estar a solas un solo segundo, la pereza a la hora del más mínimo esfuerzo mental… Desde luego, los libros no tienen cabida en este mundo. Quizás alguna biografía de un famoso o de un santo local, alguna publicación de autoayuda para ligar mejor o dejar de fumar, el estudio de la personalidad a través del horóscopo… eso siempre vende.
Las ferias del libro que organizan los ayuntamientos durante el mes de abril son un buen termómetro para medir el nivel de estulticia. En una de ellas que duró una jornada más de un librero se fue sin vender un solo libro, en otra había más personas alrededor de una partida de dominó que frente a los expositores, en general muchas personas pasaban delante de las mesas sin dedicarles una mísera mirada. Sencillamente, el libro es un objeto tan extraño como la kriptonita. Y es que la profesión de librero es una actividad a punto de desaparecer, igual que un latonero o los afiladores que convocaban a los clientes con su característico silbato. Habría que incluirlos en el catálogo de especies protegidas.
Una persona adulta que nunca haya tenido un libro en sus manos casi con toda seguridad es un caso perdido. Pero lo verdaderamente sangrante es comprobar cómo nuestra infancia va por el mismo camino. No parece que los planes lectores de los centros escolares, las numerosas actividades programadas por bibliotecas públicas o concejalías de cultura, las campañas publicitarias que pretenden concienciar a unos y otros den resultado alguno. ¿Qué falla entonces? Falla el entorno. Todo lo verdaderamente decisivo en la vida de un niño de hoy está en contra. Familias en las que leer un libro es una misión imposible, pueblos donde lo más próximo a un ambiente cultural es la barra de un bar, televisiones que imbecilizan al personal, artilugios para mantener entretenidos a los chavales con el único fin de que no den la lata. En estas circunstancias lo verdaderamente excepcional es que algún joven adquiera el hábito lector. Debería elevarse a la categoría de prodigio y ser estudiado por expertos en fenómenos paranormales. Ponga usted delante de un grupo de niños una mesita con dos o tres libros muy atractivos (esto es: con mucha imagen y pocas letras), ponga al lado otra mesita con artilugios futboleros (cromos, pegatinas, banderines) ¿Qué pasará? Repita este sencillo experimento con un grupo de adultos. Da risa sólo pensarlo. Si descartamos razonablemente que haya algún gen implicado no queda más remedio que pensar que hemos construido una sociedad basada en la estupidez. Una sociedad cuyo mantenimiento conviene a muchos.
Estos artículos sobre la lectura y los libros suponen una cierta paradoja: sólo serán leídos por aquellos que seguramente compartirán este punto de vista, así que habrá poco margen para la polémica. Aquel que jamás lee un periódico (a excepción de los deportivos, claro está) para satisfacción del ínclito alcalde difícilmente sabrá de primera mano que alguien lo acusa de ser el responsable, en su autocomplaciente ignorancia, de perpetuar este estado de cosas.
La II Guerra Mundial (1) Rosa Sala Rose


El Catalejo (1) Agustín Espinosa

La profesora Ana Mª García del IES Cabrera Pinto, aparte de una bellísima presentación, tuvo la gentileza de anunciar la cesión de la exposición al Ayto. de Los Realejos como futuro contenido de una utópica casa-museo de Agustín Espinosa en el municipio. Me temo que hará falta algo más para que nuestros próceres locales, insulares y autonómicos se lo tomen más en serio. Quizás en su descargo, y sin que sirva de precedente, habrá que decir que se va echando en falta algún tipo de legislación más contundente a la hora de preservar el patrimonio cultural que se encuentra en manos privadas.
Mientras tanto, los que puedan no dejen de visitar la exposición y los que no aprovechen para leer, si no lo han hecho ya, novelas como Crimen (1934) que le costó a la postre su “depuración” (palabra terrible) por los facciosos y que es la novela surrealista española por excelencia.
El Aula (1) Filosofía del Arte 1º Bachillerato

¿Alguien es capaz de traer a clase ejemplos de representación de filósofos por otros pintores? ¿Serán capaces de sorprenderme…?
viernes, 15 de mayo de 2009
Saludos internautas

1. Filosofía de la mañana. Un rincón para compartir con los amantes de la Filosofía, sobre todo en su vertiente docente y divulgadora, que no es poco.
2. Acción solidaria. Un ámbito para quienes entendemos la docencia también como una oportunidad para la educación ciudadana y el activismo de los Derechos Humanos.
3. El cazador de libros. Para los cazadores que anda al acecho de gangas bibliográficas y tesoros de papel. Este es, por tanto, un espacio para comentar las últimas adquisiciones, lecturas y los avatares de mi biblioteca.
4. Pasión por la música. Hay dos géneros que me interesan por encima de los demás: la música clásica y las bandas sonoras de cine. Si a esto le añadimos mi pequeña faceta como coralista aficionado, la cosa puede dar de sí.
5. Cine a solas. No suelo ir demasiado a los cines así que hago uso de vez en cuando del DVD. No estoy al tanto tampoco de los estrenos. ¿Entonces?
6. Arte a todas horas. Terapia sin contraindicaciones, píldoras de arte concentrado para los males del cuerpo.
7. El impertinente. En esta área pretendo compartir artículos de opinión sobre diversos temas, la mayoría de ellos en el difuso ámbito de lo que podríamos llamar ‘educación ciudadana’. Algunos publicados ya, otros inéditos.
8. La II Guerra Mundial. Todo lo relacionado con la II Guerra Mundial es una suerte de afición que conservo desde pequeño. Uno siempre espera encontrar a algún personaje con idénticas inclinaciones.
9. El catalejo. El cajón de sastre donde pretendo hablar de todo lo demás, sin orden pero con concierto.
10. El Aula. Un espacio para mi sufrido alumnado con el único objetivo de que sigan sufriendo aún más.