lunes, 20 de diciembre de 2010

Pasión por la Música (7) Coral Reyes Bartlet

Acabo de pasar una hora en el cielo. Me explico. El concierto de Navidad de la Coral Reyes Bartlet (CRB), del Puerto de la Cruz (Tenerife), se ha convertido en una cita ineludible para los amantes de la buena música (perdón por el pleonasmo). En esta ocasión se daban varias circunstancias añadidas: un programa dedicado casi en su totalidad a Mozart, la participación de varias solistas entre los que destacaba Augusto Brito (quizás uno de los mejores bajos de Canarias), una formación musical de circunstancias, la KV Ensemble, que supo estar al nivel requerido, un director, José María de Vicente entusiasta y el hecho, muy significativo, de que este concierto conmemoraba el cuarenta aniversario de la CRB.
Tuve la fortuna de formar parte durante varios años de esta formación coral. En esos años aprendí y disfruté tremendamente. Conservo la mayoría de las partituras. Sobre todo aquellas de los conciertos sinfónicos-corales en los que hubiera pagado de buena gana por vivir semejantes momentos. Permitirle a un modesto aficionado adentrarse en un mundo como este no tiene precio. La pena es que carezco ya de la autodisciplina necesaria para encarar un proyecto con el nivel de exigencia que la CRB demanda. Sin embargo, esta experiencia me permite valorar con conocimiento de causa el esfuerzo, la ilusión y el talante perfeccionista que está detrás de un concierto de estas características. El director de la CRB, José Hijar Polo, ha sabido dotar a este conjunto de una personalidad propia, basada, sobre todo, en la búsqueda de la excelencia, en un sonido homogéneo, dotado de intensidad y delicadeza al mismo tiempo.
Como suele ser habitual el aforo, que llenaba casi en su totalidad la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia, era mayoritariamente extranjero. El Puerto de la Cruz es considerado como el primer municipio turístico de Canarias, al menos cronológicamente. Hoy es un destino “maduro”, lo que en el argot profesional, significa “obsoleto”. Quienes vienen dándole vueltas a la cabeza sobre cómo reflotar este sector se empeñan en fórmulas trilladas. Un municipio como el Puerto de la Cruz, que comenzó su andadura ligado al turismo de salud, que tiene como clientela a visitantes de cierta edad y considerable formación, sobre todo el que procede del norte de Europa, debe considerar la Cultura como una apuesta estratégica. Un festival como "Mueca" (de teatro y perfomance en la calle) que estaba en pleno auge fue laminado, el espacio que hacía las funciones de sala de conciertos, el Parque San Francisco, está en ruinas, y una coral como la Reyes Bartlet tiene serios problemas para subsistir (haciendo un decálogo de urgencia). Parece que más allá de la parranda y la cosa cachanchán se agota la imaginación y la voluntad política. Ese público extranjero del que estaba rodeado, como decía, es un público atento, formado y exigente. Esa supuesta frialdad de la que algunos hablan no es sino respeto hacia los artistas y comunión con la música. La mejor prueba del éxito del concierto fue ver a la mayoría del auditorio puesto en pie aplaudiendo con ganas.
Quizás la desgracia de la CRB sea estar ubicada en lo que, al fin y al cabo, no deja de ser, con perdón, un pueblo. Resulta raro encontrar formaciones de esta naturaleza, capaces tanto de montar una misa de Mozart con una orquesta de cámara como de colaborar en un “Ivan el Terrible” nada menos que con la Orquesta Sinfónica de Tenerife, por poner solo unos ejemplos, que no estén ubicadas en alguna capital o ciudad de gran entidad. El Puerto de la Cruz es una ciudad de unos treinta mil habitantes, tan aquejada por el desolador panorama que pinta el informe PISA como cualquier otra. Pese a esto, la labor educativa que viene haciendo la Asociación Cultural Reyes Bartlet es extraordinaria. Desde hace años mantiene una red de coros escolares y una coral juvenil por la que han pasado cientos de jóvenes (a la que hay que sumar una reciente Escuela de Canto). Como profesor sé perfectamente que los alumnos que tienen una formación musical, del tipo que sea, suelen destacar por encima del resto, tienen algo especial, sobre todo un sentido de la disciplina y una sensibilidad más acusada que se traduce en una mayor tasa de éxito en sus estudios. Hay que agradecer, por tanto, a esta Asociación su vocación educativa. Estoy convencido de que dará sus frutos más tarde o más temprano. De hecho, no han sido poco los jóvenes que se iniciaron en el mundo de la música en la CRB y que hoy, de una forma u otra, se dedican profesionalmente a ella o siguen con su actividad como aficionados a un nivel impresionante. Quizás llegue un momento en el que la proporción de canarios que son capaces de valorar y disfrutar de un concierto como este aumente ligeramente. Lo veremos (espero que sea antes del cincuentenario).

4 comentarios:

  1. Hola Dani.
    No sabía que escribias éstas cosas tan buenas. A partir de ahora tienes otra "fan"...
    Gracias por expresar tan bien lo que muchos pensamos, pero no sabemos hacerlo.
    Un saludo. Elia :-)

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  2. Me ha gustado mucho esta entrada, dices bien la música distingue a ciertas personas. Un fuerte abrazo.

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  3. Gracias Elia. No es sino una modesta aportación a un trabajo bien hecho. Un abrazo, Emejota de nuevo. Seguro que te gusta la música coral como a mí.

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  4. A mi también me pareció estar en el cielo.
    Gracias por escribir tan precioso artículo.
    Afectuosamente. María C.

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