domingo, 27 de marzo de 2011

Arte a todas horas (3) Frida Khalo siempre

Lo bueno de dedicarse a la enseñanza secundaria es que no es necesario ser demasiado original, está todo por descubrir. Eso también tiene su encanto, no se crean. Resulta una experiencia muy interesante, por ejemplo, descubrirles a Frida Khalo al alumnado. Hay que reconocer que a algunos, sobre todo del bachillerato, no les es del todo desconocida pero es posible que no tengan algunas claves para asimilar un tipo de pintura tan especial. En la pequeña parcelita que me corresponde como profesor de Filosofía, con vocación generalista, trato de que expandan su capacidad de disfrutar con propuestas y experiencias que van más allá (en el mejor de los casos) de los tópicos y los lugares comunes del clasicismo. Desde esta perspectiva, Frida Khalo es un inmejorable recurso. Mostrar al alumnado algunos de esos cuadros sufrientes y desgarradores de la pintora mexicana es toda una experiencia. Del desagrado inicial se suele pasar a la fascinación cuando se insertan una serie de informaciones claves: la indisociable vinculación entre la atormentada vida de Khalo y su obra, su terrible accidente, su deseo insatisfecho de ser madre, su naturaleza mestiza, su apasionada y violenta relación con Diego Rivera... A la luz de estas informaciones esos autorretratos que muestran a una persona rota, doliente, cejijunta, vulnerable adquieren otra dimensión. Algunos críticos del arte afirman que Khalo carecía de técnica y mostraba un cierto infantilismo en su obra, fruto de sus limitaciones. Podría ser. Pero ¿quién duda de la relevancia de la pintora de Coyoacan en el contexto de la pintura del siglo XX?, ¿no es este precisamente un ejemplo de cómo los derroteros del arte, desde hace ya bastante tiempo, han trascendido los límites del formalismo y del academicismo? Seguimos presos de la idea clásica de Belleza, de la identificación entre arte y realismo, del prejuicio de considerar lo artístico como aquello provisto de una técnica que no está al alcance de cualquiera. Resulta muy gratificante ver cómo opera esa transformación, Frida Khalo de por medio, en el alumno-espectador, cómo se materializa ese encuentro entre el objeto artístico y el sujeto que lo contempla, cómo se producen cambios relevantes en este último, en su forma de entender, a partir de ese momento, el mundo. Y es que se puede vivir sin arte, como se puede vivir sin otras cosas, pero ¿es vivir?

1 comentario:

  1. A mi modo de ver, para personas con determinado nivel de sensibilidad: No. Para otras muchas si. Un fuerte abrazo.

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