martes, 15 de febrero de 2011

Acción Solidaria (2) La lucha de Juan Tomás Ávila

Juan Tomás Ávila es un hombre pequeño y enjuto pero de una enorme estatura humana e intelectual. Un ecuatoguineano que mantiene encendida la llama de la libertad y de la dignidad en su propio país. Lamenté profundamente haberme perdido su intervención en el pasado SILA (Salón Internacional del Libro Africano) celebrado en el mes de septiembre en el Puerto de la Cruz. Sucumbí a la tentación de una buena tertulia con amigos en una terraza cercana. Cuando volví al Castillo San Felipe, los que acababan de asistir a la intervención de Juan Tomás salían con un gesto de estremecimiento. “¡No sabes lo que te acabas de perder!” me dijo una amiga que había tenido el buen juicio de quedarse a la conferencia. “¡Qué coraje! ¡qué valor!” -añadió. Intentando purgar mi pecado me acerqué a la librería del SILA y compré una de sus publicaciones: “Otras reflexiones sobre Guinea Ecuatorial” (Pángola 2005), que lleva como sugerente subtítulo: “Cómo convertir este país en un paraíso”. Se trata más bien de una especie de cuadernillo editado en Malabo con evidentes pocos medios. Es una radiografía de las terribles condiciones de vida de un país que está en manos del sanguinario dictador Teodoro Obiang. Un país que podría ser, gracias a sus reservas de petróleo, uno de los más ricos del planeta. Como pasa en muchas otras partes del mundo la familia presidencial saquea el país ante la complacencia de las petroleras y los gobiernos occidentales.
No me resistí a abordar a Juan Tomás y le pedí que me dedicara el librito. Terminamos hablando un rato sobre Guinea Ecuatorial y sobre su decisión de permanecer en el país pese a ser un opositor al régimen -cosa que, evidentemente, supone un serio riesgo para su vida. Su dedicatoria fue tan cordial y cercana como su conversación.
Pues bien, hace unos días Juan Tomás Ávila inició una huelga de hambre con el objeto de reclamar una transición democrática en su país. Su huelga coincidió con la visita del presidente del Congreso de los Diputados de España, José Bono, quien, para variar, fue a darle una palmadita en la espalda al dictador. La política exterior del gobierno español es una extraña mezcla de cinismo y patetismo. Al mismo tiempo que declara solemnemente que nada de lo que pueda hacer el gobierno marroquí afectará al buen rollito con España (¡vía libre, amigos, en el Sáhara!) se apresura a celebrar la caída de Mubarak una vez que los egipcios terminaron por quitárselo de encima. Es una política supuestamente beatífica que al final deviene en la lamentable falta de una ética mínima que observamos día tras día.
Frente a esto, personas que juegan en otra división moral, como Juan Tomás Ávila, son las que marcan la pauta. Los últimos acontecimientos en el Magreb demuestran que también los dictadores tienen los pies de barro. Nada puede parar a una marea ciudadana, sobre todo cuando ésta enarbola la bandera de los Derechos Humanos, la Libertad, la Democracia y la Dignidad. Este hombre nos ha lanzado un reto poniendo en juego lo único que tiene, en puridad, una persona: su propia vida. ¿Qué se puede hacer en la distancia? Afortunadamente, las nuevas formas de comunicación nos permite una capacidad de acción renovada. Ahí están las redes sociales y el correo electrónico. Busquemos formas imaginativas de ampliar la voz de Juan Tomás.
El blog de Juan Tomás Ávila es http://www.fronterad.com

1 comentario:

  1. Leer este post me da alegría de seguir con vida. Me voy p'allá. Por cierto, me gusta su mirada. Un fuerte abrazo.

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