Nunca he sido muy amante de la novela negra. No tengo demasiada inclinación por las tramas policiacas, los asesinatos truculentos o el suspense insoportable. Apenas habré leído alguna cosa de Dashiell Hammett y Patricia Highsmith. Pero en esta ocasión ha caído en mis manos una novela del género en cuestión bastante singular, una novela que he devorado en un par de días. Se trata de “Ira Dei (la ira de Dios)” (Oristán y Gociano 2011) de Mariano Gambín. Para empezar hay que decir que estamos frente a un autor tinerfeño y que la trama de la novela transcurre integramente en la ciudad de La Laguna. Al parecer, la primera edición se agotó enseguida fruto de un creciente boca a boca. Lo cierto es que resulta una experiencia muy curiosa disfrutar de La Laguna como telón de fondo de unos misteriosos crímenes que se repiten en el tiempo. Una ciudad, por cierto, que tiene mucho que decir en su historia centenaria.
He podido leer algunas críticas de gente puesta en el thrillers. Califican, en general, la obra de correcta aunque un tanto arquetípica en los personajes y de un final previsible. Puede ser. En mi caso la compré por pura curiosidad y al final la terminé leyendo de un tirón. Supongo que es lo mejor que se puede decir de un libro.
Habría que comprobar cómo recibiría un lector esta novela sin que en ella influyese el factor lagunero. Un lector peninsular, por ejemplo. Tenemos que pensar que habitualmente nadie tiene reparos en que una novela de asesinatos, policías e investigadores fortuitos transcurra en Londres, Berlín o Nueva York. Se considera, incluso, una cuestión natural. En este sentido es posible que se haya superado un cierto complejo y que una novela ambientada en La Laguna no sea minusvalorada por ello. En mi caso confieso que ha sido un valor añadido. He disfrutado imaginándome la acción de una manera casi cinematográfica en calles y plazas que muchos tenemos en la memoria y a la que guardamos (años universitarios de por medio) un gran cariño. Y es que “Ira Dei” tiene un estilo cinematográfico (supongo que es otro de los elementos distintivos de la novela negra) en ocasiones trepidante. Parece que el autor pretende crear una trilogía con los personajes y ya se anuncia su nueva novela con ambientación lagunera, “El círculo platónico”. He de confesar que me ha picado, de nuevo, la curiosidad.
He podido leer algunas críticas de gente puesta en el thrillers. Califican, en general, la obra de correcta aunque un tanto arquetípica en los personajes y de un final previsible. Puede ser. En mi caso la compré por pura curiosidad y al final la terminé leyendo de un tirón. Supongo que es lo mejor que se puede decir de un libro.
Habría que comprobar cómo recibiría un lector esta novela sin que en ella influyese el factor lagunero. Un lector peninsular, por ejemplo. Tenemos que pensar que habitualmente nadie tiene reparos en que una novela de asesinatos, policías e investigadores fortuitos transcurra en Londres, Berlín o Nueva York. Se considera, incluso, una cuestión natural. En este sentido es posible que se haya superado un cierto complejo y que una novela ambientada en La Laguna no sea minusvalorada por ello. En mi caso confieso que ha sido un valor añadido. He disfrutado imaginándome la acción de una manera casi cinematográfica en calles y plazas que muchos tenemos en la memoria y a la que guardamos (años universitarios de por medio) un gran cariño. Y es que “Ira Dei” tiene un estilo cinematográfico (supongo que es otro de los elementos distintivos de la novela negra) en ocasiones trepidante. Parece que el autor pretende crear una trilogía con los personajes y ya se anuncia su nueva novela con ambientación lagunera, “El círculo platónico”. He de confesar que me ha picado, de nuevo, la curiosidad.
Lo que cuentas puede que tenga que ver con el ·"efecto familiaridad" que nos acerca más a las obras . Personalmente no me gusta la novela negra, en realidad la novela en general. Será que me siento mayor y que he visto demasiadas películas. Ahora solo trato de aprender algo diferente, como la biología o la literatura científica, porque me gustan los cambios. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarYo también soy más proclive al ensayo pero de vez en cuando... Otro fuerte abrazo.
ResponderEliminarInteresante. Como lagunero que soy, me picas la curiosidad. Un saludo, Juan Carlos Méndez
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