Mi viejo amigo Baltasar me conoce de sobra y sabe que (más allá de los tópicos) los libros siguen siendo el mejor regalo. Recluido voluntariamente en mi pequeña nube volandera prefiero no darme por enterado del más que probable aumento de los e-books y demás zarandajas electrónicas. Prefiero ignorar el también más que probable descenso de ventas de libros impresos marginados por la ola de banalidad que nos inunda.
Al grano. Estoy muy satisfecho con el plantel de libros que me han llegado de Oriente. Para empezar tenemos la última novela de Umberto Eco, “El cementerio de Praga” (Lumen 2010). Ha sido este un libro polémico desde su aparición por la condición de antisemita del protagonista. Seguramente hay quien no sabe distinguir aún entre lo ficticio y lo real, achacándole nada menos que a un intelectual de la talla de Umberto Eco una postura ambigua respecto a este tema. Hace dos años visité el cementerio judío de Praga y me resultó una grata coincidencia que la última novela del autor de “El nombre de la rosa” lo haya, en parte, ambientado en este lugar. Espero que no me pase, de todos modos, lo mismo que con “El péndulo de Foucault”, una novela que abandoné en las primeras cien páginas apabullado por tanto ejercicio de erudicción. También en el capítulo de novelas incorporamos a la familia a “Historias de Roma” de Enric González, corresponsal de “El País” (RBA 2010) y “Las muertas” de Jorge Ibargüengoitia (RBA 2009), un libro que me permitirá devolverle un ejemplar a una compañera que me lo recomendó encarecidamente. En el ensayo me dejaron, como era previsible, el último de S. Hawking, “El gran diseño” (Crítica 2010), con lo que seguiremos ahondando modestamente en el apasionante mundo de la cosmología. Cambiando radicalmente de temática tuve la sorpresa de recibir “La tragedia del Congo” de G. Williams, R. Casement, A. C. Doyle y Mark Twain (Ediciones del Viento 2010), el libro que reúne los informes y documentos que sirvieron de documentación a Vargas Llosa para escribir “El sueño del celta”. Y, por último, en la categoría de Libro-Disco me emocionó abrir el paquete que contenía el material que Joan Manuel Serrat dedicó al poeta Miguel Hernández. Espero que este comienzo del 2011 haya sido venturoso en la provisión de libros (aquello que queda mientras nosotros envejecemos).
Al grano. Estoy muy satisfecho con el plantel de libros que me han llegado de Oriente. Para empezar tenemos la última novela de Umberto Eco, “El cementerio de Praga” (Lumen 2010). Ha sido este un libro polémico desde su aparición por la condición de antisemita del protagonista. Seguramente hay quien no sabe distinguir aún entre lo ficticio y lo real, achacándole nada menos que a un intelectual de la talla de Umberto Eco una postura ambigua respecto a este tema. Hace dos años visité el cementerio judío de Praga y me resultó una grata coincidencia que la última novela del autor de “El nombre de la rosa” lo haya, en parte, ambientado en este lugar. Espero que no me pase, de todos modos, lo mismo que con “El péndulo de Foucault”, una novela que abandoné en las primeras cien páginas apabullado por tanto ejercicio de erudicción. También en el capítulo de novelas incorporamos a la familia a “Historias de Roma” de Enric González, corresponsal de “El País” (RBA 2010) y “Las muertas” de Jorge Ibargüengoitia (RBA 2009), un libro que me permitirá devolverle un ejemplar a una compañera que me lo recomendó encarecidamente. En el ensayo me dejaron, como era previsible, el último de S. Hawking, “El gran diseño” (Crítica 2010), con lo que seguiremos ahondando modestamente en el apasionante mundo de la cosmología. Cambiando radicalmente de temática tuve la sorpresa de recibir “La tragedia del Congo” de G. Williams, R. Casement, A. C. Doyle y Mark Twain (Ediciones del Viento 2010), el libro que reúne los informes y documentos que sirvieron de documentación a Vargas Llosa para escribir “El sueño del celta”. Y, por último, en la categoría de Libro-Disco me emocionó abrir el paquete que contenía el material que Joan Manuel Serrat dedicó al poeta Miguel Hernández. Espero que este comienzo del 2011 haya sido venturoso en la provisión de libros (aquello que queda mientras nosotros envejecemos).
¡¡Mi prefe también es Baltasar!! Yo recibí El cuaderno dorado, de Doris Lessing y El sueño del celta de Vargas Llosa. Disfruta de tus lecturas, amigo. Ane
ResponderEliminarYa me dirá que te pareció "El sueño del celta". Baltasar nunca se equivoca con los libros.
ResponderEliminarRespecto al Sr Umberto, creo que tienes razón : exceso de erudición , en cuanto empiezo a leer 'el mezzogiorno de Italia' para arriba y para abajo, me da flato.
ResponderEliminarEn cuanto a la pila, no conozca nada de lo que nombras ¡Cuánto que leer y tan poco tiempo!; la foto de la mía la pondré en breve, as always.
Saludos