jueves, 27 de enero de 2011

El Catalejo (3) La tenebrosa sombra de Berlusconi

Acabo de terminar un libro delicioso de un autor que me era completamente desconocido hasta el momento: Enric González y su “Historias de Roma” (RBA 2010). Este es un periodista de El País que ha tenido la buena maña de dejarnos un magnífico retrato de las ciudades en las que ha ido ejerciendo sus corresponsalías. En este pequeño pero sabroso libro González hace un esbozo de la Italia de Berlusconi. Confieso que al ciudadano común nos hace falta algún tipo de análisis histórico-sociológico para poder entender este fenómeno político tan desagradable. Uno es de los que aún tiene una enorme fascinación por la vieja Italia. Su apabullante patrimonio histórico-artístico y su papel central en la historia de Europa ejercen una atracción irresistible sobre cualquier alma sensible. Pero con Berlusconi de por medio esta idea de Italia estalla como una pompa de jabón.
Hace unos días la filósofa Amelia Varcárcel, en un artículo de título revelador, “¿Se puede caer más bajo?” establecía un paralelismo entre la Italia de Berlusconi y la Roma de Tiberio. Ambas se caracterizaban por una acusada degradación moral y por la confusión absoluta entre las miserias privadas y la cosa pública. De igual modo podríamos hablar de la Roma de Nerón, de Calígula o de los muchos césares efímeros que sucumbieron en un torbellino de violencia y depravación. La corrupción de la clase gobernante era paralela a la corrupción social generalizada. Habrá que desempolvar al venerable Suetonio para ponerse al día. Del mismo modo, algunos estudios sociológicos constatan que no son pocos los padres y madres que verían con buenos ojos que sus hijas tuvieran alguna oportunidad de promoción ejerciendo como amiguitas en el famoso harén de Berlusconi. Incluso una parte importante del electorado manifiesta que volvería a votar a este hombre a pesar de la que está cayendo, sin que acusaciones tan gruesas como la de prostitución de menores, pasando por una trayectoria político-empresarial que daría para varios capítulos más de “El Padrino”, parezcan importarles. Un tipo que tiene un auténtico emporio informativo que no duda en utilizar en su propio beneficio, preside uno de los club de fútbol más relevantes del mundo y posee un sin fin de empresas tendría suficientes avales para sospechar de que su “vocación” política está íntimamente ligada a sus cuentas bancarias. ¿Es Berlusconi el rostro de Italia? ¿Representa el culmen de un proceso de degradación social? Y es que lo de Italia no es de ahora. Desde su proceso de unificación la cosa no ha sido para tirar cohetes. Enric González hace algunos interesantísimos comentarios sobre lo que supone también construir un país con un papado medievalizante incrustado en medio. Y no menos interesante es observar esta especie de maldisimulada coyunda entre la Curia Vaticana y el fenómeno Berlusconi. El caso es que, a pesar de lo que piensen muchos italianos, Berlusconi es una infamia para la idea misma de democracia, para la idea de política, de buen gobierno... Afecta a la noción de Europa, por lo menos en su acepción más desesperadamente utópica. Il Cavalleri es un baldón internacional, una calamidad tumefacta. Muchos miramos a Italia acongojados por ese espectáculo y deseando que la sombra de Berlusconi no sea por una vez demasiado alargada.

2 comentarios:

  1. El problemas no es él, somos nosotros. Un dato: la relación entre el Putin y Berlusconi es unas de las claves para entender el momento de la política europea. Esa "calamidad tumefacta" es un indicador de la calidad de la democracia europea, un marcador de las tendencias...

    Un abrazo máquina y feliz año 31 días después....

    Francisco

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  2. Desde luego, lo que pone los pelos de punta es pensar hasta qué punto esos italianos que votan a Berlusconi y jalean sus "conquistas de Don Juan" somos (o seremos) un "nosotros". Un abrazo en el inicio del año lunar chino.

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