viernes, 19 de junio de 2009

Acción Solidaria (3) Vicente Ferrer

Acaba de fallecer Vicente Ferrer. En este mundo donde las megaestrellas planetarias juegan al fútbol y cobran una burrada, donde un señor o señora que se ha encerrado unas semanas en una casa con cámaras vendiendo su intimidad representa el culmen del éxito y atiborra sus cuentas corrientes, donde la estupidez y la más abyecta brutalidad campan a sus anchas, personas como ésta son las que mantienen todavía la antorcha de la dignidad humana. ¡Y qué desconocidas son! Al igual que otros personajes a lo largo de la historia (pienso en Gandhi, Martin Luther King o Rigoberta Menchú) Vicente Ferrer antepuso la lucha por la dignificación de la vida humana a cualquier otra cosa. No es el momento de entrar en metodologías o en los medios para alcanzar los fines. Habrá quien cuestione el apadrinazgo y quien considere que ONG y Fundaciones no son sino pequeños apósitos que nunca solucionarán los problemas de fondo. Pero lo que resulta incuestionable, desde mi punto de vista, es la talla moral de Vicente Ferrer. Frente a los que esperan que la gran revolución mundial (que nunca termina de llegar) propicie el cambio de estructuras definitivo que ponga fin a la radical injusticia en la que vivimos, otros, como Vicente Ferrer, prefirieron poner, mientras tanto, manos a la obra para mejorar las condiciones de vida de un número concreto de personas en un lugar determinado. Siempre con la esperanza de que la multiplicación de este ejemplo supusiera, a la postre, ese factor de transformación de nuestra realidad. Quizás en su cabeza anidara aquellas palabras del Talmud: “quien salva a un hombre salva a la humanidad entera”.

2 comentarios:

  1. Aunque sea atea no puedo más que admirar a este gran hombre.
    Se van ochenta y nueve años de humildad, amor, bondad y valentía, pero queda aquí con nosotros un gran ejemplo a seguir.
    Personas como él son las que me dan las fuerzas para seguir adelante frente a tanta injusticia.
    Gracias.

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  2. Lo importante es buscar los puntos de encuentro. Y con gente como Vicente Ferrer no es difícil.

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