viernes, 5 de junio de 2009

El Impertinente (3) Canarias y el efecto Coruscant

Aprovechando el "Día Mundial del Medioambiente", ahora que las administraciones se lanzan a recordarnos que tenemos que proteger la cosa natural, mientras éstas, el entramado político-empresarial, son los principales depredadores del territorio, rescato este artículo publicado en Tangentes en noviembre de 2008.






Los numerosos seguidores de la saga cinematográfica “La Guerra de las Galaxias” recordarán la existencia del planeta Coruscant, sede del Senado Galáctico y del Consejo Jedi. La característica principal de este planeta de ficción residía en que todo él estaba completamente urbanizado, era un inmenso planeta-ciudad. Kilométricos rascacielos competían en altura, mientras al nivel del suelo había un ambiente peligroso e irrespirable. Pues bien, esta visión futurista tiene en Canarias un pequeño germen.
Todavía quedará algún despistado que apostado en algún mirador del Valle de la Orotava alabe arrebatado, cual Humboldt de nuestro tiempo, las bellezas del paisaje. Sin embargo, cualquier persona que no se engañe demasiado no tendrá más remedio que lamentar el cinturón de asfalto y cemento que lo invade todo. Esa banda ancha y continua que convierte las medianías en el paraíso de los adosados. Algunos municipios se han convertido en especialistas en aprovechar hasta el último metro cuadrado de suelo para levantar toda clase de mamotretos de cemento. Ante esta gran cantidad de desmanes, el insigne geólogo portuense, Telésforo Bravo, solía decir, refiriéndose a Tenerife, que “por debajo de los mil metros esta isla es un desastre”.
¿Dónde ha quedado aquel discurso de la sostenibilidad? La propia administración lo da por imposible. Por lo menos se han quitado la careta, lo cual es de agradecer. En algunos ayuntamientos, las sufridas concejalías de medioambiente todavía hablan de Agendas 21, redes europeas o proyectos sostenibles ante la actitud condescendiente, en el mejor de los casos, del resto de la corporación. La duda reside en saber si se lo creen de verdad o sólo se trata de una excusa más para la consabida rueda de prensa (ya se sabe que no hay que bajar de dos o tres a la semana, que luego parece que no se hace nada).Mientras, esta isla camina inexorablemente por la senda de un pequeño Coruscant. El hacinamiento incide en el aumento de la violencia social, en la destrucción del paisaje y del territorio, en la inviabilidad del turismo como fuente de riqueza económica, en la degradación general de la vida cotidiana. Sabemos que no existe algo a lo que podamos denominar ‘inteligencia colectiva’. Porque de lo contrario haría ya tiempo que nos habríamos preocupado por replantear las bases económicas y convivenciales de nuestra sociedad, como única posibilidad de garantizar un mínimo futuro para las generaciones venideras. Pero no, las preocupaciones colectivas no van más allá de la jornada de fútbol de la próxima semana. Ahora el discurso de la crisis lo justifica todo, pero en los últimos tiempos, años de vino y de rosas, entregados como estábamos a la orgía consumista, nadie pensaba que este rumbo nos llevaba a un callejón sin salida.
Siempre me habría gustado tener la posibilidad de preguntarle a un responsable político, con competencias en ordenación del territorio, qué proyecciones a veinte años vista tiene de nuestras islas. Nos hablará probablemente de los planes X o los planes Y, de estos o aquellos estudios técnicos (aunque contemplen puertos deportivos en municipios sin costa o barbaridades por el estilo), o de las mega-infraestructuras de turno. Pero sus preocupaciones suelen ser mucho más perentorias. No van más allá de la próxima cita electoral. Y así nos va.
Un alto porcentaje del territorio de las islas está protegido. Vale. Pero terminará convirtiéndose en el jardín trasero del último residencial en ofrecer “inmejorables vistas”. A base de olvidarnos de lo urgente, de aquello que de verdad compromete nuestra propia supervivencia, el “lado oscuro de la fuerza” gana terreno cada día. Un día veremos al senador Palpatine dando una vuelta por este lejano rincón de la galaxia.

2 comentarios:

  1. Qué cosas tienes, mira que preocuparte por estas pequeñas cosas... a quién le importa qué tipo de ciudades espacios vamos a dejar a las futuras generaciones y qué poder de decisión sobre la isla que les gustaría van a tener nuestros herederos. Eso son chorradas, y a las urnas me remito.
    En otro orden de cosas: ¿viste que buscando un poco me encontraste?

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  2. a veces pienso eso, no te creas. Incluso aquello de que tenemos lo que nos merecemos. Te dejé un comentario asombradillo por lo bien que escribes ¿lo viste? Pienso que tienes un estilo propio y cosas que contar. Tienes que prodigarte y lanzarte a la experiencia escrituril (no es broma ¿eh?).

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