domingo, 8 de mayo de 2011

El Catalejo (14) Obama ¿Premio Nobel?

No hay, que sepa, un código ético para los premios nobeles de la Paz. Pero algo chirría en el comportamiento de Barack Obama, en su decisión de autorizar la “ejecución extrajudicial” de Bin Laden (dando por hecho que tal cosa ha ocurrido). Se supone que un Premio Nobel de la Paz debe saber que el cumplimiento de los Derechos Humanos no admite excepciones. Incluso un criminal como Bin Laden está amparado por esta Declaración, por mucho que le haya negado este beneficio a sus innumerables víctimas. La primacía del derecho es una de las características de una democracia y no la venganza o el puro y duro matonismo. Pero el mensaje que una vez más da EE.UU es que el ordenamiento jurídico internacional vale solo para los demás, lo cual da más mecha a quienes siguen manteniendo la retórica anti-imperalista. Claro que esta gente piensa en otras claves. La ideología del Far West sigue instalada en el ADN del norteamericano medio, desgraciadamente. Y con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina nada mejor que un golpe de efecto como este para elevar considerablemente la intención de voto. No hay más.
Aunque el comité sueco para los premios nobel ha metido la pata en más de una ocasión (ahí tienen los galardones concedidos a Kissinger, Al-Sadat o Begin, por citar solo unos ejemplos de personajes poco dados a la cosa ética) se hace duro mantener en la nómina a Obama junto a un Mandela, Suu Kyi o el Dalai Lama, verdaderos referentes mundiales. Ya hace dos años se vio que concederle el premio a Obama, a pocos días de su nombramiento como presidente, por “brindarle a su pueblo la esperanza de un futuro mejor” [sic] era, cuando menos, motivo para la carcajada.
En realidad Obama no ha hecho otra cosa que comportarse como lo que es: el presidente de una superpotencia que aspira a seguir siéndolo frente a tanto aspirante a arrebatarle la primacía. Los que debieran entonar un mea culpa universal fueron los que tan alegre y despreocupadamente le otorgaron el galardón apenas se estrenó en el cargo (como si no hubiera una larga nómina de candidatos sobradamente acreditados). No hemos visto por parte de Obama ningún comentario sobre la utilización de la tortura o la violación de la soberanía territorial de un país (Pakistán). Asistimos, además, a una taimada marcha atrás con el asunto Guantánamo. Vamos, como para proclamarlo “Príncipe de la Paz” (con permiso de Manuel Godoy).

3 comentarios:

  1. Damián: Comparto 100% contigo tu visión. Hace unos días escribí el mal sabor de boca que me producía todo este asunto. Haces bien en escribirlo, porque eso que nos quieren vender los mass media es, desde todo punto de vista, inmoral. Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Naturaleza humana, vanidad de vanidades, precipitación, error, dependencia. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Bienvenido a La Inocencia del Devenir, Marcelo. Otro fuerte abrazo, MJ, a pesar de este mundo convulso.

    ResponderEliminar