lunes, 30 de mayo de 2011

El Cazador de Libros (12) Nuevas andanzas en la Feria

Esta vez iba bien pertrechado. Acudí a la XXIII Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife con una mochila repleta de libros con la intención de intercambiarlos en la caseta que a tal efecto (no sé si gracias al ayuntamiento, la biblioteca municipal o la asociación de libreros) se instalaba cada año. Después de que un año tras otro me quedara con un palmo de narices al acudir sin un misero folleto estaba decido a no dejar pasar esta ocasión. Sin embargo, después de recorrer la Feria de arriba a abajo, tuve que rendirme a la evidencia de que este año alguien había decidido que la caseta en cuestión pasara al baúl de los recuerdos. ¡No se imaginan lo que pesaba la dichosa mochila!
Con todo, la única sorpresa positiva que encontré fue la caseta de una parroquia que vendía libros por la voluntad con fines benéficos. Les relato los ejemplares que conseguí ¡por 15€!
Amos Oz. Una historia de amor y oscuridad (Círculo de Lectores, 2006)
José Luis Correa. La hija del naúfrago (ACEB, 2003)
José Mª Ridao. Weimar entre nosotros. (Galaxia Gütenberg, 2004)
Gustav Meyrink. El Golem. (Tusquet, 1972)
Michel Houellebecq. Plataforma. (Anagrama 2010).
Carmen Martín Gaite. Caperucita en Manhattan. (Siruela, 1998)
Además, opté por regalarle a esta caseta los libros que llevaba con el fin de aligerar la mochila y de paso colaborar con la cosa solidaria. Del resto de la Feria destacaré la perteneciente a la Librería de Mujeres de Santa Cruz, en la que compré el libro de Clara Campoamor, El voto femenino y yo (Horas y Horas 2006). En una librería especializada en facsímil, con una pequeña sección de viejo, compré una guía de viajes de la provincia de Tenerife, escrita por Alfredo Reyes en 1968 y publicada por Destino. Un libraco muy interesante y del que curiosamente un amigo consiguió un ejemplar en, creo recordar, Madrid hace unos años por 50 €. Pues bien, este ejemplar me costó 20 €. Toda una ganga para un libro propio de coleccionista (perdonen la inmodestia). Por último adquirí un ejemplar del recientemente fallecido Ezequiel Pérez Plasencia, Decena de un cronopio (Benchomo, 2000). Intentaré de esta manera enmendar el baldón de no haber leído nada de este escritor canario. El año que viene no me pierdo la de Madrid (¡a los dioses pongo por testigo!).

PD: hay que lamentar la muerte estos días de una escritora excepcional, Mª Rosa Alonso. Una mujer avanzada a su tiempo, con una personalidad inolvidable y una obra escrita que dignifica las Letras Canarias.

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