sábado, 3 de septiembre de 2011

El Aula (13) El cole de los ricos

Decía Kant que en un régimen carente de libertades el que un soberano tomara la decisión de ir a la guerra era la cosa más sencilla del mundo puesto que a él, en última instancia, no le afecta en gran cosa, no es quien tiene que ir a partirse la cara con el enemigo. Por contra, en un ámbito democrático el personal tiene que tener mucho cuidado a la hora de tomar decisiones que le atañen directamente. Es por eso que Kant consideraba que una constitución republicana era la garantía de una paz perpetua. Pero ¡tranquilos, que la cosa no va de una disquisición filosófica! Lo que pasa es que me venía a la cabeza esta reflexión de Kant viendo cómo determinados individuos aparentemente investidos de la autoridad que les confiere el haber sido elegidos en unas urnas toman decisiones que afectan a millones de personas pero sin que a ellos ¡oh, casualidad! les suponga gran cosa. Me refiero, cómo no, a este proceso de desmantelamiento de lo público, sobre todo de la sanidad y la educación, ámbitos que copan la mayor parte del gasto (o de la inversión, como quiera verse). Sería muy interesante realizar un pequeño estudio, tomar una pequeña muestra, del tipo de seguro médico del que disfrutan determinados políticos y del tipo de colegio al que llevan a sus hijos. Me atrevo, a riesgo de caerme con todo el equipo (aunque no lo creo), que las Aguirre, Cospedal y compañía, disfrutan de todo tipo de coberturas privadas y hacen o han hecho uso de prestigiosos y elitistas colegios privados, la mayoría de ellos con su tapadera como concertados, de esos donde abundan niños con apellidos larguísimos con uno o varias conjunciones y guiones separadores entre ellos. Vamos, el lugar donde se forja la futura clase dirigente que heredará empresas y fortunas familiares (para que luego digan que ya no existen las clases sociales). Pues esta gente es la que recorta a mansalva los servicios públicos esenciales sin que les tiemble la mano. Estas estrellas de la política neocon que tildan al funcionariado en general y al profesorado en particular de vagos y parásitos, acostumbrados como están a que el personal de la privada les haga cuantas genuflexiones sean necesarias. Las que utilizan la artimaña demagógica de hacer creer a la ciudadanía de que el profesorado sólo trabaja 18 horas, tiene todas las vacaciones del mundo y encima se queja. Si estas cosas las dijeran como resultado del desconocimiento de la profesión docente sería grave viniendo de quienes tienen la responsabilidad de su gestión pero si fuera fruto de la pura y dura malidicencia entonces sería una villanía. En el mundo que tienen en sus cabezas, el que les han inculcado desde su noble cuna, el común de la ciudadanía no necesita mucho más que una sanidad y una educación de carácter asistencial. A partir de ahí, el que quiera “lujos” que se los pague. O quizás pueda que el Estado se avenga a darles un “cheque” para que sus hijos ocupen un asiento en la última fila de un cole para ricos y tengan la posibilidad de babear cuando vean a su compañero acudir a clase en un Mercedes y con mayordomo. Aquel viejo eslogan “por una educación pública y de calidad” suena al oído de la derecha como una proclama subversiva y guerrillera. Y como a esta gente se le han caído los complejos al mismo tiempo que a la izquierda blandita le ha entrado una perenne crisis de identidad pues así nos va. Si, como decía el viejo Kant, quienes toman las decisiones fueran una parte afectada más de las mismas quizás otro gallo nos cantaría.

1 comentario:

  1. Toda la razón, pero claro, para hacer estos razonamientos hace falta una mente preclara, como la de Kant, y claro, no abunda ni es mayoría.
    Siendo hija de pobres, pero ambiciosos, me educaron en un colegio de élite, hasta los 16 mis padres me dieron todo lo que pudieron aún a costa de sus renuncias. Luego hube de devolverles "lo invertido", con creces e intereses (sobre todo a mi madre).
    Es terrible sentirse responsable como si de una inversión se tratara, pero les estoy agradecida, aunque me consta que habría podido salir de aquel pozo por otros medios. Al fin y al cabo..... de aquellas tempestades..... estos lodos. Beso.

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