Como nadie me preguntará eso de “¿qué hacías tú en el 11S?” no me resisto a dejarlo caer. Me encontraba en un almuerzo con los compañeros del Departamento de Actividades Extraescolares de mi centro en un restaurante de San Juan de la Rambla, una muestra del gran trabajo que hicimos el curso anterior (aunque esté mal decirlo). Yo era el vicedirector y despedíamos a tres compañeros que cambiaban de centro. Nada más servirnos un apetitoso arroz caldoso me llegó un mensaje en el móvil de mi hermana. Acababa de estrellarse un avión contra una de las Torres Gemelas. “¡Vaya, ya tenemos argumento para una historia de catástrofe!” -pensé. De todos modos, me pareció muy extraño que pudiera ocurrir un accidente de ese tipo. Un avión puede estrellarse nada más despegar pero desviarse de su ruta y chocar contra aquel rascacielos... Los compañeros no terminaban de creérselo y alguno incluso bromeaba con el asunto. Mi hermana seguía mandado mensajes sobre si era un avión comercial o una avioneta. Así hasta que llegó otro mensaje tremendo: un nuevo avión se empotraba contra la segunda de las torres. A pesar de la incredulidad del resto de los comensales algo me decía que mi hermana no estaba de broma. ¡No cabía duda de que esto era un ataque en toda regla! Deje tres mil pesetas encima de la mesa (aunque parece que hace un siglo de esto faltaban unos meses para que se nos cayera encima el euro), el arroz a medio terminar y salí a toda prisa hacia mi casa. Me dio la impresión de que algún compañero cogía el mismo camino pero ni reparé en ello. La radio del coche confirmo los mensajes del móvil. Estuve hasta bien entrada la madrugada pegado al televisor con esa sensación de que la cosa tenía la dimensión de una “caída de Constantinopla” o de un Pearl Harbour cuanto menos. ¡Con lo que me gustan a mí los episodios históricos!
Yo vivía ya en Tenerife y recuerdo haber horas y horas pegada a la tele. Años después pude comprobar el tamaño del agujero que las torres dejaron en el suelo neoyorquino.Después repetí,desafortunadamente, una jornada similar ante el 11M.
ResponderEliminarLo siento Damián, me niego a comentar nada sobre la cuestión habida cuenta de la explotación de la misma que hacen los medios de comunicación. Es una forma de rebeldía primaria que me invade. Beso.
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