Es necesario poner en evidencia de una vez por todas al político profesional. Esta grey ha devenido en uno de los principales problemas de nuestra democracia moribunda. Ahora que estamos ante una nueva legislatura autonómica veremos otro ejercicio de más de lo mismo: un elenco de viejas estrellas de la política que se aferran al sillón desesperadamente. Detrás del telón los que tratan de acceder al estatus de ordeno y mando, con coche oficial y dietas por esto o aquello. Y, en medio, una ciudadanía entre indignada y resignada, pero, en todo caso, como mera convidada de piedra. Asistiremos al baile de cambios de cartera y recolocación de quienes han prestado sus servicios al partido. Veremos cómo desde la lectura de la política como actividad profesional el postulante vale para todo, para un roto y un descosido. Se puede ser, pongamos por caso, Concejala de Asuntos Sociales de un ayuntamiento, Viceconsejera de Medioambiente, Consejera de Educación y por último de Sanidad sin que le tiemble la voz a la interesada ni muestre un mínimo de rubor ante tan dilatada trayectoria. Con unos leves retoques sirve el mismo discurso para cualquier cosa. Hablar de eficacia de la gestión, optimización de recursos o modernización de la administración vale para todo. Y si uno le echa ganas a la cosa queda hasta bien. Eso debe decir el manual del perfecto político. ¿Y cuántos años van ya? Estirando un poco más, estando a disposición del partido para lo que haga falta y sabiendo jugar todas las cartas igual llegamos a una jubilación dorada. ¿Que aquellas áreas por las que he pasado han quedado como el día después de un bombardeo nuclear? Bueno, eso es una opinión, también podría decirse que la difícil coyuntura económica hacía necesarias medidas de ajuste severo que supusieran una racionalización de los recursos que no afectara a la calidad mínima del servicio. ¡Olé! ¡y a otra cosa (Consejería) mariposa!
Al final lo político se entiende como una esfera con una lógica propia al margen de cualquier otra consideración. No hace falta tener ni la más mínima idea del campo que uno va administrar (para eso están los técnicos y bla, bla, bla). El político va a cumplir, supuestamente, con un programa electoral, validado en las urnas y que lo aguanta todo. Vamos, que se puede ser un perfecto indocumentado y tomar decisiones al margen y por encima de quienes son verdaderos profesionales del tema (de esta desgracia tenemos sobrada experiencia en el mundo de la educación). Y esto pasa porque los fines últimos nada tienen que ver precisamente con los ámbitos de la administración en cuestión. Los fines últimos son mantenerse en el poder a cualquier precio. Esta es la aspiración fundamental de los partidos / empresa y sus profesionales de la política. Al margen de la consabida palabrería populista con las que nos obsequian en las campañas electorales y en las ruedas de prensa el político profesional es ante todo un superviviente pero también un cleptómano, pues nos ha robado a la ciudadanía aquello que nos pertenece: la voz y la decisión.
Al final lo político se entiende como una esfera con una lógica propia al margen de cualquier otra consideración. No hace falta tener ni la más mínima idea del campo que uno va administrar (para eso están los técnicos y bla, bla, bla). El político va a cumplir, supuestamente, con un programa electoral, validado en las urnas y que lo aguanta todo. Vamos, que se puede ser un perfecto indocumentado y tomar decisiones al margen y por encima de quienes son verdaderos profesionales del tema (de esta desgracia tenemos sobrada experiencia en el mundo de la educación). Y esto pasa porque los fines últimos nada tienen que ver precisamente con los ámbitos de la administración en cuestión. Los fines últimos son mantenerse en el poder a cualquier precio. Esta es la aspiración fundamental de los partidos / empresa y sus profesionales de la política. Al margen de la consabida palabrería populista con las que nos obsequian en las campañas electorales y en las ruedas de prensa el político profesional es ante todo un superviviente pero también un cleptómano, pues nos ha robado a la ciudadanía aquello que nos pertenece: la voz y la decisión.
Siguiendo la línea de libros sobre el #15M (que necesita un post como agua de mayo) te recomiendo 'Cómo nos venden la moto' que recopila textos de Chomsky y de Ignacio Ramonet.
ResponderEliminarPor cierto, qué guapa la chica de la foto ¿Quién es? XD
Saludos
Demasiado calor para que mis neuronas piensen ordenadamente, prefieren echarse a dormirse entre los laureles, como tantos de los que mencionas. Beso.
ResponderEliminarHola Damián, Espero pases un verano formidable...
ResponderEliminarLo más que me gusta de la foto es la posición de las manos, una sobre otra, con el anillo noble de mando, mostrando poderío y determinación, con aire de torera curtida. Milagros, estará en el Consejo de Gobierno, pero que yo sepa no en Sanidad.
Por lo visto ahora pertenece a la élite intelectual de Consejo de Canarias con poderes ejecutivos pero sin cartera. Si se preguntan que significa esta nueva asignación, yo tampoco lo sé: ¿Modelo de aplicación abnegada para los nuevos consejeros sociatas? ¿KGB interna? ¿Apaga crisis posibles a mitad de legislatura es decir "rueda de recambio" en rodaje? ¿Mensaje encriptado? ¿Reconociblemente del mérito de acabar con la enseñanza pública? ¿Amigable colocación? Quién sabe....
A ver si nos vemos y tomamos una aceitunas...
Un saludo de Francisco