Como era previsible, el fenómeno 15M está dando lugar a una ristra de publicaciones, la mayoría de ellas siguiendo el estilo panfletario (no es una descalificación, ¡cuidado!) que pusiera en valor de nuevo Stephane Hassel. Más o menos en esta línea podemos insertar el cómic de moda en estos momentos. Se trata de “Españistán (este país se va a la mierda)” (Glenat 2011) del joven dibujante Aleix Saló. Gracias en parte a una red social, que popularizó un vídeo homónimo de imprescindible visionado, este cómic empezó a estar en boca de todos. Hay ocasiones en las que basta un pequeño golpe de genialidad (y un poquito de sentido de la oportunidad) para terminar creando un producto de éxito. “Españistán” es una especie de “la crisis explicado a mi hijo” -por no decir explicado a los tontos, que suena demasiado políticamente incorrecto y poco comercial. Hay una diferencia importante entre el vídeo, que realiza un somero análisis de la debacle social y económica de España a partir de la Ley del Suelo de Aznar, y el cómic que muestra un retrato casi demoledor de las estructuras de poder en este país. Saló nos presenta, inspirándose en el Señor de los Anillos, el recorrido que un joven currante, agobiado por una hipoteca que no puede pagar, emprende a través del país buscando una solución / explicación a su situación personal. Este personaje, que vive en el País de los Curritos, se dirige en primer lugar hacia la Ciudad Burocrática -una especie de Castillo a lo Kafka donde el papeleo es un fin en sí mismo. Luego atraviesa las Tierras Muertas, habitadas por científicos y humanistas que malviven en plena indigencia. Al final de las Tierras Muertas se encuentra la Aldea Santa, donde adoran a un Jesufistro cuyo símbolo es un inodoro (glorioso este capítulo que nos habla de la importante reserva de poder de las viejas estructuras clericales). Después de la Aldea Santa llega, como no podía ser menos, el Distrito Financiero, auténtica cocina de este desaguisado económico donde los magnates de siempre se llenan los bolsillo sin que la maldita crisis suponga para ellos algo más que la bajada en alguna décima en su colchón de beneficios. Y casi paralelamente al Distrito Financiero se encuentra La Moncloa, en la que nuestro protagonista espera encontrar por fin la explicación a su situación. Este capítulo resulta ser el más críptico porque quien habita en La Moncloa es una especie de muñeca rusa sin fin. ¿Quién es el responsable de la crisis?, ¿quién ha llevado a este país a convertirse en un Españistán de opereta? En definitiva, Aleix Saló aporta un trabajo muy interesante e... ¡inquietante!
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