Me acabo de enterar, vía prensa, que el Salón Internacional del Libro Africano (SILA) abandona su sede del Puerto de la Cruz para trasladarse a la capital de la isla de Tenerife. Para un portuense / realejero como el que suscribe es una muy mala noticia. El SILA va camino de convertirse en una plataforma de encuentro cultural entre Canarias y África, tan necesaria como imprescindible. Desconozco los motivos de esta decisión pero aventuro dos hipótesis:
1. Las posibilidades de promoción y proyección de Santa Cruz son muy superiores a la de la ciudad norteña.
2. La desidia y falta de visión estratégica del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz en materia cultural en los últimos tiempos.
Uno, que se había convertido en un asistente incondicional a este evento, tendrá muchas más dificultades para trasladarse a Santa Cruz. Supongo que esto se verá compensado con una mayor afluencia de público, así que por un visitante menos no pasa nada. Pero lo que realmente me produce una mezcla de lástima e indignación es esta idea de la derechona política de que la promoción pública de la cultura es un derroche perfectamente prescindible. Ya pasó en su día con el festival Mueca, un evento de arte en la calle, con un programa ciertamente notable, que pudo haberse convertido en una cita emblemática del Puerto de la Cruz y que atraía a esta ciudad a una importante cantidad de gente. La proverbial miopía de los responsables políticos les impide ver que en una ciudad en pleno proceso de decadencia (si alguien no lo arregla) la cultura puede ser un elemento de dinamización económica de primer orden. Sobre todo, cuando se tiene ya muy poco que ofrecer y la competencia está siendo muy dura. Así que la pérdida del SILA es para el Puerto de la Cruz otro baldón más que añadir al triste currículum municipal. El problema es que no estamos solo ante una galopante crisis económica sino además ante una todavía peor crisis de ideas. Alguno, incluso, debe todavía pensar aquello de que “cuando oigo la palabra 'cultura' saco mi pistola”, una frase atribuida a más de un personaje de dudosa calaña pero que refleja esa alergia compulsiva de quienes no van más allá de la cosa populista y folklórica (que da más votos y cuesta menos). En fin, reconozco que no está la canícula para cogerse una úlcera.
1. Las posibilidades de promoción y proyección de Santa Cruz son muy superiores a la de la ciudad norteña.
2. La desidia y falta de visión estratégica del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz en materia cultural en los últimos tiempos.
Uno, que se había convertido en un asistente incondicional a este evento, tendrá muchas más dificultades para trasladarse a Santa Cruz. Supongo que esto se verá compensado con una mayor afluencia de público, así que por un visitante menos no pasa nada. Pero lo que realmente me produce una mezcla de lástima e indignación es esta idea de la derechona política de que la promoción pública de la cultura es un derroche perfectamente prescindible. Ya pasó en su día con el festival Mueca, un evento de arte en la calle, con un programa ciertamente notable, que pudo haberse convertido en una cita emblemática del Puerto de la Cruz y que atraía a esta ciudad a una importante cantidad de gente. La proverbial miopía de los responsables políticos les impide ver que en una ciudad en pleno proceso de decadencia (si alguien no lo arregla) la cultura puede ser un elemento de dinamización económica de primer orden. Sobre todo, cuando se tiene ya muy poco que ofrecer y la competencia está siendo muy dura. Así que la pérdida del SILA es para el Puerto de la Cruz otro baldón más que añadir al triste currículum municipal. El problema es que no estamos solo ante una galopante crisis económica sino además ante una todavía peor crisis de ideas. Alguno, incluso, debe todavía pensar aquello de que “cuando oigo la palabra 'cultura' saco mi pistola”, una frase atribuida a más de un personaje de dudosa calaña pero que refleja esa alergia compulsiva de quienes no van más allá de la cosa populista y folklórica (que da más votos y cuesta menos). En fin, reconozco que no está la canícula para cogerse una úlcera.
el continuo aumento de la codicia y el egoísmo de unas pocas personas han traido al Puerto de la Cruz uno de los mejores sistemas económico del mundo "el turismo de masas". A modo resumen consiste en un turismo de sol y playa que tiende a masificar la zona costera en el cual no se tiene en cuenta las repercusiones a largo plazo. De hecho, los beneficios generados por dicho sistema son repartidos entre una minoría selecta sin destinar ni un solo céntimo al desarrollo social. En consecuencia aquellos que estan excluidos de su participación en el reparto de la tarta no les queda más remedio que vivir su vida de forma azarosa. Me atrevería a decir que en la época en que el puerto de la cruz eran plataneras y el agua del mar llegaba hasta la plaza del charco el procetaje de probeza social era menor que el actual. El tesoro natural se esta agotando y ya no queda más costa que encementar excepto los otros municipios colindantes. No es de estrañar que el turismo uno de los sectores más delicados y tiquis miquis. Busque lugares más virgenes apartado de la especulación, la cual les trata como si fueran productos y sin venderles realmente lo que les prometían (amabilidad del campesino canario, playas naturales, etc.). ¿ Tiene realmente sentido continuar especializandose en el turismo de masas y vivir pidiendo ayudas a europa?. Creo que lo que sucede en el puerto de la cruz ( hoy perdemos esto mañana aquello)son las consecuencias indeseadas de haber permitido que unos pocos tomaran las decisiones de como debe ser nuestra estructura económica (al menor coste y máximo beneficio para los que toman las decisiones). No obstante, tambien es verdad que nuestra economía ha estado marcada desde la colonización por nuestra situación periferica, etc. Esta es mí opinión a modo resumen, espero que puedan llegar a entenderme. saludos
ResponderEliminarUna vez más, una pena.
ResponderEliminarEs cierto, una vez más, una pena.
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