miércoles, 6 de abril de 2011

El Aula (7) Bachillerato segregado

El “Bachillerato de excelencia” que la Comunidad de Madrid se ha sacado de la manga está, lógicamente, dando mucho que hablar. A primera vista podría parecer una de esas medidas de calidad que tan perentoriamente necesita el sistema educativo pero a poco que acerquemos la lupa la cosa empieza a oler a chamusquina. Lo habitual en la derecha es la formación de las élites sociales, esto es, de sus propios vástagos, normalmente. Aunque el acceso a ese bachillerato pueda ser gracias a una nota media lo cierto es que, a poco que se haga un estudio rudimentario, podrá determinarse claramente la variable posición socieconómica / rendimiento académico. Por eso estas medidas, a la postre, si no vienen insertadas en una política más amplia de carácter social (cosa a la que es alérgica la derecha) terminan convirtiéndose en otro espejismo más de los muchos a los que estamos acostumbrados en nuestro sistema educativo. Un problema nada menor es que conceptúa al resto del bachillerato, sobre todo aquel que se imparte en los centros públicos, como un bachillerato de segunda. En un momento en que los recursos públicos (dicen) son tan escasos canta un poco que se destinen partidas a montar centros de élite en vez de contribuir a elevar el nivel medio de la enseñanza en general. Para que luego digan que en estas cuestiones la ideología no es importante. Un centro educativo al igual que debe atender al alumnado con dificultades de aprendizaje debe (o debería) hacerlo con el alumnado con un rendimiento excepcional. Pero, al final ¿por qué no se hace? Este es el tipo de reflexión que habría que hacer y al que también suele ser ajena la derecha. Desvelaría seguramente las carencias del sistema. Y estas no se resuelven creando una red paralela de centros exclusivos -receta facilona y que en el fondo no arregla nada, por lo menos de lo sustancial. No se trata, además, de que cuestionar esta medida suponga atrincherarse en el igualitarismo propio de la izquierda. Se trata de que esto atenta, sencillamente, contra la necesaria pluralidad del aula. Una de las cosas que más daño le ha hecho a la escuela pública han sido los conciertos educativos. Esto provocó una huida importante de las clases medias hacia una escuela, anteriormente privada, a la que siempre consideraron, con fundamento o no, como un lugar de excelencia. La consecuencia fue un “empobrecimiento” (digámoslo de esta manera) de la escuela pública, al menos desde su configuración socio-económica. El papel que se le asignó fue prácticamente asistencial. Y para “cuidar” al conjunto de la población no hacen falta tantos recursos. Con esta nueva filosofía pasará otro tanto: la segregación del alumnado más brillante tendrá como efecto un aumento de la brecha con el resto en la que la parte más débil siempre termina siendo la más perjudicada. Prefiero la filosofía del “educarnos todos y todas juntos en mutua cooperación y convivencia”. Estoy convencido de que de esta manera el alumnado de mayores capacidades también saldrá ganando.

5 comentarios:

  1. Excelencia educativa SÍ, pero para todos. La educación pública tiene que velar por una excelencia educativa en el aula y desde la diversidas. Cuando los ESTADOS entienden la importancia y la rentabilidad que supone tener una población con un alto nivel de formación, la inversión en educación pública se convierte en uno de los pilares fundamentales,pongo como ejemplo: Dinamarca, Finlandia, Noruega... con menos de un 2% de centros privados. Pero cuando desde el ESTADO no se entiende la importancia que supone tener una educación pública de calidad, pasa lo que pasa, no sólo se generan propuestas absurdas, sectarias y segregacionistas, propias del franquismo de este país, sino que incluso se potencia los centros concertados (centros educativos privados mantenidos con dinero público), y así nos va. Sobre la meritocracia (aspecto este comentado por los contertulianos en RNE repecto a este nuevo debate sobre la excelencia que se abre en la educación púbicas, deberían de tener mayor conocimiento sobre el funcionamiento y la realidad de la educación pública en este país), comentar que los reconomientos al esfuerzo educativo del estudiante son perfectamente compatibles con este sistema educativo sin necesidad de vincularlos a opciones segregacionistas como está planteando la derecha fascista del PP en este país.

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  2. Apasionante tema éste. También soy de la opinión de que el concierto educativo hace bueno el dicho ese de "de aquellos polvos, estos lodos". Como suele suceder,muy de acuerdo contigo.

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  3. Un saludo !!

    Sabias sus palabras Don Damián.

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  4. ¡Pues eso! Gracias a todos por sus comentarios. El avance ultraliberal parece no tener límites.

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  5. Totalmente de acuerdo, Damián. Tenemos un sistema educativo que falla en las costuras por desinterés, ineficacia y mala gana, y nos proponen como respuesta una opción miope y demagógica, una cortina de humo más (muy morbosa y debatible) para que nos entretengamos y no miremos hacia lo realmente urgente del sistema... y de la sociedad en la que está inserto. Desde luego que yo estoy con ustedes: éste no es el camino para una sociedad justa, solidaria e igualitaria.

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