Cuando uno ve lo que está pasando en Francia es inevitable sentir una cierta perplejidad. Creo que la indolencia que nos rodea termina por sumirnos en un estado de letargo en el que movilizaciones como estas no pasan de ser un episodio más de realidad virtual. Pero nada más lejos de la verdad. Aunque ya no se trata de reivindicar el derecho a soñar de aquel mayo del 68 algunas escenas nos remiten, inevitablemente, a ese periodo mítico. Ahora reivindican el derecho a trabajar y a poder disfrutar de una jubilación digna. Pero ¡al menos lo hacen! En nuestro país cuando se convoca una manifestación que, se supone, trata de defender los derechos de los trabajadores de repente todo el mundo tiene mil excusas para no participar. ¿Podemos imaginarnos aquí a estudiantes de bachillerato o de universidad protestando en la calle por la situación económica o social? Es casi de política – ficción. Aquí hemos abandonado la política por “aburrida” y porque nada que nos distraiga de nuestra función consumidora vale la pena. Siento también una cierta envidia cuando oigo cosas como la defensa de lo público, la primacía de la ciudadanía frente a las oligarquías financieras o la denuncia del deterioro de la democracia en manos de la dictadura de los mercados.
Francia, desde aquellos tiempos de la Revolución de 1789, siempre ha estado a la vanguardia de los derechos ciudadanos. Ahora toca luchar por el Estado del Bienestar, por la Europa Social (si es que esto alguna vez existió) antes de que se decrete la inevitabilidad del modelo asiático, esto es, la vuelta a la época de la Revolución Industrial pero con un ¡Pad bajo el brazo. ¿No es hora de plantearse si este modelo económico no nos está llevando a la catástrofe social? Para que los bolsillos de los especuladores, los responsables de la crisis mundial, sigan ganando dinero a mansalva hay que desmontar décadas de avances sociales.
Está claro que esta Francia que está en la calle, que tiene al país al borde del colapso, es también la misma que jalea la expulsión de los gitanos o que vota a Sarkozy. Parafraseando a Antonio Machado podríamos decir aquello de “Francesito que vienes/ al mundo te guarde Dios / una de las dos Francias / ha de helarte el corazón”.
Francia, desde aquellos tiempos de la Revolución de 1789, siempre ha estado a la vanguardia de los derechos ciudadanos. Ahora toca luchar por el Estado del Bienestar, por la Europa Social (si es que esto alguna vez existió) antes de que se decrete la inevitabilidad del modelo asiático, esto es, la vuelta a la época de la Revolución Industrial pero con un ¡Pad bajo el brazo. ¿No es hora de plantearse si este modelo económico no nos está llevando a la catástrofe social? Para que los bolsillos de los especuladores, los responsables de la crisis mundial, sigan ganando dinero a mansalva hay que desmontar décadas de avances sociales.
Está claro que esta Francia que está en la calle, que tiene al país al borde del colapso, es también la misma que jalea la expulsión de los gitanos o que vota a Sarkozy. Parafraseando a Antonio Machado podríamos decir aquello de “Francesito que vienes/ al mundo te guarde Dios / una de las dos Francias / ha de helarte el corazón”.
NEOLIBERALISMO PURO Y DURO intenta poner el huevo en Europa...¿qué pasa con los franceses? ¿porqué son tan reacios a a estas y otras medidas que intentan aniquilar la dignidad humana? Creo que se llaman competencias básicas de funcionamiento social, competencias asumidas por la amplia mayoría de la ciudadanía francesas(sin olvidar que la afiliación sindical es mucho menor que la española), y ahí están, mayores y jóvenes luchando por mantener logros sociales fruto del esfuerzo de la sociedad francesa que ahora quieren barrer de un plumazo. Las fauces del capitalismo cada vez más abiertas en defensa de los intereses financieros internacionales cueste lo que cueste. A nosotros nos toca exprimir el bolsillo, perder derechos adquiridos y decir a dios al mal llamado "estado del bienestar" y a otros les toca sufrir las consecuencias de guerras injustas y masacres injustificadas que se justifican con la mentira y todo por el "GRAN CAPITAL" (espeluznante la portada de hoy en el País, otra seña más de identidad de los países desarrollados que se unen para combatir el eje mal), ¡qué ciegos estamos!. Pero claro, el miedo social ahora son los "chinos" será el nuevo fantasma con el que habrá que luchar y habrá por tanto que condicionar las mentes sociales para oponernos al gran temido modelo asiático. Por lo menos los chinos con su expansión a lo largo y ancho de este mundo instalan restaurantes, "150s", "24 horas" y no van tirando bombas ni arrasando con todo lo que encuentran en su camino en pro de sus logros económicos. Posiblemente sea otra forma de entender la economía menos salvaje que la occidental.
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