Se mire por donde se mire, esto ha sido un clamor. De vuelta de la cita obligada de cualquier docente / ciudadano-a / padre-madre con la defensa de la escuela pública ante los atropellos de quienes debieran gestionarla, uno se hace las siguientes reflexiones:
¿A quién se debe un cargo público? ¿a su partido o la ciudadanía? ¿a su propia carrera o al interés general? ¿Puede una Consejería de Educación, un Gobierno, seguir haciendo oídos sordos a una marea ciudadana que está harta de esta política propia de una horda de hunos? ¿Hasta dónde podrán seguir, con la coartada de la crisis, en su probada intención de desmantelar servicios públicos esenciales? ¿Será esta manifestación un primer indicio del fin del letargo y adocenamiento del pueblo canario? ¿En manos de quiénes estamos? ¿Sabe bien esta gente lo que está haciendo? ¿Cuánto hace la señora consejera de educación que no pisa un centro educativo o alguno de sus asesores? ¿Saben, realmente, nuestros lumbreras políticos lo que es una escuela más allá de hacerse la foto por indicación de su gabinete de prensa? ¿Ha existido con anterioridad alguna brecha del calibre de la actual entre la administración educativa y los “administrados”? ¿Es consciente la señora consejera del rechazo casi unánime que suscita entre los profesionales de la educación? ¿le importará algo? ¿Han evaluado el impacto que esta política de acoso y derribo tendrá en el sistema educativo al menos durante los próximos lustros? ¿Cuánto tardará la escuela canaria en recuperarse de este proceso de cirugía radical, invasiva e irresponsable? ¿Iniciarán una nueva ofensiva contra los crápulas de los funcionarios como forma de desviar la atención sobre sus propias desvergüenzas? ¿Tendrán aquellos que reconocen que no son capaces de garantizar el funcionamiento mínimo de la escuela pública una reserva de dignidad y dimitirán como mínimo?
¿A quién se debe un cargo público? ¿a su partido o la ciudadanía? ¿a su propia carrera o al interés general? ¿Puede una Consejería de Educación, un Gobierno, seguir haciendo oídos sordos a una marea ciudadana que está harta de esta política propia de una horda de hunos? ¿Hasta dónde podrán seguir, con la coartada de la crisis, en su probada intención de desmantelar servicios públicos esenciales? ¿Será esta manifestación un primer indicio del fin del letargo y adocenamiento del pueblo canario? ¿En manos de quiénes estamos? ¿Sabe bien esta gente lo que está haciendo? ¿Cuánto hace la señora consejera de educación que no pisa un centro educativo o alguno de sus asesores? ¿Saben, realmente, nuestros lumbreras políticos lo que es una escuela más allá de hacerse la foto por indicación de su gabinete de prensa? ¿Ha existido con anterioridad alguna brecha del calibre de la actual entre la administración educativa y los “administrados”? ¿Es consciente la señora consejera del rechazo casi unánime que suscita entre los profesionales de la educación? ¿le importará algo? ¿Han evaluado el impacto que esta política de acoso y derribo tendrá en el sistema educativo al menos durante los próximos lustros? ¿Cuánto tardará la escuela canaria en recuperarse de este proceso de cirugía radical, invasiva e irresponsable? ¿Iniciarán una nueva ofensiva contra los crápulas de los funcionarios como forma de desviar la atención sobre sus propias desvergüenzas? ¿Tendrán aquellos que reconocen que no son capaces de garantizar el funcionamiento mínimo de la escuela pública una reserva de dignidad y dimitirán como mínimo?
No estaba perdida, solo un poquito ausente, pero he llegado a tiempo de leerme las últimas entradas. Es descorazonador la cuestión de la educación, al menos en nuestro país. Ya sabes que en previsión de los futuros males añadidos a los presentes por entonces, abandoné el sector con todas mis esperanzas en el mismo hechas añicos. Claro que soy una iconoclasta y tengo que asumir mi naturaleza.
ResponderEliminarA mi modo de ver estamos presenciando el naufragio de nuestra civilización y para muestra el botón que nos ofreces. Ojalá sirvan de algo las manifestaciones, porque hace demasiado tiempo que perdí la fe y la esperanza en nuestras estructuras estatales. Un fuerte abrazo.
¡Menos mal! Te estaba echando en falta, Emejota. Pues sí, como verás las cosas andan muy mal por Canarias. Nos están condenando a una larguísima temporadita de oscurantismo. Un abrazo.
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