realidad de la investigación
astrofísica canaria
A todos los profesores nos gusta sentirnos un pelín partícipes de los éxitos de nuestros antiguos alumnos (aunque en realidad no tengamos ni el más mínimo mérito en ello). Es una de las formas con las que tratamos de darle sentido a nuestra profesión. Ese éxito puede ser, ni más ni menos, que el chico(a) en cuestión haya encontrado su lugar en el mundo (toda una proeza, por cierto). Cuando, al cabo de los años, uno se encuentra con estos personajes que un día pisaron las aulas del instituto y ve auténticos hombres y mujeres “hechos y derechos” (como decían nuestros mayores) es inevitable sentir una mezcla de nostalgia y satisfacción. Supongo que a uno le pasa lo que a esos padres (con perdón) que no pueden dejar de ver a sus hijos ya mayorcitos como los niños que un día fueron. Al fin y al cabo todo adulto no es sino el niño que un dia fue pero maleado por el paso de los años. Me gusta esa categoría de “antiguo alumno” o “antiguo profesor de...” puesto que expresa ese vínculo que un día existió y del que siempre queda algo. Por contra, la expresión “ex-alumno” o “ex-profesor” me resulta, aparte de cacofónica, molesta y desagradable: es lo que uno dice cuando en realidad ha tenido una pesadilla como experiencia.
Toda esta disquisición viene a cuento porque hoy he tenido la satisfacción de que un antiguo alumno pasara toda una mañana de docencia conmigo. Adal Mesa es, agárrense, un doctor en Astrofísica de 26 años. Puedo decir con satisfacción que algo así se veía venir ya en el instituto. Al menos, en su día, los profesores no acabamos con él, lo cual fue nuestra principal contribución. Ha investigado en profundidad la Nebulosa de Orión con la que dice tener una relación de amor y odio. Y por si fuera poco sus ya numerosos méritos le han abierto las puertas de la Universidad de Hawaii. Como estoy convencido de que la educación es la transmisión de una herencia acumulada y acrecentada por cada generación (ya sé que es una definición muy antigua, pero uno es así) no podía dejar pasar la oportunidad de que Adal compartiera esa reciente experiencia con mis muchachos. A juzgar por la cara del personal me atrevo a decir que este encuentro fue todo un éxito.
Toda esta disquisición viene a cuento porque hoy he tenido la satisfacción de que un antiguo alumno pasara toda una mañana de docencia conmigo. Adal Mesa es, agárrense, un doctor en Astrofísica de 26 años. Puedo decir con satisfacción que algo así se veía venir ya en el instituto. Al menos, en su día, los profesores no acabamos con él, lo cual fue nuestra principal contribución. Ha investigado en profundidad la Nebulosa de Orión con la que dice tener una relación de amor y odio. Y por si fuera poco sus ya numerosos méritos le han abierto las puertas de la Universidad de Hawaii. Como estoy convencido de que la educación es la transmisión de una herencia acumulada y acrecentada por cada generación (ya sé que es una definición muy antigua, pero uno es así) no podía dejar pasar la oportunidad de que Adal compartiera esa reciente experiencia con mis muchachos. A juzgar por la cara del personal me atrevo a decir que este encuentro fue todo un éxito.
No hay mejor ejemplo para un estudiante que ver que todo esfuerzo merece y tiene su recompensa. La demostración perfecta de que con ahínco y fuerza de voluntad, podemos conseguir lo que nos propongamos, dentro de los límites de la razón, claro está.
ResponderEliminarY en eso de que los profesores no tienen mérito, déjame decir que te equivocas en parte, Damián. Si bien es cierto que el que quiere estudiar de verdad lo hace con ayuda o sin ella, son numerosas las ocasiones en que un buen profesor nos puede dar ese pequeño empujoncito que nos falta para tomar una decisión(ya sea universidad o ciclo superior, estudiar fuera o hacerlo más cerca de casa...)o aportarnos la motivación que nos falta para emprender una nueva etapa estudiantil, o profesional incluso.
No obstante, y por desgracia, hay profesores que provocan justo el efecto contrario. Aunque claro está, a esos no los llamaremos "buenos profesores" ni les recordaremos con caríño con el paso de los años.
Gracias a ti también, Damián
De una antigua alumna para un "buen antiguo profesor"
Nazaret Mesa López
¡¡Gracias Damián!! ¡Qué risas! Esto si que no me lo esperaba. Para mi fue un placer estar allí que repetería con mucho gusto. Además, para eso estamos aquí porque es una parte más del trabajo de un científico. Fue algo diferente a lo que estoy acostumbrado y pasé un buen rato con tus alumnos. La experiencia me ha hecho recordar mis comienzos en la época del instituto. Dios mío!! jeje
ResponderEliminarGracias y Saludos,
ADal.