domingo, 26 de agosto de 2012

¿Por qué me gusta Sacha Baron Cohen?


Después de ver “El Dictador” (2012) uno solo tiene dos opciones ante Sacha Baron Cohen: o rasgarse las vestiduras en nombre de la decencia y las buenas costumbres o rendirse incondicionalmente ante la capacidad de transgresión sin límites de un tipo que, claramente, está más allá del bien y del mal. Si con Borat se ganó, y no era para menos, la declaración de enemigo público número uno de Kazajistán, con El Dictador, el actor y director inglés traspasa todos las líneas rojas de lo políticamente incorrecto. Más allá del afán escandalizador hay en los personajes de Baron Cohen una carga de profundidad directa y demoledora a la hipocresía y la doble moral de occidente. Su aparente desdén por las convenciones culturales, sexuales, religiosas, éticas, etc. admite otra lectura. Este hombre ha sabido captar el oscuro trasfondo que en realidad rige el orden social y utiliza para ello una de las mayores armas de destrucción masiva que se conocen: el humor. Un humor irreverente, corrosivo, descarnado y obsceno en no pocas ocasiones. La escena en el que el dictador se dirige a los políticos mundiales en una sala de lo ONU recomendándoles un régimen totalitario como mejor forma política y poniéndoles como ejemplo lo que ellos ya hacen es, sencillamente, impagable.  El momento en que su consejero y traidor pacta con un político chino homosexual y altos ejecutivos de las principales petroleras del mundo la venta de los yacimientos de su país a cambio de generosas comisiones es más demoledora que cualquier sesudo tratado de teoría política. En su asistencia al parto de una mujer en medio de una tienda se le fue la cabeza por completo, pero Cohen tiene la particularidad de que en el proceso de progresivo enloquecimiento de su película hasta eso termina por tener cabida. Vueltos al mundo real, uno tiene la sensación de que la línea que separa las convenciones sociales de un circo de lo absurdo es más delgada de lo que parece. A lo mejor el protagonista de  Borat y Aladeen terminará convirtiéndose en una especie de filósofo nihilista del siglo XXI que filma con el martillo, escandaliza a los bien pensantes de medio mundo  y nos rompe la mandíbula a carcajadas al resto. Bien por Sacha Baron Cohen, el segundo periodista más famoso de Kazajistán y el Almirante General más disparatado de todos los almirantes generales del planeta (y miren que hay una buena corte de candidatos –oficiales y encubiertos).

1 comentario:

  1. Aquí aprendiendo, no le conozco, pero me gusta cómo me lo has presentado, me voy de investigación. Bss.

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