
Por otra parte, también es un síntoma de la terrible deriva
que ha llevado la enseñanza (en especial la pública) en los últimos años,
obsesionada (informes Pisa mediante) con la cuantificación, la burocratización
(enmascarada bajo certificados de calidad y otras zarandajas) y el reglamentarismo.
En todo este proceso se ha ido perdiendo la noción de una educación centrada en
el desarrollo integral de la persona para terminar, de nuevo, en una visión
industrializada donde cualquier atisbo de vida creativa, alegría y empatía es
convenientemente cercenada. “La educación prohibida” pone el acento en un
debate ya antiguo pero no por ello (lamentablemente) desfasado. Como profesor
siento un poco de rubor al comprobar cómo, de alguna manera, uno contribuye a
mantener esa visión notarial de la
educación. Pero, esta batalla no se resuelve de un día para otro (aunque ya
empieza a durar demasiado). Por ponerle un “pero” a la película habría que
decir que quizás tiene un exceso de metraje y resulta un tanto redundante en
los mensajes nucleares. Aunque, pensándolo bien, el proceso educativo también
suele tener un exceso de metraje y ser redundante en los mensajes nucleares. Las
mejores cocciones son las que se realizan a fuego lento. Al final de la
película una veintena de irreductibles protagonizamos un animado debate que
terminó, como no podía ser otra forma, recorriendo los caminos de la política y
la naturaleza humana.
Postdata 1. Hacía diez años que no veía una película en esta
Sala, el tiempo justo que lleva mi padre fallecido, y del que era acomodador y
taquillero. Me pareció verlo detrás de la cortina con la cara de satisfacción
que se le ponía cuando en algún estreno el
aforo estaba a rebosar y sentía que el cine era una cosa importante.
Postdata 2. Aprovecho para felicitar a Mónica Lorenzo,
empresaria cultural portuense, por su heroica apuesta por mantener viva esta
llama en medio de los tiempos oscuros que nos ha tocado vivir.
Me alegro que la sala estuviera a rebosar.Es importante que se creen debates de encuentro y reflexión que cuestionen el modelo educativo actual, donde los números son lo importante. Y me pregunto; ¿dónde se nos enseña a sobrellevar las dificultades de la vida? ¿dónde se nos dice que somos importantes? y que podemos desarrollar esa creatividad que nos haga felices en la vida ¿por qué la escuela cercena nuestra identidad en vez de potenciarla? habría que plantear muchas preguntas con difícil respuesta tal cual está la situación actual.
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