viernes, 17 de agosto de 2012

La educación prohibida

Congratula comprobar cómo, de vez en cuando, la educación se pone en el primer plano, pero no por los miles de desastres que la aquejan, sino porque todavía hay quien apuesta por una “revolución” en los fines y en los medios. “La educación prohibida”, una especie de película – documental, de factura independiente y libre distribución, está inspirada en los principios de pedagogías que, si bien no son nada nuevo (como son las pedagogías Waldorf o Freinet), siguen resultando un soplo de aire fresco en medio del proceso de cosificación de la educación y por ende del ser humano que estamos viviendo. Hace poco oía alarmado en una tertulia radiofónica cómo se ensalzaba al modelo educativo surcoreano, en tanto que base de su enorme crecimiento económico, y se hacía un llamamiento para que este pobre país nuestro tomara buena nota del mismo. ¡Horror! Esos tertulianos quizás desconocían (o lo que es peor, poco les importaba) que este país tenga la mayor tasa de suicidios escolares del mundo y que su modelo educativo cuasi militarizado sea absolutamente inhumano. Parece que todo puede ser sacrificado ya en el altar de los mercados, incluida la vida de nuestros niños.  Es sintomático que una película que habla de amor, libertad, respeto y creatividad en la educación, en las escuelas, cause todavía tanta sensación, sobre todo si tenemos en cuenta que es una producción hecha al margen de los circuitos comerciales y que ha tenido una recepción exponencial  en las redes sociales.  La abarrotada Sala Timanfaya del Puerto de la Cruz era buena muestra de ello.
Por otra parte, también es un síntoma de la terrible deriva que ha llevado la enseñanza (en especial la pública) en los últimos años, obsesionada (informes Pisa mediante) con la cuantificación, la burocratización (enmascarada bajo certificados de calidad y otras zarandajas) y el reglamentarismo. En todo este proceso se ha ido perdiendo la noción de una educación centrada en el desarrollo integral de la persona para terminar, de nuevo, en una visión industrializada donde cualquier atisbo de vida creativa, alegría y empatía es convenientemente cercenada. “La educación prohibida” pone el acento en un debate ya antiguo pero no por ello (lamentablemente) desfasado. Como profesor siento un poco de rubor al comprobar cómo, de alguna manera, uno contribuye a mantener  esa visión notarial de la educación. Pero, esta batalla no se resuelve de un día para otro (aunque ya empieza a durar demasiado). Por ponerle un “pero” a la película habría que decir que quizás tiene un exceso de metraje y resulta un tanto redundante en los mensajes nucleares. Aunque, pensándolo bien, el proceso educativo también suele tener un exceso de metraje y ser redundante en los mensajes nucleares. Las mejores cocciones son las que se realizan a fuego lento. Al final de la película una veintena de irreductibles protagonizamos un animado debate que terminó, como no podía ser otra forma, recorriendo los caminos de la política y la naturaleza humana.

Postdata 1. Hacía diez años que no veía una película en esta Sala, el tiempo justo que lleva mi padre fallecido, y del que era acomodador y taquillero. Me pareció verlo detrás de la cortina con la cara de satisfacción que se le ponía cuando  en algún estreno el aforo estaba a rebosar y sentía que el cine era una cosa importante.
Postdata 2. Aprovecho para felicitar a Mónica Lorenzo, empresaria cultural portuense, por su heroica apuesta por mantener viva esta llama en medio de los tiempos oscuros que nos ha tocado vivir.

1 comentario:

  1. Me alegro que la sala estuviera a rebosar.Es importante que se creen debates de encuentro y reflexión que cuestionen el modelo educativo actual, donde los números son lo importante. Y me pregunto; ¿dónde se nos enseña a sobrellevar las dificultades de la vida? ¿dónde se nos dice que somos importantes? y que podemos desarrollar esa creatividad que nos haga felices en la vida ¿por qué la escuela cercena nuestra identidad en vez de potenciarla? habría que plantear muchas preguntas con difícil respuesta tal cual está la situación actual.

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