El Diputado del Común de Canarias (nuestro particular “defensor del pueblo”) es una de las instituciones menos conocidas y, a la par, minusvalorada de nuestra Comunidad Autónoma. Al frente está Manuel Alcaide, un señor que tenía que haber sido sustituido hace bastante tiempo y que ha llevado su cargo a unas cotas de irrelevancia hasta ahora desconocidas. De vez en cuando se descuelga con alguna declaración estentórea que despierta en el ciudadano mínimamente informado una mezcla de risa e indignación difícil de soportar. La última de este señor es su propuesta de uniformar a los funcionarios para que, en el caso de que estuvieran por ahí de pendoneo, puedan ser identificados por los ciudadanos y, suponemos, convenientemente recriminados. ¡Y no es una broma!
Quizás no hemos sabido apreciar esta nueva genialidad de nuestro Diputado del Común. Llevo unos días dándole vueltas a esta idea y debo reconocer que tiene su cosa. Propongo, al menos para los docentes, un uniforme de húsar, de color rojo inglés, con una media capa azulada y un gran sombrero negro que nos haga parecer más altos. Esto nos daría mucha más prestancia y autoridad, que buena falta nos hace. El que conozca la función docente sabrá que es completamente imposible que nos puedan pillar tomando un cortado en la calle, por lo que el ciudadano no correrá el riesgo de sentirse intimidado ante tanta chatarrera. Pero claro, ya puestos, no nos quedemos aquí. Nuestro jefe supremo, el presidente del Gobierno de Canarias, debería llevar, como es lógico, una piel de cabra, un tocado a juego y un banot en la mano, como un nuevo mencey que vela por nosotros al frente de su tagoror. El resto de cargos políticos, desde un consejero a un humilde concejal, podrían vestir las distintas variantes de nuestros trajes folklóricos: de gran gala para un alto cargo y de pescador descalzo para un edil de un pueblo de menos de tres mil habitantes. ¡Y nuestro flamante Diputado del Común no se iba a quedar atrás! Quizás un traje de arlequín no le vendría mal, en consonancia con sus tan altas funciones.
Dicho esto hay que dejar claro que la responsabilidad última de la situación en la que se encuentra la institución del Diputado del Común, completamente desactivada, es de nuestro parlamento y de las componendas partitocráticas a las que nos tienen acostumbrados. A nadie mejor que a estos benditos políticos nuestros le interesa una institución como esta reducida a una mala opereta.
PD: mientras escribo esto acabo de enterarme del fallecimiento de José Antonio Labordeta. Un político que debiera servir de ejemplo para nuestra grey gobernante.
Quizás no hemos sabido apreciar esta nueva genialidad de nuestro Diputado del Común. Llevo unos días dándole vueltas a esta idea y debo reconocer que tiene su cosa. Propongo, al menos para los docentes, un uniforme de húsar, de color rojo inglés, con una media capa azulada y un gran sombrero negro que nos haga parecer más altos. Esto nos daría mucha más prestancia y autoridad, que buena falta nos hace. El que conozca la función docente sabrá que es completamente imposible que nos puedan pillar tomando un cortado en la calle, por lo que el ciudadano no correrá el riesgo de sentirse intimidado ante tanta chatarrera. Pero claro, ya puestos, no nos quedemos aquí. Nuestro jefe supremo, el presidente del Gobierno de Canarias, debería llevar, como es lógico, una piel de cabra, un tocado a juego y un banot en la mano, como un nuevo mencey que vela por nosotros al frente de su tagoror. El resto de cargos políticos, desde un consejero a un humilde concejal, podrían vestir las distintas variantes de nuestros trajes folklóricos: de gran gala para un alto cargo y de pescador descalzo para un edil de un pueblo de menos de tres mil habitantes. ¡Y nuestro flamante Diputado del Común no se iba a quedar atrás! Quizás un traje de arlequín no le vendría mal, en consonancia con sus tan altas funciones.
Dicho esto hay que dejar claro que la responsabilidad última de la situación en la que se encuentra la institución del Diputado del Común, completamente desactivada, es de nuestro parlamento y de las componendas partitocráticas a las que nos tienen acostumbrados. A nadie mejor que a estos benditos políticos nuestros le interesa una institución como esta reducida a una mala opereta.
PD: mientras escribo esto acabo de enterarme del fallecimiento de José Antonio Labordeta. Un político que debiera servir de ejemplo para nuestra grey gobernante.
Dolor unánime por la pérdida de Labordeta, aunque ya se conocía su desenlace. Respecto a lo del uniforme... me parece genial. ¡Secundo la moción! Un abrazo.
ResponderEliminarAplaudo. El artículo,claro, no la idea del Sr. Alcaide...
ResponderEliminarPD. Ya puestos, yo prefería una pulserita tobillera como la que le pusieron a Lindsay Lohan...
Apreciadas Emejota y AEB: debemos unirnos al coro que clama por la uniformización (a costa de las arcas públicas, por supuesto) ya. Un abrazo.
ResponderEliminar...Cuando el trastero político de este Parlamento de Canarias esta repleto o cargado hasta los topes de "pornografía" política, está claro que hay que desviar la atención pública hacía otro lado, y que mejor que dirigirla y descargar las iras del "Olimpo" sobre el funcionario público, como únicos responsables de la mala situación por la que pasa la administración pública en Canarias, situación económica-política y social. No digo que todos los funcionarios sean unos "jodidos" santos porque rozaría el campo de la blasfemia. Pero si que nos olvidamos de quiénes son los verdaderos culpables de esta situación, quiénes son los distorsionan, quiénes son los responsables de la deuda contraída de miles de millones de las antiguas pesetas que tiene que salir de la Sanidad Pública y de Educación para hacer frente a las indenizaciones a los proyectos de Tebeto, Tindaya, Las Teresitas, el Canódromo por orden Judicial. Todos estos responsables tiene nombre y apellidos, y personalmente, yo no los vestería de arlequin, los marcaría como se marca al ganado con un acero al rojo vivo con las iniciales CC de "cabrones corruptos" en el centro de la frente. Un abrazo D. Damián Marrero Real y buenas noches.
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