jueves, 22 de julio de 2010

El Catalejo (7) Gregorio Marañón

En mi última visita a Madrid intenté, como muchos otros, visitar la exposición de los impresionistas del Museo de Orsay en la Fundación Maphre. Pero las colas eran tan apabullantes que desistí de ello. Como plan B acudí a la cercana Biblioteca Nacional y allí me topé con una exposición sobre Gregorio Marañón que me entusiasmó. No tenía una especial información sobre este médico intelectual pero la muestra me puso en contacto con una figura fascinante, un liberal que tuvo una influencia importantísima en la España de la primera mitad del siglo XX. La exposición era, además, un recorrido por una época que ha sido injustamente infravalorada. Me emocionaron especialmente la multitud de libros, primeras ediciones, dedicadas por los autores a Marañón (libros de Unamuno, Ortega y Gasset, Azorín, etc). Cuadros de Zuloaga, Sorolla, Solana.. así como reproducciones de su laboratorio y sala de consulta. De fondo Toledo y su Cigarral de Menores. En fin, un viaje apasionante. Compré el catálogo de la exposición que acabo de terminar de leer. Otra delicia. Un material inmejorablemente documentado y elaborado. Curiosamente, nada más terminar la última página, leo en El País que la Fundación Ortega y Gasset y La Fundación Gregorio Marañón han decidido fusionarse. Una especie de metáfora. Dos de los grandes intelectuales (además amigos) del siglo XX español unidos otra vez en la causa (titánica) de promover la cultura en estos tiempos devaluados. En mi biblioteca tengo un libro de Marañón que hasta hace unas semanas no tenía intención de leer: “Ensayo biológico de Enrique IV de Castilla y su tiempo” (Espasa Calpe 1946). Pero después de leer en el catálogo que este rey era un “eunocoide displásico con reacción acromelágica, de sexo poco desarrollado, voluntad débil y propensiones homosexuales” no me lo pienso perder. Los promotores de la exposición pueden apuntarse a un nuevo fan de Marañón conmigo.

2 comentarios:

  1. Tengo las obras completas de Gasset desde los 15 años, regalo de mis padres por mi cumpleaños, tanto les insistí. Un par de años después descubrí a Marañon y confieso que me encandiló. Ya ves, las ondas de sus pensamientos siguen bien activas aunque no se encuentren en el mundo de los vivos. Un abrazo.

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  2. Vaya, también coincidimos en nuestra admiración por Ortega y Marañón. ¡Qué maravilla! Otro abrazo.

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