martes, 5 de enero de 2016

Bienvenidas, Reinas Magas.


Hay que repasar de nuevo la cosa de los mitos. Siguiendo a Claude Levi Strauss, celebérrimo antropólogo, los mitos albergan una estructura profunda y manifiestan el ambiente cultural en el que surgen. Sin embargo, no son verdades reveladas, solo (y no es poco) una visión del mundo donde cada cultura trata de conjurar su angustia y obtener un universo de sentido. Los mitos son relatos y como tales podemos hacer con ellos un número indeterminado de interpretaciones, sobre todo, si tomamos conciencia de su carácter narrativo y en absoluto sagrado (al menos para una cultura postmetafísica como la nuestra). Si esto no fuera así nos hubiéramos perdido reelaboraciones fantásticas como “La última tentación de Cristo”, de Nikos Kazantzakis; el musical Jesucristo Superstar, la película “Yo te saludo, María”, de Godard o “El evangelio según Jesucristo”, novela que le costara el exilio a José Saramago y que, a la postre, nos lo trajo a Lanzarote. Todas ellas fueron reinterpretaciones “provocadoras” y heterodoxas en su momento y constituyen hoy en día hitos de nuestro patrimonio cultural. Traigo esto a colación por la absurda polémica respecto a las Reinas Magas que, “refrendadas” por el Papa Francisco, han saltado a la palestra últimamente en Madrid, Valencia y otras localidades. Nuevamente surge el rasgado de vestiduras por quienes consideran un crimen de lesa humanidad contra la infancia que uno o varios reyes magos hayan transmutado en reinas, como si tal cosa no pudiera ser potestad de unos seres prodigiosos que son capaces de hacerse visibles simultáneamente en miles de sitios y repartir millones de juguetes en un par de horas por todo el orbe cristiano. Hay quienes imaginan a los pequeñajos desconcertados, descreídos, desertando de la magia de la Navidad al mismo tiempo que el mundo termina convirtiéndose en un funeral al son de “La muerte no es el final” y donde la chiquillada ya no se “porta bien” porque la cosa de los reyes ha dejado de ser creíble. Que en esta libre reinterpretación de los mitos en algunos lugares opten por visibilizar reinas magas, lejos de ser el fin de los tiempos, puede ser una preciosa oportunidad para avanzar en un mundo diferente. El nuestro no puede seguir siendo una sociedad anclada en mitos milenarios que expresan solo la forma de pensar de pueblos de pastores nómadas y monoteístas que habitaron Oriente Próximo hace miles de años. Deben ser relatos debilitados (como dirían los postmodernos) que cumplan, a la par, una función mucho más potente en cuanto que expresión de una sociedad que quiere avanzar en el camino de la justicia y en el que la mujer, en este caso, no es solo la convidada de piedra a la que estamos acostumbrados. Así que ¡bienvenidas, Reinas Magas!

3 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con lo que dices. Toda tradición o mito tiene un comienzo y algunos con más o menos adeptos,encantados o críticos. Desde nuestra perspectiva nos parece que siempre estuvieron ahí, pero se iniciaron en circunstancias diversas. Además, según la psicología de los géneros,¿cuál de ellos se adecuaría más a la leyenda de los Reyes Magos?, ¿a quién le gustaría más ir de compras, regalar y procurar que cada miembro de la familia tenga su regalo? Saludos.

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  2. Yo te confieso, Damián, que mi opinión es algo inconsistente y me preocupa. Cada vez que oigo o leo a alguien más o menos versado, opinar de este asunto (Arturo P. Reverte y Almudena Grande los últimos), me convence su tesis. Ahora, en cambio, me convence la tuya. Me siento un poco veleta. He callado sobre el tema a ver si a base de leer distintas argumentaciones me iba haciendo una opinión propia. Pero ni por esas. Sigo veleta porque ahora me has convencido tú con tres ejemplos magníficos. Tal vez lo sensato sea dejar que fluyan las manifestaciones de este tipo sin rasgarse las vestiduras ni en un sentido ni en otro y los pequeños gestos de este tipo (mujeres reinas magas) podrán suponer, junto a otros gestos pequeños, grandes cambios mañana. Gracias por hacérmelo ver. Muy buena apreciación también la de Ángeles, en cuanto a lo de la psicología de los géneros.
    Espero no cambiar más de opinión��
    Saludos.
    Balbi Mar.

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