jueves, 3 de noviembre de 2011

El Catalejo (33) Grecia: ¿trampa o desafío?

La jugada de Papandreu es endiablada. De entrada, lo de someter a un referéndum el último tramo de la “ayuda”, del préstamo o como se quiera llamar esa forma de malvender el país, parece un ejercicio de sana democracia. Ya podían haberlo hecho hace mucho tiempo, cuando empezó a desvelarse que todo el entramado económico del país era una pura trampa o que la inversión en armamento, en su disparatada pugna con Turquía, como muy bien denunció en su día el histórico eurodiputado Cohn Bendit, suponía un agujero económico inadmisible (ante lo cual, los grandes países europeos, que ahora le aprietan las clavijas, asistían complacidos). Si en Islandia (cuyo ejemplo se quiere evitar a toda costa) enjuiciaron a los principales responsables de la bancarrota del país, en Grecia no darían a basto, pero eso tampoco está en ninguna agenda. Mucho me temo que el anuncio del referéndum por parte del gobierno griego esconde algún gato encerrado (de hecho, empieza a parecerme a aquella jugada maestra del referéndum de la OTAN promovido por el PSOE en 1986). A pesar del justificado y monumental cabreo de los griegos es de esperar que todo el aparato de poder mediático-financiero, no solo griego, sino fundamentalmente europeo y mundial se ponga firmemente a trabajar, si el referéndum llega finalmente a producirse, para convencer al personal de que a pesar de todo es mejor aceptar el embargo de facto del país que supone los planes de rescate, el desmantelamiento del Estado y la desprotección de las personas que no el armagedón que supondría la victoria del “no”, con consecuencias próximas al hundimiento de Europa en una falla tectónica y el regreso a las cavernas previas al euro. El caso es que el acceso a los medios de comunicación de los sectores que cuestionan el modelo social y económico que las corporaciones quieren imponer a Grecia (y a los que, por turnos, vienen -venimos- después) va a hacer estrictamente restringido. Las encuestan que en la actualidad dan un 60% a favor del “no”, seguramente no representan a juicio de los ingenieros políticos una barrera infranqueable. La presión y, sobre todo, el MIEDO que se va a meter en vena al votante griego bastará para rebajar esa cifra al 49% y con ello Papandreu, o al que le toque, podrá dar el golpe de gracia al país con todas las bendiciones. Y así los mercados respirarán tranquilos y los de siempre seguirán llenándose los bolsillos a destajo. Ya saben que el dinero cumple la segunda ley de la termodinámica: ni se crea ni se destruye, solamente cambia de manos (mejor podríamos decir que está siempre en las mismas manos). Espero, con todo, equivocarme y que la indignación acumulada de los griegos, a los cuales se les ha ninguneado y reducido a carne de cañón de los dichosos mercados, sea tal que termine, a la postre, provocando una vuelta de tuerca en este sistema. A ver si los griegos nos vuelven a regalar un nuevo amanecer.

2 comentarios:

  1. Ojalá amigo Damián¡.

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  2. Me parece más acertado lo de la jugada previamente pensada. Ya me parecía a mi, por lo menos extraño. Al final los mercados mandan y todos pendientes de un hilo. Todo es posible y ¡ojalá! fueran ciertos los posibles cambios.

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