Como ambientación para ir a ver las Perseidas decidí ver por enésima vez Encuentros en la tercera fase (ETF), el clásico de ciencia ficción de Spielberg rodada en 1977. Hay que tener en cuenta que la idea era ir a ver los meteoroides a las Cañadas del Teide, a eso de las 12 de la noche. La fama de este entorno entre los aficionados a la ufología me hacía concebir la remota esperanza de que entre luminaria y luminaria se colase alguna cosa sorprendente. De esta película se puede decir aquello de que “envejece con dignidad”. Para los que no somos una obsesos de los efectos especiales a la última y, además, nos encantan las estéticas pasadas de moda, ETF es siempre una gozada. La alianza entre Spielberg y el compositor John Williams funciona aquí a las mil maravillas y anticipa, después del exitazo de Tiburón (1975), los logros que estaban por venir. De niño me encantaban las historias sobre el Triángulo de las Bermudas, y la idea, que defendía Charles Bertlitz, sobre la posible abducción por parte de extraterrestres. Cuando todavía me piden que cuente alguna historia de terror acudo a las descripción que hace Bertlitz de la desaparición de la escuadrilla de aviones de reconocimiento en 1945 (la misma que aparece en la película en pleno desierto) o de algunos de los barcos que pasaron por el fatídico sitio. La película incorpora estos episodios y hace una lectura amable de los mismos, lo cual es de agradecer. Así que con estos ingredientes, el ritmo adecuado del film, la inmortal melodía que hace de puente de comunicación con los alienígenas y ese final inigualable, Spielberg aportó uno de los grandes títulos del género. Por cierto, la lluvia de estrellas este año quedó más bien raquítica ¡cinco en una hora! Pero el espectáculo de las Cañadas de noche siempre vale la pena -con o sin encuentros en la tercera fase.
Muy buen artículo Dami!
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