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jueves, 11 de marzo de 2010

Cine a Solas (2) La vida de Bryan

No está todo perdido. El día que “La vida de Bryan” deje de fascinar al alumnado será el momento de dedicarse a otra cosa. Confieso que después de decenas de visionados estoy más pendiente de la cara de los alumnos en cada uno de los gags que de otra cosa. Y es que el humor inteligente es uno de los más elaborados productos de la cultura humana, imprescindible, por ejemplo, para el “buen filosofar”.
He dejado de hacer experimentos con los audios de Les Luthiers porque, quizás, sea pedir demasiado. Había ocasiones en lo que sólo me desternillaba de risa yo, y no era cuestión. A Les Luthiers, si no se es un fan incondicional (como es mi caso), hay que empezar por verlos en directo (ya van quedando menos oportunidades, por cierto). Pero "La vida de Bryan" sigue siendo la piedra de toque. No se puede terminar un bachillerato y ser incapaz de entonar “Always look on the bright side of life”.
Es más, su visionado y comentario debería estar incluido en los objetivos del bachillerato, debería ser materia de estudio e incluirse en el examen de acceso a la Universidad. Mientras tanto se podrían tomar las siguientes medidas:
Los alumnos deberán ingresar en el Frente Juadaico Popular (teniendo mucho cuidado de no hacerlo en el Frente Popular de Judea). La prueba de Latín consistirá en escribir cien veces “Romani ite domun” correctamente. Como ejercicio solidario podría defenderse el derecho de los hombres a tener matriz (aunque eso no sea culpa de los romanos). Cada alumna que se llame “Loreta” tendrá, de entrada, un punto extra en los exámenes (al igual que los narizotas). En la entrada de los centros podrá dejarse una sandalia para evaluar el grado de vocación religiosa del personal (los que sigan la calabaza se les enviará directamente al Seminario). En la prueba de Historia deberán poder recitar de memoria lo que han hecho los romanos por nosotros. En la cafetería del centro se tendrá que ofertar pezones de nutria. Se pondrá en la sala de profesores un busto de Pijus Magníficus y su mujer Incontinentia Suma. En los recreos se practicará la lapidación (con gravilla y sin ella) a los que digan el nombre “Jehova” (excepto a las chicas). Todos los años se celebrará el día de los ex-leprosos, entre otras medidas.
¿Qué sería de nosotros sin Bryan?