domingo, 13 de mayo de 2012

Palabra de Gabilondo


En el marco de las XV Jornadas del Centro del Profesorado del Valle de la Orotava, la ponencia de clausura estuvo a cargo de Ángel Gabilondo, anterior Ministro de Educación, Catedrático de Metafísica de la UAM y escritor de creciente éxito. Su disertación, o más bien regalo, llevó por título “La educación y el cuidado de la palabra”. De entrada, hay que decir que constituye todo un placer para quienes habitamos en un mundo dominado por el ruido y la banalidad escuchar a alguien dotado del don de la elocuencia como es el caso de Gabilondo.
Una de mis pequeñas obsesiones es el convencimiento de que los docentes hablamos bien poco de educación. Y no me refiero, claro, a las cuitas del día a día, sino sobre el eterno problema de los medios y los fines. En este sentido la intervención de Gabilondo, a parte de magistral, fue completamente necesaria. Sobre todo porque allí se habló del papel de la palabra en el contexto no solo educativo sino (lo que no deja de ser lo mismo) humano. Estamos hechos de palabras, atravesados y constituidos por ellas, y, sin embargo, muchas veces descuidamos el papel central que desempeñan en nuestras vidas. En ocasiones es necesario que alguien nos recuerde lo obvio, como si fuéramos al psicólogo para que nos diga lo que en el fondo sabemos. Pero en esta profesión nuestra en la que es tan fácil “desnortarse” o “perder el eje” -como diría otro mago de las palabras, nuestro amigo José Mª Toro, resulta casi una cita obligada acudir al encuentro de quien tiene la habilidad de poner el acento en lo universal y lo esencial de las cosas. Tuve la impagable fortuna de acompañar a Ángel Gabilondo en su charla y contemplar, desde mi posición, la cara entregada del auditorio. Y es que hablar de la palabra, que es como hablar de la condición humana, como lo hace el profesor Gabilondo, con ese verbo que enamora y ese bagaje intelectual que es alimento de cualquier mente mínimamente indagadora, tiene un efecto catártico y embriagador. Para quienes pensamos que, al margen de tanto artificio, burocracia y parafernalia, educar siempre ha sido, es y será, educar en la palabra, reconforta saber que alguien como Gabilondo es capaz de señalarlo con tal rotundidad, pasión y entrega. Pero la palabra de la que se habla no es la palabra que también tiene la capacidad de engañar y malherir. Es, por el contrario, la palabra que con su potencial terapéutico tiene el don de hacer comunidad, que es la llave del conocimiento y, en definitiva, de la vida. En su charla nos exhortó, siguiendo a René Char, a “desarrollar nuestra legítima rareza” -toda una proclama contra la escuela industrial y uniformadora, y a “ser elegantes”, esto es, a poder elegir nuestro mundo de vida. Dos proclamas que en sí mismas podrían ser el fundamento de toda una filosofía de la educación.
Es una pena que todavía haya -y no son pocos- los que piensan que estas cosas son, precisamente, “juegos de palabras”, como si eso fuera un demérito, preñados de, como diría Theodor Adorno, un “accionismo” que les hace pensar que cumplir con una programación, un horario y una actitud funcionarial, alejada de cualquier reflexión, agota el canon educativo. Evidentemente, el actual contexto social y educativo, tan sombrío como la caverna de Platón, lejos de obviar estos planteamientos, debieran poner de manifiesto su absoluta necesidad, la de pensar sobre lo esencial para poder volver a ello. Y como en estos tiempos cualquier acontecimiento como este, como las XV Jornadas del CEP, son casi un acto de heroicidad no cabe sino felicitar a sus promotores, verdaderos campeones de la educación en un torneo que corremos el riesgo de perder.

8 comentarios:

  1. Comparto plenamente tu escrito Damián, a mi también me encantó la intervención de Gabilondo y todo el acto en sí mismo. Creo que este tipo de acontecimientos hay que ponerlos en valor, porque en la coyuntura actual, como bien dices, corremos un serio de riesgo de pederlos. Y es necesario, como también se comentó en la ponencia, por puro egoismo, por encontrar sentido a cosas que diariamente hacemos, por motivarnos, por encontrarnos aunque solo sea en acontecimientos tan gratos como este... Me sumo a las felicitaciones a los compañeros del CEP Valle de la Orotava y a ti por ese reconocimiento. Saludos, Francisco J López

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  2. hola Damian he leído tu comentario del acto del CEP con atención y no puedo estar más en desacuerdo, pienso que no hay nada peor que hablar y no decir nada o pretender no decir diciendo. te encomiendo a la lectura de mi art mañana en el Diario de Avisos
    saludos

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    1. Para nada estoy de acuerdo con el comentario anterior. La clausura de las jornadas con las intervenciones de don Angel Gabilondo y don Damián Marrero Real estuvieon muy acertadas y precisamente con un uso de la palabra exacto, preciso y diría contundente. Una Jornada fabulosa en la que todo el auditorio disfrutó plenamente, salvo claro está, la persona que ha dejado su comentario anterior. Precisamente creo que este tipo de reflexiones públicas hacen mucho bien al uso y al encuentro a través de la palabra y por ende a la Filosofía.

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    3. Muy buenas Nuria, al igual que usted he leido con atención tanto su comentario expuesto aquí como el artículo publicado en el Diario de Avisos y por más que lo leo no logro entenderlo. En primer lugar considero que no hay peor mentira que las verdades a medias o simplemente tergiversar la realidad y eso es lo que ha hecho usted. Falta a la verdad cuando dice que el acto se llevo a cabo, por expreso deseo del propio conferenciante y de los organizadores, en un espacio cuasi privado. No solo falta a la verdad, sino también el respeto a los organizadores del evento, que como en ediciones anteriores se le dio la publicidad en todos los centros de la comarca del Valle de la Orotava e incluso estuvo expuesto en el portal de la Consejería de Educación. A mi entender, no se debe modificar este tipo de actos en función del conferenciante y por tanto considero que si bien la prensa puede asistir, como acto público que es, sobra una rueda de prensa, cuando en ninguna otra edición se ha llevado a cabo. Si se hubiese realizado posiblemente podría dar lugar a que mentes "perversas", podrían decir que se ha politizado un acto cuyo fin no era otro que, hablar de la palabra, como así fue. También quisiera señalar que quizás mi grado de entender todo lo que se dijo en el acto no llegue a la profundidad suya, pero no puedo dejar de manifestarle mi asombro por la interpretación que hace de lo que allí se dijo, que no fue poco. Se habló de tantas cosas siendo la palabra el eje vertebrador de la exposición e instrumento básioo en el ejercicio de la docencia, a la vez que supuso una inyección de estímulo a nuesra labor. Comenta usted que no hay nada peor que hablar y no decir nada o pretender no decir diciendo, dejando entrever,como manifesta en su artículo que se hizo observaciones a las decisiones de la población en los últimos comicios electorales, cuando en ningun momento se hizo alusiones de esa índole. La única referencia política que escuché fue como respuesta a una pregunta de alguién del público, que D. Ángel Gabilondo no eludió. Le puedo asegurar que de la conferencia no se puede extraer las conclusiones expuestas por usted, salvo por una mente, a mi entender, muy contaminada donde cualquier cosa que se diga se le da la interpretación que se quiere. Por último, no estoy de acuerdo con su afirmación de que no hay nada peor que hablar y no decir nada o pretender no decir diciendo, considero mucho peor su acción que no es otra que faltar descaradamente a la verdad y tergiversar la realidad.
      Atentamente, Fracisco José López Florido

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    1. Hola Damián: Reconozco en tu escrito la fabulosa intervención de Gabilondo. Con sus palabras tan directas a la razón y al pensamiento humano, nos ha hecho vivir una jornada inolvidable. Ha puesto en valor el uso correcto de la PALABRA y nos ha permitido disfrutar de este descubrimiento. FELICIDADES

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  4. Hola Damián : pocas veces se puede disfrutar tanto de la `PALABRA como en el acto del filósofo y maestro Ángel Gabilondo. Tu Damián has estado correcto y acertado durante todo el acto. En días como hoy , es un verdadero lujo que personas de esta talla nos transmitan el valor de la PALABRA tan desprotegida en la actualidad. Mis más sinceras felicitaciones a los organizadores, cep de La Orotava, un docente.

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