domingo, 11 de octubre de 2009

El impertinente (8) El virus de la corrupción

Mi colaboración de este mes con la revista Tangentes trata de la corrupción política. No les voy a negar que está hecho al calor de la actualidad.


El pasado mes de junio la prensa nacional publicaba una noticia que, disimulada en las páginas interiores, no parecía tener demasiada trascendencia. Y, sin embargo, era una noticia verdaderamente inquietante. Según un estudio de la Universidad de Essex, España es un país “relativamente corrupto”, sobre todo en relación a los estándares europeos.
Entrando en la letra pequeña el panorama que dibuja es para echarse a llorar. Entre las causas citaba la elevada concentración de poderes políticos en manos de un mismo partido, la acumulación de poder de los alcaldes y la consolidación de redes clientelares y de corrupción. No recuerdo que este informe haya suscitado ningún debate social ni haya ocupado una mínima parte del tiempo que los medios dedican a las aventuras de la hija de la famosilla oficial de las sobremesas. ¿No será que nos estamos acostumbrando al espectáculo del “trinque” de unos y de otros?En cierta ocasión conocí a un candidato a concejal que, en un acto de imperdonable indiscreción, me confesó que su principal motivación era que no le llegaba el sueldo para pagar su hipoteca. Cuando, por fin, alcanzó su ansiada concejalía no pude por menos que pensar en la mejoría de sus cuentas bancarias a cargo del erario público. Desde luego, no tengo ningún dato que me permita pensar que esta persona haya caído en oscuros manejos, pero cabe suponer que si ésta fue su principal motivación para dedicarse al noble arte de la política constituye todo un perfil de alto riesgo. Parece que a estas alturas lo de la vocación de servicio público para optar a un cargo político es un eslogan que pocos ya se creen. Es una pena. La corrupción es como un virus. Se extiende de manera imparable, infecta a individuos proclives y a más de uno con fama de incorruptible. Necesita de la administración de antídotos y de individuos con los anticuerpos suficientes como para ser inmunes a la codicia y a las mil y una tentaciones que rodea hoy en día a cualquiera que dispone de una mínima capacidad de decisión. El desempeño de un cargo político debe tener fecha de caducidad, se debe salir igual que se entra, se debe estar dispuesto a actuar desde la más estricta legalidad y con transparencia pero, sobre todo, debe ser la expresión de un compromiso con unas ideas, un proyecto y con la ciudadanía. Actualmente, la primacía de los partidos-empresa sobre los intereses generales es fuente de todo tipo de disfunciones. El objetivo fundamental suele ser mantener a toda costa las cotas de poder partidista y tener a bien al entramado económico adyacente. ¿Se imaginan ustedes a un político que diga abiertamente “he agotado mi proyecto y por tanto me voy” (antes de que lo echen, lo procesen o pierda unas elecciones)? ¿que se atreva a decir públicamente y por propia iniciativa “tal persona o entidad ha tratado de sobornarme”?
Ahora que todo el mundo palidece frente al virus de la gripe A hemos descuidado éste que sí que tiene efectos verdaderamente devastadores. La corrupción provoca una progresiva desafección en la ciudadanía respecto a nuestro sistema político, crea un caldo de cultivo propicio para la destrucción del tejido social. Lo peor de este rosario de casos que van saliendo en los medios de comunicación, de sospechosos, imputados y condenados no es su número creciente, es que nos acostumbremos a ello. Que pasemos de un claro repudio y condena a quien se enriquece ilícitamente y se demuestra a terminar por aceptarlo y hasta comprenderlo, que pasemos de una tolerancia cero frente a la corrupción a que haya colas interminables para terminar de depredar lo público. Lo penoso es cuando se empieza a oír cosas tales como “cualquiera haría lo mismo”, “al fin y al cabo no es para tanto” o “total, todos son iguales”. Es en ese momento cuando el virus ha entrado hasta el tuétano de la sociedad y cuando más difícil es erradicarlo.

3 comentarios:

  1. A mí, lo del "total todos son iguales, y da igual de qué ideología sean porque son unos chorizos" es algo que me preocupa, sobre todo porque es una creencia que se extiende a velocidad alarmante...
    Por si te interesa, te dejo una dirección de un blog (tiene cosas a nivel local de Salamanca que tal vez no te interesen pero otras son generales)
    www.gorkaesparza.com
    Saludos y a ver si conseguimos vernos!

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  2. Muy interesante el blog. Le he echado un primer vistazo y promete. Me lo apunto en favoritos. A ver si se cumples estos propósitos.

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  3. Ánimo, da gusto leer algo profundo y poco complicado. Muy interesante.
    Un saludo

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