jueves, 8 de noviembre de 2012

A vueltas con ProIDEAC

La innovación educativa, la mejora de los procesos de enseñanza/aprendizaje, la respuesta a los retos sociales, etc. debieran ser una constante en todos los agentes implicados en este universo de la educación. En esto creo que habría poca discrepancia. Nuestra Consejería de Educación con su plan ProIDEAC (Pro integrar: diseño + evaluación, aprendizaje competencial) parece haber querido dar un salto decidido en este sentido. Pero he aquí que los vientos huracanados que corren van en la dirección contraria. Mal momento parece haber escogido nuestra afamada Consejería para implementar un plan tan ambicioso. En el momento en el que la Escuela Pública se enfrenta lisa y llanamente a un trance de pura supervivencia, los gestores de la cosa educativa deciden liarse la manta a la cabeza y nos presentan una revolución metodológica con aires de ordeno y mando.  Justo cuando las condiciones laborales y profesionales del personal se encuentran en su punto más bajo desde hace décadas los responsables de turno apuestan por tocar a rebato y nos ponen a trabajar en centros masificados como si estuviéramos en una especie de Summerhill. Quien suscribe, que es en el fondo muy afín a enfoques competenciales y evaluaciones auténticas [sic], no deja de contemplar con asombro cómo se ha llegado a este punto de evidentes contradicciones. En el curso en el que al profesorado se le aumenta la carga horaria lectiva y complementaria, en el que se ha producido un aumento notable de las ratios, en el que los centros se encuentran con serios problemas para reponer el material fungible más básico, es cuando se nos pide un salto cualitativo propio de un entorno finlandés. Está claro que los resultados educativos que se desprenden las distintas evaluaciones internacionales son verdaderamente pésimos para el Estado Español en general y Canarias en particular.  Pero si queremos resultados como el finlandés habrá que ir creando un entorno social y económico similar al finlandés.
Para que no se diga, también soy de los que (aún) cree en el potencial transformador de la escuela. Sin embargo, resulta cuando menos ingenuo pretender que con políticas de desmantelamiento de los servicios públicos, que nos llevan a escenarios de mera supervivencia, se pueden poner en práctica planes que supondrían un estado de cosas radicalmente diferente. En ese sentido la nefasta LOMCE es más coherente porque parte de la necesidad de dar marcha atrás en muchos de los logros hasta ahora conseguidos. ¿Quieren ustedes unas prácticas docentes en consonancia con los retos de esta sociedad del conocimiento (otra boutade, por cierto) de la que hablan? Empiecen por mejorar el acceso a la función docente, diseñando un perfil profesional en consonancia, inviertan en educación lo que hiciera falta para conseguir estos objetivos (¿se acuerdan cuando al comienzo de la crisis se hablaba de que para salir de ella una educación de calidad era una herramienta estratégica?), apuesten decididamente por la enseñanza pública, etc. Y solo entonces planteamientos tan loables y ambiciosos como ProIDEAC serán verdaderamente creíbles y rubricados sin ambages por el conjunto del profesorado. En caso contrario, se habrá perdido otra oportunidad para avanzar hacia una enseñanza de calidad que tanta falta nos hace.

6 comentarios:

  1. Comparto buena parte de tu argumentario. Y cuando digo buena parte me refiero a un alto procentaje. Sin embargo hay muchos matices que la Consejería de Educación ha establecido en esta "revolución metodológica" a la que haces referencia. Llevamos trabajando en ella desde hace tres cursos, no se va a exigir aplicación inmediata, se reconoce que buena parte del profesorado ha ido adaptando su práctica en los últimos cursos y son conscientes de que muchos compañeros vienen usando esta metodología desde hace tiempo. Además, lo que se pide es dedicar unas cuantas horas a formación. ¿quién puede negarse a mejorar su formación para mejorar si cabe los resultados? ¿cómo interpretaría la ciudadanía esta negativa? Creo que muchos compañeros, en perjuicio de una reivindicación justa (o justísima) por la calidad y de la educación pública y de la dignidad docente, están usando esta noble causa para justificar su parálisis metodológica y su propio fracaso como profesional y nos quieren arrastrar a todos los demás con ello, dando una imagen de nuestra profesión que no nos corresponde. Por todo eso, creo que es bueno distinguir entre ambas cosas. Y me alegra comprobar que tú también lo haces. un abrazo.´José Antonio.

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    1. Vengo de una charla en la que nos dan a conocer las programaciones PROIDEAC, antes de expresar mi opinión aclararé que aplico en mis clases una metodología accional a menudo y siempre comunicacional; evalúo tareas en grupo, además del trabajo diario, tareas individuales y pruebas escritas; estudié varios libros de metodología para las oposiciones basados en la metodología accional o Enfoque por Tareas. Y aún así no veo la relación directa de la que habla proideísticos.
      Me considero una persona inteligente, y sin embargo, aún no veo la revolución de PROIDEAC. Me parece BUROCRACIA en mayúsculas. BUROCRACIA necia.
      Desde el principio me perturba la selección de los términos,"rúbrica" tiene según la rae las siguientes acepciones:
      "1. f. Rasgo o conjunto de rasgos de forma determinada, que como parte de la firma pone cada cual después de su nombre o título, y que a veces va sola, esto es, no precedida del nombre o título de la persona que rubrica.
      2. (Porque en los libros antiguos solía escribirse con tinta roja). f. Epígrafe o rótulo.
      3. f. Cada una de las reglas que enseñan la ejecución y práctica de las ceremonias y ritos de la Iglesia católica en los libros litúrgicos.
      4. f. Conjunto de estas reglas.
      5. f. desus. Señal encarnada o roja."
      Así que mi primera pregunta es ¿rúbrica como alusión a epígrafe escrito con tinta roja o rúbrica como reglas de un rito de la Iglesia católica?
      Evidentemente los profesores podríamos hacer así las programaciones, pero mi segunda pregunta es ¿cuando? No es por no cambiarlas y cortar y pegar un poco por aquí, un poco por allá, es porque no me queda claro el cuándo lo hago. Lo digo porque no sé si la directora general de educación o los diseñadores de PROIDEAC se han enterado de que ahora los docentes cerramos a 20 horas lectivas (y no a 18), se ha reorganizado el reparto de lectivas por jefatura de departamento, y además, al recortar el personal del centro, retirar desdobles, reducir grupos etc se ha conseguido también subir las ratios. Así que sí, tenemos más grupos con más alumnos, y por tanto menos tiempo para preparar clases y corregir. También menos tiempo para PROGRAMAR, ya sea por rúbricas, por competencias o contenido. Y si es tan fácil que nos den más modelos, por nivel y por materia. Y ya iremos nosotros retocando lo que podamos. Sí, lo que podamos, no lo que queramos. Porque aunque haya gente que nos acuse de inmovilizas etc, los profesores QUEREMOS enseñar bien, y preparar BIEN a nuestros alumnos.
      Y para ello no necesitamos programas, ni programaciones sino tiempo y reconocimiento.
      Profesora (con 20 horas lectivas)

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    2. De acuerdo totalmente salvo que en Primaria tenemos las 25 horas, ¿programar?, ¿corregir?, ¿preparar materiales?, ... en casa.

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  2. Como siempre esta Consejería nuestra empezando la casa por el tejado y cuando menos dinero tiene (o eso dice) para hacerla. En cuanto al comentario anterior, la ciudadanía no tiene ni idea de lo que se cuece en las aulas ni entre el profesorado en cuestiones tan intestinas como las que se están tratando aquí. Por lo que si esa es la preocupación, puede dormir tranquilo. Estoy un poco cansada de que cada vez que el profesorado se niegue a hacer algo, de manera razonada, se le acuse de parálisis o de que la ciudadanía se le va a venir encima. La ciudadanía está ocupada en cuestiones básicas y de primera necesidad y no en rúbricas y competencias que no entenderían en las notas de sus hijos, salvo que se dediquen a esto, claro está.

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  3. Votaré contra el partido político responsable del ProIdeac.

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  4. Pues alégrense los que no tienen que sufrir en su centro a los ideólogos del Proideac una vez que dejaron el despacho de la Consejería de Educación para incorporarse de nuevo a sus institutos.

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