martes, 22 de septiembre de 2009

Pasión por la música (4) Sinfonía nº 2 de Mahler

Hace doce años, en septiembre de 1997, tuve la primera y más intensa ocasión de participar en un proyecto sinfónico – coral de la mayor magnitud. Se trataba nada más y nada menos que de la Sinfonía nº 2 “Resurrección” de Gustav Mahler. Al frente de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, que ya entonces era y es una de las mejores formaciones de España, y conjuntamente con la Orquesta Sinfónica de Galicia, se encontraba Víctor Pablo Pérez. Por la parte coral el Polifónico de la Universidad de La Laguna y la Coral Reyes Bartlet de Puerto de la Cruz. Entre unos y otros habría casi 300 personas que abarrotaban el escenario colocado al efecto en el Recinto Ferial de Tenerife. Como todo el mundo sabe, esta sinfonía incluye un quinto movimiento sinfónico coral con la intervención además de una soprano solista (en este caso a cargo de la ya por entonces consagrada María Bayo) y de una contraalto (Cornelia Kallisch).
Acababa de llegar a la Reyes Bartlet y tuve la ocasión de besar el cielo. ¡Participar de un proyecto semejante! Aunque no fuera sino la centésima parte de una masa coral suponía una experiencia única. Los ensayos iniciales en la propia coral fueron muy intensos. Aparte de la ya de por si tremendamente exigente partitura, con tesituras vocales extremas, había que perfeccionar al máximo la dicción del alemán. Mi pasión por Mahler, y particularmente por esta Sinfonía, me llevó a acompañar el periodo de ensayos con la lectura de la biografía de Mahler escrita por su discípulo Bruno Walter. Una experiencia irrepetible. Después del vapuleo en los ensayos corales, especialmente intenso para un aficionado recién llegado como era mi caso, pasamos al trabajo directo con Víctor Pablo. Muchos habríamos pagado por tener esta experiencia. En esa ocasión, y en otros proyectos posteriores, Víctor Pablo Pérez, responsable de haber colocado la OST al nivel del que goza actualmente, me pareció un director tremendamente sobrio y al mismo tiempo exigente. Procuraba poner toda mi atención para no perderme ninguna de sus indicaciones, sobre todo en aquellas en las que aportaba su visión musical de la obra. Esa austeridad en los ensayos se transformaba luego en el concierto en un torrente de expresividad y efectismo. Esta obra, monumental en sí misma, se prestaba a ciertos recursos extras, como los de colocar a una sección de metales fuera del escenario para hacer un efecto de eco o por el extraordinario papel de la percusión en algunos momentos fundamentales. Cuando se produjo la fusión de la parte coral e instrumental en los últimos ensayos previos al concierto el cúmulo de sensaciones musicales ya era apabullante. Para un neófito como yo compartir escenario con estos músicos súper profesionales era un auténtico lujo.
El día del concierto el Recinto Ferial estaba abarrotado. Indudablemente se trataba del acontecimiento musical del año en la isla. En esta obra el coro tiene una corta pero intensa intervención en el último movimiento. Mientras tanto y durante más de una hora ha de permanecer sentado asistiendo al desarrollo instrumental de la orquesta. Cuando al final llega su turno empieza con un triple pianísimo cantando el célebre pasaje “Aufersteh’n, ja aufersteh’n wirst du…” Esta es una parte extremadamente delicada. Cualquier salida de tono o de volumen de un coralista, cualquier pérdida de tensión, puede echar abajo todo el trabajo colectivo. Mi sentido de la responsabilidad, un tanto patológica en este caso, me impedía callarme durante este pasaje, cosa que hubiera sido lo más sensato. El desarrollo de este 5º movimiento va en un continuo crescendo y termina justamente al contrario de cómo empieza: con un triple fortísimo en el que se termina echando la bilis. Para un humilde barítono como era mi caso resultaba casi imposible llegar a determinada tesituras, sobre todo en lo graves.
Al final acabé extenuado pero feliz. Fue mi primera experiencia de este tipo, y como un primer amor, jamás se olvida. Desde entonces me auto regalo de vez en cuando alguna audición a oscuras en mi propia casa de la 2ª Sinfonía de Mahler en la que no puedo dejar de evocar aquella sensación de “estar dentro” de la obra.

4 comentarios:

  1. Fui a la Cruz Santa hoy pero ya te habías marchado. Lo de la quedada habrá que dejarlo para la semana próxima o así.
    Acabo de escuchar el quinto movimiento de la sinfonía (impresionante, no la conocía. Mi incultura general es muy amplia... vaya experiencia la tuya. ¡A ver si tengo la suerte de verte actuar alguna vez!

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  2. Profe..soy tu alumna maite. Hace unos minutos que escuche la sinfonia...me parece una sinfonia de lo mas compleja y sobre todo emocionante....creo k es una de las mejores sinfonias que he oido...te recomiendo que escuches la sinfonia nº5..." muerte en venecia" tambien de mahler...a mi personalmente me parece estupendaa...ya me comentaras!!

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  3. A mi también me encanta la Quinta. El Scherzo es uno de los más movimientos más populares de Mahler. Lo que no sabía es que llevara por título "Muerte en Venecia", vaya...

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  4. Pues si.....de hecho yo la conocia mas por "muerte en venecia" que por la Quinta sinfonía...bueno ya hablaremos de esto en clase..

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