Si pudiera hacerse una clasificación de las maldades e iniquidades humanas quizás lo sucedido en el pueblo checo de Lidice el 10 de junio de 1942 ocuparía los primeros puestos. Una vez que no sólo Moravia y Bohemia habían caído bajo la dominación nazi sino, vulnerando los pactos de Münich, el conjunto de Checoeslovaquia, la represión llegó a cotas dramáticas bajo el mandato del “Reichprotektor” Reinhard Heydrich, apodado “el carnicero de Praga”. Un comando de guerrilleros checos, entrenados en el Reino Unido, e introducidos clandestinamente por la RAF atentaron contra Heydrich en una de las vueltas de la carretera de acceso al Castillo de Praga. Heydrich, lugarteniente del todopoderoso Himmler, jefe de las SS, sonaba en algunos círculos incluso como posible sucesor de Hitler al frente del Reich alemán. Su muerte desató la cólera del Führer quien ordenó las más terribles represalias. Los ojos de los dirigentes nazis se fijaron en un pequeño pueblecito cercano a Praga que se había significado por ser el lugar de procedencia de numerosos partisanos. En la fecha fatídica ya señalada tropas alemanas rodearon el poblado de Lídice, cerrando todas las salidas. Toda la población fue acorralada. Fusilaron a los hombres. Numerosas mujeres y niños fueron llevados a campos de concentración donde muchos encontraron la muerte. Algunos de los pequeños, suceptibles de ser “arianizados” fueron llevados a Alemania. En total se calcula en unos 340 muertos que sumadas a la oleada de represión en el conjunto de la región da una cifra de unas 1.300 personas asesinadas. No contento con estos los nazis demolieron por completo el pueblo hasta los cimientos de cada casa y removieron las tumbas del cementerio con el fin de, literalmente, “borrar del mapa” Lidice. En estas fechas los Alemanes estaban todavía convencidos de su victoria final y grabaron y fotografiaron estas escenas como testimonio de la “justicia” nazi. Estas imágenes aún se conservan y pueden verse en http://www.youtube.com/watch?v=O1PTzlxWBpc
En mi ya comentado último viaje a Praga tuve la ocasión de comprar un libro extraordinario. Se trata de “Lidice, the Story of a Czech Village” de Eduard Stehlik (The Lidice Memorial 2004). Este libro es una rigurosa historia del pueblo, de sus habitantes, de su modo de vida anterior a 1942 y de los terribles acontecimientos que allí tuvieron lugar. La profusión de imágenes, documentos, ilustraciones de objetos de la vida cotidiana y testimonios del desastre hacen de esta publicación un material imprescindible como recuerdo y advertencia a las jóvenes generaciones. Merecería, además, una edición en español, tan escasos como estamos de material de este tipo. En la actualidad, donde estaba el antiguo pueblo de Lidice, hay una verde pradera salpicada de árboles que en nada hacen presagiar que allí ocurriera una de las grandes ruindades de la II Guerra Mundial.
En mi ya comentado último viaje a Praga tuve la ocasión de comprar un libro extraordinario. Se trata de “Lidice, the Story of a Czech Village” de Eduard Stehlik (The Lidice Memorial 2004). Este libro es una rigurosa historia del pueblo, de sus habitantes, de su modo de vida anterior a 1942 y de los terribles acontecimientos que allí tuvieron lugar. La profusión de imágenes, documentos, ilustraciones de objetos de la vida cotidiana y testimonios del desastre hacen de esta publicación un material imprescindible como recuerdo y advertencia a las jóvenes generaciones. Merecería, además, una edición en español, tan escasos como estamos de material de este tipo. En la actualidad, donde estaba el antiguo pueblo de Lidice, hay una verde pradera salpicada de árboles que en nada hacen presagiar que allí ocurriera una de las grandes ruindades de la II Guerra Mundial.
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