No sé si fue influencia, en su momento, de Expediente X pero eso de las tesis conspiratorias hay que reconocer que enganchan. Bueno, ahora que recuerdo ya pecaba con catorce años leyendo libros de Erich von Daniken, quien afirmaba, entre otras cosas, que la Tierra había sido visitada por extraterrestres en el pasado. No lo repita usted en su casa. Ya nos avisaba Kant de esa disposición del hombre hacia la metafísica. Con los fastos del 40 aniversario de la llegada del hombre a La Luna me aboné, por ver qué se siente, a las tesis conspiratorias. Mi abuela era de las que nunca se creyó eso de que un cohete con unos astronautas a bordo hubieran dejado su huella en nuestro satélite. De lo único que estaba segura era de que eso salía en la televisión. Mi abuela, sin saberlo, era una tremenda escéptica. Terminé hace unas semanas un libro de José Lesta, Conspiración en la Luna (Aguilar 2007) que repasa el amplio repertorio de leyendas y tesis alucinatorias (nunca mejor dicho) que se han ido sucediendo a lo largo de estos años (muy recomendable como lectura de piscina). Entre otras la de que la Luna, en realidad, sería un satélite artificial anclado en torno a la Tierra por una civilización extraterrestre con no se sabe qué oscuro propósito. Por supuesto repasa todas las hipótesis que desmontarían la proeza norteamericana o la de aquellos que sin negarla sostienen que no se no ha dado toda la información disponible (léase supuestos avistamientos ovni y otras sorpresas inquietantes). Por cierto, si quieren pasar un rato verdaderamente divertido no dejen de ver la película “La gran sorpresa”, una película de 1964 basada en un relato de H.G.Wells sobre una imaginaria visita de un cohete espacial decimonónico y su encuentro con los selenitas. Desternillante (y conspiradora, oiga). Esta movida se ha convertido en una industria que mueve millones. Va desde los que afirman que el difunto Michael Jackson era, en realidad, un extraterrestre; la legión de los que sostienen que Elvis no está muerto, que Jesucristo no murió en la Cruz sino que emigró a Cachemira o que Juanito Valderrama cantaba con un doble. Haga usted su propia lista de conspiraciones y escoja su favorita.
Pues para tesis conspiratoria, la que teníamos en el centro con el plan R.
ResponderEliminarMe alegra mucho haberte visto, a ver si esto sucede con cierta frecuencia. Un besito
¡Vaya, yo buscando ejemplos al final del post y se me pasa ese! Muy aguda. Sabes que pienso lo mismo. Un beso y abrígate mucho.
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