Lo dudo. El pasado curso la coordinación de Filosofía de Canarias propuso volver a incluir a Marx en la programación de 2º de Bachillerato (después de unos 15 años en el dique seco) por aquello de que la crisis internacional suponía una cierta actualización de su discurso. Habría que proporcionar al alumnado herramientas de análisis y confrontación con lo que está pasando. Loables propósitos, sin duda. Pero parece que la primera de las premisas en las que se sustentaba esta idea se ha ido desvaneciendo. Esta enésima crisis cíclica del capitalismo no parece que vaya a ser la definitiva. Después de las primeras voces que anunciaban la quiebra del capitalismo especulativo y financiero parece que los tan esperados “brotes verdes” serán la señal para volver a lo mismo. Lo de la diversificación económica habrá sido sólo una escusa para ganar tiempo y poco más. Al final las ansias de enriquecimiento y la necesidad patológica de consumir del personal se impondrán a cualquier consideración. A poco que nos descuidemos volveremos a ver otro boom del ladrillo por toda España sin que nadie alce la voz para decir que ese modelo productivo nos va a llevar a la ruina (al menos social y medioambiental).
En cualquier caso, pocos pensamos que la vieja teoría marxista sea ninguna panacea. Después de todo un siglo XX de por medio y de los fracasados experimentos políticos de una y otra índole no se puede seguir siendo un ingenuo. Me quedo sobre todo con su potencial de análisis y su capacidad crítica, con su reivindicación del trabajo como lugar en el que el individuo debe alcanzar su plenitud y con su teoría de la alienación. Lo que queda claro es que su extremo opuesto, el ultraliberalismo a lo Milton Friedman, está totalmente desacreditado. Si tuviera que reducir a la mínima expresión el legado marxista diría que, desde estas premisas, la economía está al servicio de las personas. Si tuviera igualmente que plasmar de la manera más simple posible el pensamiento económico de derechas diría lo contrario: las personas están al servicio de la economía. Al final ¿con qué nos quedamos? Para mi la elección está clara.
En cualquier caso, pocos pensamos que la vieja teoría marxista sea ninguna panacea. Después de todo un siglo XX de por medio y de los fracasados experimentos políticos de una y otra índole no se puede seguir siendo un ingenuo. Me quedo sobre todo con su potencial de análisis y su capacidad crítica, con su reivindicación del trabajo como lugar en el que el individuo debe alcanzar su plenitud y con su teoría de la alienación. Lo que queda claro es que su extremo opuesto, el ultraliberalismo a lo Milton Friedman, está totalmente desacreditado. Si tuviera que reducir a la mínima expresión el legado marxista diría que, desde estas premisas, la economía está al servicio de las personas. Si tuviera igualmente que plasmar de la manera más simple posible el pensamiento económico de derechas diría lo contrario: las personas están al servicio de la economía. Al final ¿con qué nos quedamos? Para mi la elección está clara.
Si un extremos se derrumba (el comunismo) su opuesto (el capitalismo) no puede tardar demasiado. La ley de la polaridad siempre se cumple. Si ambos extremos se quedan rígidos y no se unen a mitad de camino (con sus + y sus -) ambos se acaban colapsando y debe surgir un eje diferente, esperemos que más justo, más dúctil. A las pruebas me remito.
ResponderEliminarEl problema: falta de conocimiento, discernimiento e imaginación para crear una nueva forma de administrar el capital o energía de intercambio entre humanos. O sea la estupidez propia del género. Espero haberme expresado correctamente. Un abrazo.
Muy correctamente expresado, sí señor. Otro abrazo internacionalista.
ResponderEliminarEstamos en crisis, eso significa que a esta civilización en fase terminal, con o sin cuidados paliativos, nadie le podrá salvar. Si que hay un camino: vendrá de fuera.
ResponderEliminarUn abrazo
hay quienes opinan que tanto en el capitalismo
ResponderEliminarliberal (Milton Fredman) como en el capitalismo de estado (régimen soviético, etc) la nación está al servicio de la economia...
Jacques de Mahieu y otros autores
piensan que efectivamente habia elementos comunes
entre los dos regimenes que finalmente hicieron la guerra mundial como aliados y contra un
enemigo común, los pueblos europeos, que perdieron la guerra frente una coalición de 80 paises liderados por USA, URSS, Imperio británico e imperio francés...
Evidentemente la economia basada en el trabajo
(III Reich) no podia permitirse que sobreviviera, pues habría puesto en entredicho
a las economias basadas en el oro, la usura o interés... Y habia otras poderosas razones para destruir media Europa...
No creo que el III Reich haya sido modelo de nada, ni desde el punto de vista económico y ya no digamos político.
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