No está todo perdido. El día que “La vida de Bryan” deje de fascinar al alumnado será el momento de dedicarse a otra cosa. Confieso que después de decenas de visionados estoy más pendiente de la cara de los alumnos en cada uno de los gags que de otra cosa. Y es que el humor inteligente es uno de los más elaborados productos de la cultura humana, imprescindible, por ejemplo, para el “buen filosofar”.
He dejado de hacer experimentos con los audios de Les Luthiers porque, quizás, sea pedir demasiado. Había ocasiones en lo que sólo me desternillaba de risa yo, y no era cuestión. A Les Luthiers, si no se es un fan incondicional (como es mi caso), hay que empezar por verlos en directo (ya van quedando menos oportunidades, por cierto). Pero "La vida de Bryan" sigue siendo la piedra de toque. No se puede terminar un bachillerato y ser incapaz de entonar “Always look on the bright side of life”.
Es más, su visionado y comentario debería estar incluido en los objetivos del bachillerato, debería ser materia de estudio e incluirse en el examen de acceso a la Universidad. Mientras tanto se podrían tomar las siguientes medidas:
Los alumnos deberán ingresar en el Frente Juadaico Popular (teniendo mucho cuidado de no hacerlo en el Frente Popular de Judea). La prueba de Latín consistirá en escribir cien veces “Romani ite domun” correctamente. Como ejercicio solidario podría defenderse el derecho de los hombres a tener matriz (aunque eso no sea culpa de los romanos). Cada alumna que se llame “Loreta” tendrá, de entrada, un punto extra en los exámenes (al igual que los narizotas). En la entrada de los centros podrá dejarse una sandalia para evaluar el grado de vocación religiosa del personal (los que sigan la calabaza se les enviará directamente al Seminario). En la prueba de Historia deberán poder recitar de memoria lo que han hecho los romanos por nosotros. En la cafetería del centro se tendrá que ofertar pezones de nutria. Se pondrá en la sala de profesores un busto de Pijus Magníficus y su mujer Incontinentia Suma. En los recreos se practicará la lapidación (con gravilla y sin ella) a los que digan el nombre “Jehova” (excepto a las chicas). Todos los años se celebrará el día de los ex-leprosos, entre otras medidas.
¿Qué sería de nosotros sin Bryan?
He dejado de hacer experimentos con los audios de Les Luthiers porque, quizás, sea pedir demasiado. Había ocasiones en lo que sólo me desternillaba de risa yo, y no era cuestión. A Les Luthiers, si no se es un fan incondicional (como es mi caso), hay que empezar por verlos en directo (ya van quedando menos oportunidades, por cierto). Pero "La vida de Bryan" sigue siendo la piedra de toque. No se puede terminar un bachillerato y ser incapaz de entonar “Always look on the bright side of life”.
Es más, su visionado y comentario debería estar incluido en los objetivos del bachillerato, debería ser materia de estudio e incluirse en el examen de acceso a la Universidad. Mientras tanto se podrían tomar las siguientes medidas:
Los alumnos deberán ingresar en el Frente Juadaico Popular (teniendo mucho cuidado de no hacerlo en el Frente Popular de Judea). La prueba de Latín consistirá en escribir cien veces “Romani ite domun” correctamente. Como ejercicio solidario podría defenderse el derecho de los hombres a tener matriz (aunque eso no sea culpa de los romanos). Cada alumna que se llame “Loreta” tendrá, de entrada, un punto extra en los exámenes (al igual que los narizotas). En la entrada de los centros podrá dejarse una sandalia para evaluar el grado de vocación religiosa del personal (los que sigan la calabaza se les enviará directamente al Seminario). En la prueba de Historia deberán poder recitar de memoria lo que han hecho los romanos por nosotros. En la cafetería del centro se tendrá que ofertar pezones de nutria. Se pondrá en la sala de profesores un busto de Pijus Magníficus y su mujer Incontinentia Suma. En los recreos se practicará la lapidación (con gravilla y sin ella) a los que digan el nombre “Jehova” (excepto a las chicas). Todos los años se celebrará el día de los ex-leprosos, entre otras medidas.
¿Qué sería de nosotros sin Bryan?
¡Qué bello es observar los rostros inocentes de las criaturitas! Por belcebú que miedo me dan. ¿Será que ya no estoy "pa esos trotes"? Me gusta que ese ánimo no decaiga. Un abrazo jocoso.
ResponderEliminarBueno, como siempre...
ResponderEliminarHace tiempo que no veo la peli, tendré que darle un repaso... y también a alguno de los Dvd... Mastroppiero que nunca sería una buena idea ¿no?
Besos y organícenseme por favor Fernando y tú para una quedada, que tengo ganas de verlos.
Ay Damián... ¡Qué hubiese de nuestro 2º Bach sin esa musicalización! ¡Si hasta la silbamos en la orla! jajajaja... Pero nosotros no la vimos, queda pendiente en mi lista. Vimos una actuación de los Monty Python. Fue muy divertido.
ResponderEliminarCreo que entre todos podríamos fundar "La Iglesia de Bryan y la sandalia". Por algo se empieza.
ResponderEliminarUn saludo!
ResponderEliminarTengo que reconocer que no soy amante del cine,tengo otras aficiones, pero de las películas que he visto como ésta ninguna. Para mí ha marcado un antes y un después.
Francisco Curbelo
Ya la vi. La verdad, me encantó. Es muy graciosa, y la filosofía de Brian es muy buena, lástima que no le hicieran caso. Cuando quieras inauguramos la iglesia, aunque yo prefiero la calabaza. Yo abriré mi cede de este lado del océano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alondra: te nombro vicaria general de la Iglesia de Bryan (sección calabaza) para todas las Américas. Firmado: el gurú universal para calabazas y sandalias (sección oficial)
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