Acabo de leer un libro curioso y sorprendente. Se trata de 'Los libros del Gran Dictador' de Timothy W. Ryback (Destino 2010). Intentar profundizar en la mente de Adolf Hitler, del sociópata por excelencia, de la personificación del mal, ha sido una constante en la literatura del género. Este no deja de ser una contribución más. La novedad es que el autor lo hace a partir de la colección de libros raros de la Biblioteca del Congreso de los EE.UU en la que se encuentra una parte importante de la que fuera la biblioteca personal del dictador. No sólo los libros en sí, sino las ausencias, los comentarios y subrayados dejados por Hitler trazan un itinerario muy revelador. En primer lugar pone de manifiesto lo que fuera un secreto a voces en su época: la pobreza intelectual del personaje. El nacionalsocialismo no fue un invento de Hitler. Su ideología antisemita y totalitaria ya venía conformándose desde hacía tiempo. Hitler se mostró como el líder carismático y providencial que el movimiento necesitaba. Aparte de eso aportó poco más. Hay una parte importante dedicada a cómo se gestó el bodrio del Mein Kampf (el libro que todos debían tener y que practicamente nadie leía). Abundan en su biblioteca, como era de esperar, material antisemita, libros sobre la mitología nórdica y muchas obras dedicadas de autores que querían agradar al líder. Hitler no leía para informarse, leía para reafirmarse. Esta puede ser la tónica general de la indigencia intelectual. Uno de los capítulos más interesantes, sobre todo para un profesor de Filosofía, es el que el autor le dedica a los devaneos de Hitler con algunos de los filósofos alemanes más representativos. Una fotografía inquietante muestra a Hitler contemplando fijamente el busto de Nietzsche en Weimar a principios de los años 30. Allí fue recibida por Elizabeth Nietzsche, la singular y antisemita hermana del filósofo, que además le regaló a Hitler el bastón del autor de 'Así Habló Zarathustra'. La supuesta ligazon entre Nietzsche y el nazismo ha hecho correr ríos de tinta. Ya sabemos, sin embargo, que los nazis hicieron una torticera interpretación de la filosofía nietzschena, algo parecido a lo que la Inquisición pudo hacer con el supuesto mensaje de Jesucristo (perdón por el símil). Se sabe que Hitler poseía una primera edición de las obras completas de Nietzsche (ocho tomos publicados entre 1903 y 1909). Curiosamente Hitler decía estar más inspirado por Schopenhauer que por Nietzsche, a quien consideraba más literato que filósofo. Ahora bien, respecto a lo que hay serias dudas es sobre que Hitler leyera a Nietzsche y a Schopenhauer y menos que entendiera algo. Más allá de los concebidos latiguillos o de alguna que otra cita de manual, Ryback no encuentra ninguna prueba de ello. Un libro a tener en cuenta.
¡Que interesante! Una pena que me sienta tan mayor y que no me sorprenda que la humanidad se deja arrastrar por hombres indignos, representantes del triste inconsciente colectivo de su mas o menos numeroso clan. No conozco ningún genio a la cabeza de un país. ¿Por qué será? Ojalá esté equivocada. Un abrazo.
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