La cumbre de Copenhague ha devenido en abismo. Aunque pocos tenían grandes esperanzas de que de este macro evento fuera a salir algo serio el resultado final ha producido una indignación generalizada. Quizás, aprendiendo de Kioto, han optado por no crear espectativas que no se iban a cumplir. Quién sabe. Pero lo cierto es que casi con toda probabilidad la humanidad ha perdido el último de los trenes hacia alguna parte. Frente al crecimiento del PIB, las tasas de consumo, las balanzas comerciales, etc, el control de las emisiones no deja de ser un engorroso inconveniente. No voy a dedicarle mucho espacio a la “crónica de una muerte anunciada”. Sólo voy a atreverme a recomendarles un libro a nuestros dirigentes mundiales, aunque sabemos que las múltiples formas de depredación del planeta les debe tener muy ocupados. Se trata de “Colapso” de Jared Diamond (Mondadori 2006). En este libro el autor expone el caso de pueblos y civilizaciones que han desaparecido en el pasado debido a la destrucción de su medio natural (los mayas, indios anasazi o la Groenlandia noruega, entre otros casos). La cuestión es que ahora nos enfrentamos a un colapso a escala planetaria. Pero no parece que esto preocupe seriamente al personal. Solamente Hollywood parece sacar partido de esto a base de películas de carácter catastrófico. Así que el tan mentado cambio climático está pasando a engrosar la ya abultada lista de fenómenos pertenecientes al orden de la realidad virtual.
La revolución verde pendiente no vendrá (si es que tal cosa llegara a producirse algún día) del entramado político-empresarial. Vendrá de una ciudadanía que tendrá que empezar a renunciar a ciertas cosas para ganar otras. Por mi parte, si esto vale de pequeña aportación, no compro en ciertas tiendas de manofacturas orientales cuyos países se pasan por el arco de triunfo cualquier criterio de calidad ambiental y laboral. En realidad, lo verdaderamente efectivo sería que reduciésemos nuestro consumo a lo justo y necesario. Pasar de vivir para consumir a consumir para vivir. Tan sencillo (y tan complicado) como esto. Tal medida provocaría un colapso económico, evidentemente, puesto que nuestro modelo civilizatorio está basado en la hiper producción y el hiper consumo, pero sería la única acción efectiva que a la larga reduciría los efectos del cambio climático. ¿O no?
La revolución verde pendiente no vendrá (si es que tal cosa llegara a producirse algún día) del entramado político-empresarial. Vendrá de una ciudadanía que tendrá que empezar a renunciar a ciertas cosas para ganar otras. Por mi parte, si esto vale de pequeña aportación, no compro en ciertas tiendas de manofacturas orientales cuyos países se pasan por el arco de triunfo cualquier criterio de calidad ambiental y laboral. En realidad, lo verdaderamente efectivo sería que reduciésemos nuestro consumo a lo justo y necesario. Pasar de vivir para consumir a consumir para vivir. Tan sencillo (y tan complicado) como esto. Tal medida provocaría un colapso económico, evidentemente, puesto que nuestro modelo civilizatorio está basado en la hiper producción y el hiper consumo, pero sería la única acción efectiva que a la larga reduciría los efectos del cambio climático. ¿O no?
Es precisamente lo que me paso el dia diciendo y haciendo en la medida de lo posible. Predico con el ejemplo y me toman por rácana. He llegado a la conclusión que lo más triste no es que se hunda la civilización, si nos ponemos en el lugar de la verdadera VIDA, es que la civilización está tan maleada que a lo mejor es la propia vida quien la repudia, por idiota, por vaga, por incompetente. Si caen justos por pecadores, dará igual, quizás seamos menos que hormigas o cucarachas que han sabido sobrevivir durante milenios. Un saludo.
ResponderEliminarLa verdad es que estoy muy preocupada por este tema. Yo soy de la misma opinión.
ResponderEliminarPero lo que más me duele es que son muy pocos los que creen esto, otros lo piensan y hablan sobre ello, no pueden decir que desconocen la situación en la que estamos, pero no actúan. Vas por la calle y ves a las personas comportarse como si no ocurriese nada, (no es que quisiera verlos a todos como si fuese el apocalipsis, consumen y consumen productos que destrozan el planeta, tanto su producción como su consumo. Ver a alguien tomar el coche para ir al Supermenrcado que les que a dos esquinas, es frustrante.