Escribo desde la más profunda satisfacción por el final feliz de la huelga de hambre que iniciara Aminatu Haidar hace casi un mes. Francamente no me interesan los cambalaches de los gobiernos. Supongo que Marruecos no habrá accedido gratis, que aquel ministro habrá acordado no sé qué declaración conjunta con aquel otro o que los tomates marroquíes tendrán ahora mejores oportunidades de colocarse en los mercados europeos. La lección de dignidad, valentía y coraje moral que acaba de dar Aminatu Haidar no tiene precio. Lo que acaba de suceder ha tenido también una consecuencia paralela muy interesante: nos ha puesto el termómetro de la calidad moral de nuestra sociedad. Y cómo siempre el resultado es ambivalente. Es cierto que aún disponemos de importantes reservas de dignidad moral en algunos sectores de nuestra sociedad pero también es verdad que cualquier avatar que le ocurra a algún astro del fútbol moviliza incomparablemente más recursos humanos. Para algunos Aminatu y la causa saharaui habrán pasado de un limbo difuso a un primer plano. Y eso ya es mucho. Para otros no ha sido sino una molestia protagonizada por una mujer árabe con pañuelo, de gesto adusto y pobre pronunciación española, que sufre de una incomprensible pataleta. Con estos poco hay que hacer, únicamente desearles que sean felices con las victorias de su equipo de fútbol y que consuman todo lo que sus tarjetas de crédito les permita, para solaz de la economía china.
Como punto y seguido de la lucha de Aminetu Haidar por la dignidad y la libertad les dejo con este enlace en el que podrán acercarse un poco más a lo que esta mujer representa.
http://vimeo.com/7894916
Como punto y seguido de la lucha de Aminetu Haidar por la dignidad y la libertad les dejo con este enlace en el que podrán acercarse un poco más a lo que esta mujer representa.
http://vimeo.com/7894916
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