Por fin lo conseguí. Llevaba tiempo detrás de un buen libraco sobre Lawrence Alma-Tadema (1836-1912). Siempre que visitaba las tiendas de algún que otro museo procuraba fijarme en algún material sobre este pintor victoriano. Pero nada. Al final, terminé encontrando una magnífica edición de Phaidon (R.J.Barrow, 2008) en una pequeña librería cercana a mi casa. Quizás fuera el libro el que viniera a mí. Alma-Tadema era un pintor enamorado de la Antigüedad Clásica. Fue un gran erudito de este periodo y su obra es una gran recreación de la misma. Ya a finales del siglo XIX, con el surgimiento de las vanguardias artísticas, este tipo de pintura se consideraba como academicista y decadente. Y quizás lo fuera. Parece que, junto a los pre-rafaelistas (otras de mis pasiones), empieza un nuevo interés por este tipo de pintura. Ciertamente, la intención de Alma-Tadema no era conseguir una reproducción fiel de los episodios históricos que fueron objeto de su interés, si no, más bien, una visión idealizada e incluso afectada (muy del gusto de la época). Sus cuadros parecen en ocasiones decorados de una película de Cecil B. de Mille. A mi me ayudan a soñar. A pesar de sus muchos detractores siempre que algún editor quería ilustrar algún volumen de Historia Antigua no dudaba en recurrir a alguna ilustración de este pintor. Además, es un pintor muy recomendable para los calores del verano. Y si no, prueben.
No hay comentarios:
Publicar un comentario